LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Macrodenuncia por muertes en residencias: las cinco pruebas de que Ayuso no prestó asistencia sanitaria

Renta básica, IMV y herencia universal: cómo activar el ascensor social sin atascarlo en la burocracia

María Jesús Montero, Yolanda Díaz e Ione Belarra, tras un Consejo de Ministros en junio de 2021.

El Ingreso Mínimo Vital (IMV) llegó para quedarse, pero ante sus limitaciones, los partidos plantean nuevas propuestas. El PSOE, en su programa para las municipales, propone agilizar la tramitación para superar los obstáculos burocráticos que han impedido que esta ayuda llegue a los hogares que más lo necesitan. Podemos va más allá y recupera la idea de una renta básica, no universal, pero sí que mejore las cuantías y triplique el número de hogares potencialmente beneficiarios. Sumar cambia el enfoque y propone una idea complementaria: la herencia pública universal. Se trata de una ayuda que recibirían los jóvenes al cumplir cierta edad, que les sirva de trampolín social. 

“El Ingreso Mínimo Vital es sin duda un avance importantísimo”, opina Juan Gimeno, miembro de la junta directiva de Economistas Frente a la Crisis y catedrático de Economía Aplicada de la UNED. “Pero es insuficiente”, añade. “Le pasa lo que a todas estas prestaciones: exceso de burocracia, lentitud, no llega a quien lo necesita…”.

El Ingreso Mínimo Vital está a punto de cumplir tres años y ha socorrido a más de 600.000 hogares, lo que supone 1,7 millones de personas. No obstante, estas cifras suponen el 20,8% de la población que vive bajo el umbral de la pobreza, según un informe publicado este jueves por la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales. Según el mencionado estudio, solo una de cada cuatro solicitudes son aprobadas y el Ministerio de Inclusión, incapaz de ejecutar el presupuesto, devolvió el año pasado a las arcas públicas 453 millones de euros que estaban destinados a cubrir esta prestación.

Creo que el Ingreso Mínimo Vital no ha funcionado como se esperaba”, explica a infoLibre Mónica Melle, que imparte Economía Financiera y Contabilidad en la Universidad Complutense de Madrid. “Creo que cuando se piden tantos requisitos, solo el mero hecho de tenerla que solicitar ya supone un problema para muchos potenciales perceptores. No es fácil para muchas personas que están en situación de riesgo de exclusión preparar la documentación requerida y presentar una solicitud”, añade la economista. 

Los problemas del Ingreso Mínimo Vital, y la nueva propuesta del PSOE

El Ingreso Mínimo Vital fue uno de los puntos fuertes del programa electoral del PSOE para las elecciones generales de 2015, las primeras de Pedro Sánchez como secretario general y en las que también se estrenaba Podemos. Desde el principio, Sánchez anunció que no se trataba de una renta básica universal, una idea que consideró “sugerente”, pero “inviable”. La propuesta se materializó en mayo de 2020, facilitada por la emergencia económica y social que provocó el coronavirus. El objetivo era llegar a 830.000 hogares en los que se esperaba beneficiar a 2,2 millones de personas.

Las familias pudieron empezar a solicitarlo desde el 15 de junio de ese año, y apenas nueve días después ya empezaron a llegar los avisos de que no iba a llegar a muchos beneficiaros potenciales. En septiembre, el Gobierno eliminó algunos trámites y amplió plazos para agilizar las ayudas. En diciembre Escrivá asumió que no iba a llegar a las familias que esperaban en un principio, “ni de lejos”. Por esas fechas se habían recibido 1,2 millones de solicitudes de las que se habían aceptado solo 160.000.

En los primeros 10 meses de vigencia de la ayuda, el Ministerio de Inclusión solo pudo ejecutar el 30% de los 3.000 millones prometidos. El balance de 2021 fue negativo: el 67,8% de los posibles solicitantes ni siquiera se había acercado a una oficina para pedir la ayuda, según datos de la Fundación Foessa. En el verano de 2022, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) certificó que solo había llegado a 284.000 hogares, 700.000 personas en total, lo que supone el 22% de los hogares en riesgo de pobreza. Según la última cifra disponible, con datos de marzo de 2023, el IMV ha llegado a 611.000 hogares, lo que supone 1,7 millones de personas, un 26% por debajo del objetivo marcado en 2020. 

