Moralidades
En olor de multitudes - Luis Felipe Comendador
Prólogo de Jaio de la Puerta Rueda - Cubierta e ilustraciones interiores de Luis Felipe Comendador
A Fortiori Editorial (Bilbao, 2025)
Con la entrega No estar complica el irse, compilación de las últimas composiciones del poeta, artista plástico y editor Luis Felipe Comendador (Béjar, Salamanca, 1957), reconocida con el IV Premio Nacional de Poesía Ciudad de Lucena Lara Cantizani, el autor bejarano culmina, desde su vocación de soledad, el dominio propio al que pertenece un patrimonio literario de más de tres décadas. La saga creativa abarca aforismos, artículos de prensa, quehacer narrativo y un intenso recorrido poético que ha conseguido abundantes premios. La escritura ratifica de continuo una mirada crítica e inconformista, claro compromiso ético y una reflexión existencial autobiográfica, tocada por la ironía, el humor y el sarcasmo, como perspectivas distanciadoras de las incontinentes versiones del protagonista eventual. Argumentar es siempre atravesar un oscuro túnel de visibilidad reducida.
De la vorágine de secuencias cotidianas y de los pasos de cebra entre aceras biográficas y poso cultural se nutre el volumen En olor de multitudes, un muestrario de aforismos ilustrados por Luis Felice Comendador. El volumen tiene como pórtico la mirada luminosa de la editora Jaio de la Puerta Rueda. Desde un cercano conocimiento, el prólogo ratifica las cualidades plásticas de las ilustraciones y su poder para resignificar la carga emocional de los textos, la intencionalidad crítica y el carácter simbólico. Con una estética vanguardista, que mana del arte urbano, la iconografía pop y la variopinta estética grafitera, la sensibilidad del autor construye un estimulante universo de registros temáticos. En el imaginario de las ilustraciones se reitera la representación paródica del cuerpo, enfocada con una química personal del desnudo que causa turbación y cercanía.
Como escribe con acierto Jaio de la Puerta: "El trazo decidido de Luis Felipe, su estética directa, sus figuras simples que no parecen planificadas sino surgidas de la emoción, no son retratos. Son ideas corporizadas, convirtiendo el cuerpo en vehículo narrativo".
La dicción concisa se nutre más de la poda que de la descripción o el enunciado. De ahí que, en la línea de flotación de cada enunciado, las palabras busquen una sedimentación urgente, capaz de clarificar los ángulos de visión elegidos. Quien toma la palabra valora mucho más la experiencia de vida que el fardo cultural de la universidad, casi siempre adulterado por la jerarquía de valores impuestos y el anquilosamiento de la libertad subjetiva. El autor se ve a sí mismo como un náufrago del mar social, sometido a las mareas de lo contingente.
Las peculiaridades del minimalismo de Comendador se inscriben de lleno en la categoría del aforismo filosófico. Indagan conductas y moralidades del paisaje social. El epitelio poético se diluye para cobijar reflexiones que pertenecen más al ideario social que al sustrato germinal del lenguaje. Por eso abundan los textos con un claro contenido político: "El liderazgo consiste en conseguir que lo que tú quieres lo hagan los demás pensando que lo hacen porque ellos quieren", "La política jamás busca la verdad, solo juega a enmascararla para conseguir sus fines".
Pero el aforismo busca de continuo la inmersión, para que afloren a la superficie otras preocupaciones. La escritura es sobre todo una toma de conciencia del yo consigo. De esa mirada en el espejo nacen reflexiones de sugerente carga existencial: "Cada día soy mentalmente más físico, económicamente más débil, civilmente más vulnerable y sexualmente más desiderativo".
El aforismo se caracteriza por su condición temporal, por localizar su espacio de certezas en una dimensión etérea en la que andan a trasmano las verdades objetivas. Quien deja aflorar su ideario no trata de convencer sino de asomarse a pensamientos y emociones con los que mantiene una relación inestable. Las ideas recorren tramos azarosos que se contradicen a sí mismo: "El hombre se funda en pensamiento, existencia y voluntad… ¿Qué somos cuando nadamos a la vez en el instinto, la desaparición y el azar?"
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En olor de multitudes propone una lectura a doble página entre escritura e imagen; pero no son actos complementarios sino autónomos. Sugieren dos itinerarios en paralelo que no tienen puntos comunes, por más que ambos recorridos conecten en la mirada crítica de sus enunciados o en la elección de sus propuestas reflexivas. El aforismo desazona y la imagen también; el primero porque presenta a menudo los andenes fallidos de la esperanza o la demolición de posibilidades de luz y claridad: "buscamos seguridad en el grupo, pero el grupo nos devuelve temores, cuando no terribles realidades"; la obra gráfica porque busca ángulos expresivos feístas en la mirada, en los gestos, en la continua presencia del sexo.
Quien escribe y pinta busca la áspera sinceridad del solitario, de un habitual del desconcierto que no entiende las claves de la existencia porque traspapeló sus códigos. No recuerda las contraseñas y termina aceptando su impotencia: "La vida es una música y yo no sé solfeo".
* José Luis Morante es poeta, aforista y crítico y autor del libro 'Viajeros sedentarios' (La Garúa, 2025).