Liebre por gato

Percepción

El escritor Juan Romagnoli.

Juan Romagnoli

La sección de microrrelatos inéditos Liebre por gato está coordinada por Gemma Pellicer y Fernando Valls. En esta nueva entrega recoge tres textos del escritor argentino Juan Romagnoli.

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  Percepción

La vi venir por la vereda, con sus movimientos danzantes. La brisa se demoraba en su cabello negro y ondeado, y jugaba en su pollera breve. Sin distinguir aún los detalles, intuía una sonrisa dulce en su rostro. Era una luna transitando el cielo limpio de la tarde. Se fue acercando. Yo no lograba moverme ni dejaba de observar su figura armoniosa. Sus caderas flotaban sobre las piernas de piel morena, sus pies se deslizaban sobre las baldosas sonrojadas. No sé si me había visto, sólo sé que avanzaba hacia mí y que me enamoraría del todo antes de llegar. Se la veía alegre, portadora de la primavera original. A mi derecha había un jardín; pensé en tomar una rosa para obsequiársela, pero no me resolví a tiempo. Ya estaba a pocos metros y su movimiento errático y leve la trajo casi hasta mi nariz. Alcancé a ver en sus alas la línea y el círculo oscuros que delimitaban zonas amarillas, naranjas y azul cobalto. Me esquivó en un giro rápido y natural. Ingresó al jardín y se perdió entre las flores.

  Desencuentro

  a Caro Fernández

La encontré en la playa solitaria, entre las rocas, varada en la arena y a pocos metros del agua. Sus ojos eran hermosos, sus pechos también, apenas los pezones tapados por la larga cabellera rubia. Boqueaba. Me acerqué y se aferró a mis piernas con mirada suplicante. Por medio de gestos me pidió que le tirara agua en su cola escamosa. Recordé leyendas en las que, echándoles agua de mar en esa parte, se completa su forma humana. Arrebatadamente enamorado, me apresuré a hacerlo. Me indicó que la mojara entera y accedí sin titubear, interpretando su apuro. Luego me soltó, terminó de convertirse en un gran pez, y se zambulló en el mar.

 

Casita de muñecas

La niña juega sola en su cuarto. Ubica una pareja de muñecos en los pequeños sillones de su casita de madera. Tararea una canción alegre. Acomoda el vestidito de ella y la ropa diminuta de él.

Momentos después, deja de cantar y simula una irrupción por la puerta principal de la casita: Dos soldados de su hermano menor, muñecos articulados, desparraman los muebles de juguete. La niña los maneja con brusquedad, mientras susurra órdenes. Con sus manos coloca capuchas ínfimas, que cosiera su abuela, en las cabezas de su pareja de muñecos, y los hace salir a todos por la misma puerta.

La madre llama a cenar. La niña devuelve a su lugar los juguetes del hermano menor y acomoda la casita de madera. Sin demora, se asea las manos en el lavabo y desciende las escaleras. No sea cosa que haga enojar a su padre.

*Juan Romagnoli nació en Argentina, en 1962. Se crió en Mendoza y reside en Buenos Aires. Entre sus libros de microrrelatos se cuentan Juan RomagnoliUniversos ínfimos (Tres Fronteras ediciones, Murcia, 2009), reeditado por Macedonia (Buenos Aires, 2011), editorial en la que también han aparecido #ElSueñodelaMariposa (2013); Narrar es humano ( 2015) y Caracolas (2017).

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