“Estamos en la era del big data. Hacienda tiene datos suficientes para implantar formas automáticas”, explica la profesora Mónica Melle. “Una idea sería lo que ya hacen en otros países: que todas las personas tuvieran que hacer la declaración de la renta, independientemente de sus ingresos. Esta cultura no existe en España, pero es la única manera que tendría el Estado de tener toda la información, para saber quién está por debajo de los ingresos y poderle conceder el IMV de manera automática”, añade.

El catedrático Juan Gimeno coincide con la economista. “El salto que habría que dar es reconocer un derecho de renta básica universal”, explica. Su mecanismo sería a través de la declaración de la renta. “Sería un derecho de antemano universal para todos, pero según vas cumpliendo umbrales de renta, vas devolviendo lo que corresponda. Así llegaría solo a quien lo necesite. Para muchas personas se quedaría una medida neutral”, explica Gimeno. Defiende también no establecer un único límite de ingresos, sino umbrales. “Así se evita dejar beneficiarios potenciales si se pasa un euro”, añade. 

El PSOE, consciente de las limitaciones administrativas, y a falta de conocer si incluirá alguna propuesta de mejora de cara a las próximas elecciones generales, ha incluido un punto en el programa marco de las municipales: “Las entidades locales desarrollarán proyectos e itinerarios de inclusión con el fin de avanzar en una tramitación más ágil del Ingreso Mínimo Vital que será complementado con una atención social especializada que mejore las capacidades de inclusión de las familias”. Las mencionadas limitaciones han sido campo de abono para otras propuestas, por parte de Podemos y de Sumar.

La renta básica, una iniciativa de Podemos para trascender el IMV

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, propuso en enero una renta básica que trascienda al Ingreso Mínimo Vital. El objetivo es llegar a 2,4 millones de hogares, es decir, unos 6 millones de personas. Es el triple de los actuales beneficiarios potenciales. También aumentaría las cuantías a entre 700 y 1.400 euros mensuales por hogar. La propuesta incluye “sencillez” en la tramitación, que sea “ágil, capaz de atender situaciones urgentes”. 

Fuentes del partido morado, consultadas por infoLibre, han aplaudido el avance que ha supuesto el Ingreso Mínimo Vital, aunque critican los problemas burocráticos que impiden llegar a toda la población potencialmente beneficiaria. Para ello, proponen reducir parte de la documentación requerida e impulsar un modelo que unifique en una sola solicitud las prestaciones a las que un beneficiario potencial tendría derecho. 

Estas fuentes destacan que para ello sería necesaria una mayor coordinación entre las administraciones autonómicas, con el fin de cruzar datos e identificar en tiempo real las necesidades de la población. No solo abordarían los problemas burocráticos: también consideran que hay requisitos demasiado restrictivos, como por ejemplo el mínimo de edad de 23 años, un umbral que ampliaría a los 18. 

“El problema que le veo a todo esto es el mismo que al Ingreso Mínimo Vital: me parece bien, pero creo que la aplicabilidad es muy compleja”, explica Mónica Melle. “Además, creo que si se amplía habría que articular algún incentivo para tener empleo, recualificar a las personas para que puedan realizarse profesionalmente. O, por ejemplo, que pudieran prestar servicios a la comunidad, como se hace en otros países. Por ejemplo, desbrozar el campo para prevenir incendios, o atender necesidades de personas mayores”, explica la economista. 

“También creo que sería necesario que los servicios públicos de empleo tuvieran un mayor nivel de personal, que pudieran hacer un seguimiento más cercano de los colectivos beneficiarios, que les ayuden de verdad a incorporarse al mercado laboral”, añade Melle.

Fuentes de Podemos consultadas no consideran que su propuesta desincentive la búsqueda de empleo y ponen como ejemplo la aprobación del mecanismo que hace compatible la percepción del IMV con algunas rentas del trabajo. Sí preocupa a este partido que cada euro ganado en rentas del trabajo suponga un euro menos de IMV, lo que a su juicio podría crear una “trampa de pobreza”: la imposibilidad de superar la precariedad pese a tener ingresos laborales y una prestación

“Consideramos que es fundamental generalizar el incentivo al empleo y establecer un solo tramo lineal, que evite la trampa de la pobreza sea cual sea la cuantía de ingreso por trabajo, estableciendo que, por cada euro de ingresos recibido por la persona, la renta garantizada percibida se reduzca en una proporción menor –con un límite de umbral–”, explican a infoLibre fuentes Podemos.

