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'Ellas en la ciudad', la lucha de una generación relegada de mujeres: "Transformaron y dieron vida a los barrios"

Algunas de las mujeres participantes en 'Ellas en la ciudad'

Las llevamos viendo toda la vida, desde que llegaron bien jovencitas y recién casadas a todos esos nuevos barrios que expandieron los límites de nuestras ciudades durante los años sesenta y setenta del siglo pasado. Donde antaño literalmente todo era campo, se construían incontables torres de hormigón que alojaban verticalmente a decenas de miles de familias. Distritos periféricos fruto del desarrollismo, el éxodo masivo de los pueblos a las urbes, pensados para alojar a mano de obra barata y, claro, masculina. Barriadas pensadas para ellos, que les dieron la espalda a ellas, relegadas y aisladas por el propio urbanismo. Estaban ahí, pero no las veíamos.

La Oliva, Polígono Sur, Rochelambert-Amate, Polígono San Pablo, Parque Alcosa, San Diego o Pino Montano en Sevilla. Vallecas, Carabanchel, Tetuán, Orcasitas, Villaverde o San Blas en Madrid. Otxarkoaga en Bilbao. La Mina, Campo de la Bota, el Carmel, Nou Barris, Horta o Sant Martí en Barcelona. Cada cual con sus peculiaridades diferenciales, pero principalmente con elementos comunes que atañen a lo público: falta de servicios, deficiencias en el transporte, ausencia de colegios y centros de salud. Y un gran denominador común: los hombres a trabajar y las mujeres en casa, dedicadas por decreto a la crianza y los cuidados.

Esas mujeres, ahora abuelas más de medio siglo después, son precisamente las protagonistas de Ellas en la ciudad, el nuevo documental dirigido por la Doctora arquitecta y urbanista Reyes Gallegos, que se estrena este jueves 22 de mayo en Movistar Plus+, y que es en esencia un homenaje a la lucha invisibilizada de todas ellas, para rescatarla y sumarla a la memoria de nuestras ciudades. Porque las calles por las que transitamos a día de hoy no serían las mismas sin su lucha vecinal, que consiguió a través del empuje colectivo hacer habitables unos suburbios de extrarradio en cierta manera expatriados del lugar al que supuestamente pertenecían.

"Esta es una historia de nuestras ciudades que no se ha contado, una mirada con perspectiva de género a los cincuenta años de crecimiento y transformación de nuestras ciudades visto desde una generación de mujeres que ha estado invisibilizada o tapada", resume a infoLibre la directora, debutante en el mundo audiovisual, pero con una dilatada trayectoria como urbanista y arquitecta: "Estas mujeres procedían del campo, de casas de vecinos o de barrios de infraviviendas. Son una generación que pobló los barrios con la ilusión de la ciudad del futuro que se vendía en los nuevos bloques de hormigón, pero se encontraron completamente aisladas en ese nuevo paisaje bastante hostil para ellas".

Porque, según relata, desde la propia planificación de los barrios ya "se les había dado completamente la espalda, no se había pensado en ellas ni en la vida que iban a llevar allí". "Veníamos de un país que había relegado a la mujer a un papel que la rechazaba en todo lo que tenía que ver con estudios, tomas de decisiones... Cuando estos barrios empiezan a crecer, ya supuestamente estamos en la transición y el inicio de la democracia, pero no fue igual para todos. Muchas de estas mujeres habían luchado por esa nueva España, pero finalmente esa democracia y esa libertad no llegó igual para todo el mundo: si eras mujer y vivías en un barrio de la periferia no lograbas tener ese papel", argumenta.

Recuerda, asimismo, detalles en absoluto baladí y que dan el contexto necesario, como que en aquellos años "estaba mal visto que siguieras trabajando si te casabas y tenías hijos". Además, continúa, el "urbanismo no te daba lugar a eso, porque si no tenías transporte público no te daba tiempo a atender a tus hijos y llegar a un trabajo que estaba lejos", en un momento en el que, para terminar de consumar la diferenciación, no era habitual que las mujeres condujeran ni, mucho menos aún, tuvieran carnet para ello. Fue precisamente así, al verse arrinconadas y solas en barriadas inacabadas, subiendo a quintos sin ascensor con el carrito de la compra y sus varios hijos, cuando empezaron a mirar alrededor para comprobar que, efectivamente, en realidad no estaban solas.

