Pasiones juveniles... por el teatro

Si los jóvenes de hoy no van al teatro, ¿qué será de la cultura el día del mañana? Y si los jóvenes no hacen teatro… ¿habrá siquiera algo que ir a ver cuando se hagan mayores? Aunque parezca de Perogrullo, son muy pocos los proyectos que se ocupan de dar respuesta a estas preguntas, entre lo absurdo y lo inquietante. El de Teatro Joven lo hace, y además con una clara filosofía: para aprender, hay que hacer. Actuar. Con esas premisas en mente, la Asociación Jóvenes al Teatro, que lleva 15 años acercando el complejo y rico mundo de la cultura al complejo y rico mundo adolescente, ha preparado –en colaboración con el Centro Conde Duque- un programa de actividades, talleres y representaciones escénicas que se ofrece a los institutos de la Comunidad de Madrid.

Los protagonistas, lo mismo que los espectadores, son chavales en formación, agrupados en la Joven Compañía. Mientras que estos chicos tienen una edad entre 17 y 22 años, su público oscilará entre los 12 y los 18. Para ellos ofrecen funciones matinales, que tendrán réplica en la tarde abiertas a todos los espectadores. En esta su primera temporada sobre las tablas, tienen preparadas tres funciones: Fuenteovejuna, de Lope de Vega; Invasión, de Guillem Clua; y Superhéroes, de José Manuel Mora. Además, realizarán una lectura dramatizada de Plastilina, de Marta Buchaca. (Fechas aquí). Porque, como señaló en la presentación del proyecto Pablo Berastegui, director del Conde Duque, “nos interesa mostrar todo el proceso, además de que también queremos crear nuevos textos, no solo dramaturgias”.

Apadrinados por los actores Ariadna Gil, Teresa Lozano y el también director, figurinista y escenógrafo Gerardo Vera, los chavales se arrancan esta semana con un texto clásico, Fuenteovejuna, recortado a una hora y enfocado en los temas intemporales y universales que trata, como la injusticia o la colectividad frente al individualismo. “Hemos intentado escuchar lo que ellos proponían”, explicó David Peralto, el director artístico de la compañía, que incidió en la idea de que, para formarse en teatro, hay que hacer teatro. “Porque es un lenguaje que se aprende hablando”. Las otras dos funciones, Invasión y Superhéroes, son piezas contemporáneas concebidas expresamente para ser representadas por la Joven Compañía, que abordan cuestiones de calado para los adolescentes. 

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“Hay un potencial que puede crecer muchísimo. Ojalá en diez años estemos hablando de algo importantísimo”, comentó Ariadna Gil, una reflexión a la que dio continuación Berástegui, que aseguró que el objetivo “a medio plazo” consiste en crear una red internacional, con intercambios, una aspiración que, por lo pronto, se va a materializar con la Joven Compañía de Parla. Como en el rebelde y valiente pueblo de Lope de Vega, quieren “dar valor a lo colectivo frente a lo individual”. “Esto es algo que no depende de los gobiernos, de los cuales no se puede esperar absolutamente nada”, agregó Gil. “Ojalá yo hubiera encontrado algo así cuando era joven, un lugar donde desarrollarse, crecer, aprender y comunicar una historia para que la entiendan los demás. Ojalá dure mucho”.

Quien sí ha apoyado el proyecto es un mecenas privado, el diseñador Eduardo Rivera, que ha cedido un local para que la compañía lo utilice como sede. “Hay un cambio de era en ese sentido”, señaló Peralto. “El futuro de la cultura tiene que pasar por los patrocinios”. Para financiarse, además de contar con una subvención del Inaem para uno de los espectáculos, cobrarán las entradas e irán a taquilla con el Conde Duque. Eso sí, a un precio “razonable”: 6 euros para las funciones matinales, las de los institutos, y 8 las vespertinas.

Los centros educativos, por su parte, han reaccionado “extraordinariamente” ante la propuesta, según aseguraron los responsables. “La desafección de los jóvenes por la cultura tiene algo en común con el fracaso escolar: la baja autoestima del alumno, y este tipo de programas inciden ahí. Los chicos terminan viendo a otros chicos con pasión por un proyecto, y terminan aprendiendo a perseguir esa pasión", concluyó José Luis Arellano, director escénico, a lo que Gerardo Vera remachó que, en muchos casos, la falta de interés por la cultura de los jóvenes es en muchos casos aprendida de los padres: “Lamentablemente, España es una sociedad culturalmente muy poco inquieta”.

Si los jóvenes de hoy no van al teatro, ¿qué será de la cultura el día del mañana? Y si los jóvenes no hacen teatro… ¿habrá siquiera algo que ir a ver cuando se hagan mayores? Aunque parezca de Perogrullo, son muy pocos los proyectos que se ocupan de dar respuesta a estas preguntas, entre lo absurdo y lo inquietante. El de Teatro Joven lo hace, y además con una clara filosofía: para aprender, hay que hacer. Actuar. Con esas premisas en mente, la Asociación Jóvenes al Teatro, que lleva 15 años acercando el complejo y rico mundo de la cultura al complejo y rico mundo adolescente, ha preparado –en colaboración con el Centro Conde Duque- un programa de actividades, talleres y representaciones escénicas que se ofrece a los institutos de la Comunidad de Madrid.

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