Seguridad Social

Buena parte de Europa y de la OCDE mantienen el IPC como referencia para la subida de las pensiones

Concentración en Bilbao de la plataforma de asociaciones de jubilados, viudas y pensionistas.

La ministra de Empleo, Fátima Báñez, despreció a los grupos políticos que pidieron en el Congreso una subida de las pensiones en función del IPC sólo cuatro días antes de saberse que la inflación se había disparado en enero hasta el 3%, una cota desconocida desde octubre de 2012. “Prefieren perseguir unas décimas y seguir anclados en el IPC”, les criticó durante su comparecencia ante la Comisión del Pacto de Toledo. “El referente de la inflación ya está superado en muchos países de la Unión Europea”.

Defendía así la ministra el índice de revalorización que empezó a aplicar su departamento en 2014. Como la Seguridad Social se encuentra en déficit, desde entonces las pensiones sólo han subido un 0,25% anual. Hasta ese momento, se actualizaban según la inflación de cada mes de noviembre.

Pero lo cierto es que, en contra de las afirmaciones de Báñez, la mayoría de los países de la OCDE siguen “anclados” en el IPC para revalorizar las pensiones. También buena parte de los miembros de la Unión Europea.

Francia, Bélgica, Italia, Polonia y Luxemburgo utilizan la inflación para actualizarlas. Finlandia, Luxemburgo, Holanda, República Checa y Portugal combinan la inflación y la subida de los salarios según diferentes fórmulas. Reino Unido e Islandia ligan sus pensiones mínimas al índice que suba más cada año: ya sean los salarios ya sean los precios. Las excepciones son Dinamarca, Alemania e Irlanda, que sólo utilizan la subida de los salarios. Fuera de la UE, Canadá, Israel, Estados Unidos y Corea del Sur recurren también al IPC. Japón indexa a los sueldos las pensiones hasta los 67 años, pero recurre a la subida de los precios a partir de esa edad.

Es decir, el IPC está lejos de pasar de moda. El último informe Panorama sobre las pensiones 2015, elaborado por la OCDE, reconoce que actualizar las pensiones en función de la subida de los precios “preserva el nivel de vida de los jubilados en términos absolutos” e incluso asegura que resulta más sostenible financieramente que ligarlas al aumento de los salarios. El documento parte de la base de que los salarios crecen más que los precios debido al aumento de la productividad. En concreto, que la inflación crece un 2% y los salarios un 3,25% (la inflación más un 1,25%).

Nivel de vida, sostenibilidad

Sin embargo, inflación y sueldos han tenido un comportamiento muy distinto en España durante la crisis. En 2013 sólo creció tres décimas, en 2014 fue negativa (-1%), en 2015 se quedó en cero y el año pasado terminó en el 1,5%. Mientras, el salario real por hora sólo aumentó un 1,65% entre 2012 y 2015, según datos del último informe sobre empleo de la OCDE. Como queda dicho, las pensiones se revalorizaron únicamente un 0,25% cada año desde 2013.

Ese comportamiento ha servido a Báñez para cifrar en 1.905 millones de euros la “mejora del poder adquisitivo” que han tenido las pensiones españolas desde que se aplica su índice de revalorización del 0,25%. Lo que no dijo fue que al terminar 2016 con una inflación del 1,5%, los pensionistas han perdido un 1,25% de poder adquisitivo. Para este año, la previsión de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) es que el IPC termine en el 2%; la del Banco de España, en el 1,5%; el BBVA, en el 1,7%. De momento, ha empezado el año por las nubes, aunque el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha aventurado que “bajará en el segundo trimestre hasta alinearse con la subyacente [sin precios energéticos ni alimentos no elaborados] y con la tasa de la eurozona”. En cualquier caso, muy por encima de ese 0,25% fijado por la reforma de las pensiones de 2013.

Para revalorizar las pensiones, la OCDE recomienda utilizar un mecanismo que preserve el nivel de vida, mediante su indexación a los precios, al tiempo que sea sostenible financieramente, de forma que se mantengan por debajo de la subida de los salarios.