Desde la soledad y el aislamiento fueran capaces de generar vínculos y empezaron a organizarse entre ellas para así, juntas, transformar y dar vida a esos barrios

"Yo hablo de unos barrios concretos de Sevilla, pero podemos extrapolarlo a cualquier barrio de la periferia de cualquier ciudad de España e incluso otras europeas", apunta Gallegos, a quien le "sorprendió descubrir que a pesar de haber sido apartadas durante la infancia de los estudios, y más adelante del trabajo asalariado, llegaran a esta ciudad tan hostil y desde la soledad y el aislamiento fueran capaces de generar esos vínculos, esas redes, cuando empezaron a organizarse entre ellas para así, juntas, transformar y dar vida a esos barrios mientras, al mismo tiempo, se transformaban ellas mismas". "Porque ellas son las primeras que también han hecho un viaje de transformación bastante importante para intentar tener las vidas que querían tener", apostilla.

Ellas fueron, en definitiva, las que criaron y cuidaron a toda una generación, y lucharon por conseguir mejores servicios y condiciones para sus barrios, "ya que las ciudades se habían planificado para que los hombres llegaran rápido a la fábrica en coche", remarca Gallegos. "No solamente han sostenido a sus familias, sino que también han transformado todo el hábitat. Son las que han provocado que estos barrios todavía tengan vida a día de hoy", destaca, continuando: "Todas me dicen 'éramos nosotras las que nos dábamos cuenta', porque claro, eran ellas las que tenían las necesidades en el día a día. Ellas son las que, mientras ellos estaban en la fábrica todo el día, han cortado carreteras, han ocupado organismos, han reivindicado colegios para sus hijos...".

Tendemos hacia el individualismo, y el uso de la calle en estos barrios está empezando a perderse

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Este documental es un homenaje a esas mujeres, pero también una pregunta a futuro: ¿Hacia dónde vamos? Porque ellas trasladaron las redes de los pueblos a los bloques de viviendas, aunque para nada invitaran a ello, pero ahora mismo, alerta la urbanista, "estamos en una dinámica completamente contraria, también causada, por supuesto, por un interés especulativo", en un momento en el que "tendemos hacia el individualismo, y el uso de la calle en estos barrios está empezando a perderse" por las exigencias laborales que obligan a pasar mucho tiempo fuera de casa y porque hay toda una nueva generación de niñas y niños que "usan menos la calle y usan más los aparatos electrónicos".

Y prosigue Gallegos: "Estamos perdiendo ese sentido de comunidad y de lo colectivo, y eso al final nos puede pasar factura. Realmente a mí me ha costado mucho como arquitecta cambiar el formato y pasar al audiovisual, pero creo que era necesario que los arquitectos y urbanistas, que a lo mejor esto lo tenemos como más interiorizado, manifestemos lo importante que es el poder de la ciudadanía. Yo he presenciado en reuniones el miedo que se le tiene a que de pronto un grupo de vecinos o un movimiento ciudadano esté en contra de algo. Tiene mucho más poder de lo que la gente se cree. Por eso, creo que es bastante importante que, con todo el problema de la vivienda, la gentrificación y el turismo, nos empecemos a organizar. También con situaciones que hemos vivido como la pandemia o el reciente apagón. Ahí se ve lo importante que es el sostenimiento de la vida, de lo micro, de lo cercano".

Ante tanta hostilidad, tanto asfalto y tanto hormigón, de repente aparecían ellas con sus vestidos de flores, sus carritos, sus macetas... inevitablemente el foco de mi cámara se iba hacia ellas

Y puede que no haya nada más micro o más cercano, a la par que pequeñito y rutinario que acudir al mercado tirando del carrito de la compra, algo que estas y otras tantísimas mujeres llevan haciendo toda la vida, y lo seguirán haciendo hasta que ya no les queden más días. "De las cosas más bonitas que me están pasando es que muchos amigos que han visto el documental y viven en estos barrios me dicen 'ahora las veo por todas partes'. Pero no las ven ahora, han estado siempre ahí", señala Gallegos con orgullo, confesando que ella las descubrió "como si fueran luciérnagas, como seres de luz" de esos barrios a los que ella iba por su trabajo como urbanista. "Ante tanta hostilidad, tanto asfalto y tanto hormigón, de repente aparecían ellas con sus vestidos de flores, sus carritos, sus macetas... inevitablemente el foco de mi cámara se iba hacia ellas", termina.

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