Acuciados por la crisis muchos países han reformado sus sistemas de pensiones. Con los últimos cambios, éstos son los mecanismos que utilizan los miembros de la UE para mantener la suficiencia de las pensiones.

 

  • Francia: desde 2010 la actualización se lleva a cabo cada año según evolucione la inflación (excluido el precio del tabaco). Hasta ese año, se revalorizaban de acuerdo con la subida del salario medio. Desde 2014, la subida se produce en octubre, en lugar de en abril.

 

  • Italia: las pensiones suben según lo haga el IPC. Si la prestación no llega ser el triple de la pensión mínima –1.486,9 euros–, se le aplica el 100% de la subida de la inflación. Hasta cuatro veces la mínima –1.981,72 euros–, se le aplica el 95% del “coste de la vida”. Hasta cinco veces, el 75%. Por encima del tope máximo no se suben las pensiones según el IPC, sino sólo una cantidad fija de 13,08 euros. En 2012 y 2013, el Gobierno de Mario Monti congeló las pensiones superiores a 1.486,9 euros, una medida que fue anulada por el Tribunal Constitucional.

 

  • Bélgica: las pensiones no se revalorizan cada año, sino que suben automáticamente en función del IPC, excluidos los precios del tabaco, el alcohol y los combustibles, que se denomina índice salud. Pero los gobiernos también han decidido aumentos discrecionales en términos reales, que los belgas llaman adaptaciones a la evolución del bienestar, dirigidas sobre todo a las pensiones más bajas. Desde 2008, el Gobierno está obligado por ley a actualizar las pensiones cada dos años, siguiendo el consejo de la patronal y los sindicatos.

 

  • Luxemburgo: las pensiones se actualizan según el coste de la vida si éste sube más del 2,5%. Además, se ajustan al aumento de los salarios reales cada año. Pero desde 2013 sólo se revalorizan así en el caso de que los ingresos por cotizaciones superan al gasto en pensiones.

 

  • Polonia: se revalorizan en función de los precios de forma automática. En 2015 se indexaron a una combinación del IPC y en un 20% del crecimiento de los salarios, pero con un tope mínimo.

 

  • Reino Unido: las pensiones básicas se actualizan en función del índice que haya subido más ese año, los precios, los salarios o un 2,5%.

 

  • Portugal: utiliza un índice que es el resultado de ponderar el IPC –excluido el precio de la vivienda–en un 75% y la evolución de los salarios en un 25%, pero la cifra final no puede superar el IPC+0,5%.

 

  • Holanda: no hay exigencia legal para subirlas cada año, pero las pensiones se actualizan: un 55% de ellas según lo que suban los salarios en su sector productivo, un 42% según aumenten los precios y el 3% restante, combinando precios y sueldos.

 

  • Alemania: cada 1 de julio se revalorizan las pensiones de acuerdo con el crecimiento medio de los salarios y según un factor de sostenibilidad que tiene en cuenta el cociente entre pensionistas y cotizantes. Pero mantiene cláusulas de salvaguarda para evitar que la cuantía de las pensiones baje.

 

  • Dinamarca: también se suban según lo hagan los salarios medios en los dos años anteriores. Si suben más del 2%, un máximo del 0,3% del exceso se destina a un fondo de reserva.
El nuevo factor para recortar las pensiones se aplicará a 300.000 recién jubilados el 1 de enero

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  • Finlandia: las pensiones se actualizan combinando precios –en un 80%– y salarios –20%–.

 

  • Suecia: las pensiones contributivas se revalorizan en función del aumento de los salarios medios nominales descontando una tasa de interés técnico del 1,6%.

 

  • España: se actualizan cada año en función de un índice que, en caso de déficit de la Seguridad Social, es del 0,25%. Si hay superávit entre cotizaciones sociales y gasto en pensiones, subirán un máximo del IPC+0,5%.
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