“Yo sí creo que el paso que hay que dar es ir hacia una renta básica”, explica el catedrático Juan Gimeno. “Aunque creo que el paso del IMV a una renta básica no es un asunto de cuantías, sino de que se convierta, como comenté antes, en un sistema automático y universal”, añade. “Según el sistema actual de Ingreso Mínimo Vital, cuando te llega igual ya no lo necesitas. O lo contrario, que no lo pides porque tienes trabajo, pero de repente te hace falta y no lo tienes. Es decir, que el Estado diga: tenemos un colchón y lo vamos a poner antes de que te caigas, no cuando ya te has caído”, explica Gimeno.  

La herencia universal, un nuevo enfoque complementario de Sumar

Sumar ha dado un paso más allá en el enfoque de las políticas redistributivas y ha planteado un nuevo enfoque: una herencia básica universal. La propuesta, que sigue en proceso de diseño, podría ser una cuantía de unos 20.000 euros que recibirían los jóvenes en un pago único al cumplir cierta edad, que podría ubicarse entre los 18 y los 25. La idea puede parecer novedosa, pero tiene sus orígenes a finales del siglo XVIII. Como explica en su blog el catedrático de Economía Aplicada Juan Torres, fue propuesta por el filósofo Thomas Paine en 1795.

“[Payne] consideraba que la tierra es ‘propiedad común de la raza humana’ y que, por tanto, la mejora o renta que pudiera obtenerse al cultivarla no podía separarse de la tierra misma. Por tanto, cuando un propietario la obtiene, le debe una parte de ella a la comunidad. Paine propuso generar un fondo para repartir esa parte que es de todos, dando un capital de 15 libras a quienes cumplieran 21 años y una pensión de 10 libras por año hasta la muerte a todos los que cumplían 50 años”, explica Torres.

“El objetivo de esta medida no es abordar la desigualdad de rentas, sino la de riquezas”, explica a infoLibre el sociólogo José Antonio Noguera, uno de los investigadores que está trabajando en el diseño de esta propuesta. “La idea es atenuar la desigualdad de oportunidades de los jóvenes, al dotarles de un pequeño capital al inicio de su vida adulta. Estimamos que el IMV tiene un coste anual de unos 3.000 millones de euros, lo que supone un 0,2% del PIB. Esta medida supondría un 0,9%, si fueran cuantías de unos 20.000 euros”, explica Noguera. 

A juicio del investigador, ambas medidas podrían ser compatibles. Fuentes de Podemos consideran que esta posibilidad es “interesante”: “La medida ha sabido poner en el foco los problemas de los jóvenes. Pero como toda medida, debe ser integrada en una estrategia global que refuerce el Estado del bienestar, el acceso a la vivienda y la reducción de la desigualdad”, explican fuentes del partido a infoLibre.

En el seno de Sumar hay un equipo que está investigando cómo se podría financiar esta medida con partidas de ingresos extra destinadas a las rentas altas. Actualmente están haciendo cábalas con datos de cuatro países europeos, porque todavía no disponen de datos en España. Se trata de Alemania, Irlanda, Finlandia e Italia. “Simulamos diferentes cuantías de herencia universal y tipos impositivos sobre la riqueza que serían necesarios. Para cuantías de entre 20.000 y 30.000 euros, con un tipo entre el 5% y el 10% sobre la riqueza serían fácilmente financiables”, explican. 

“Yo creo que mejor que dar el dinero a fondo perdido, lo invertiría en becas y vivienda para jóvenes”, explica la economista Mónica Melle. “No he entendido muy bien la propuesta. Hay muchas necesidades de los jóvenes que se podrían cubrir sin necesidad de dar el dinero a fondo perdido, no veo que vaya a ser eficaz. Los jóvenes sufren un problema de precariedad, de desempleo y de problema de acceso a la vivienda y es donde hay que poner el tiro: invertir en formación, en estudios de máster, en ayudas para estudiar idiomas en el extranjero y en bonificaciones para el alquiler, mientras se construye paralelamente el parque público del alquiler”, añade. 

Para controlar el control del gasto, Noguera defiende que hay modos de poner límites. La primera que considera importante es mejorar la educación financiera de los jóvenes, para que entendieran la importancia de invertir correctamente el desembolso de la herencia universal. También contemplan una lista de usos posibles, al estilo del cheque cultural. “Aún no se ha concretado, es una posibilidad”, explica el investigador, que participa en el diseño de la medida. 

La herencia explica el 69% de la desigualdad en España y da argumentos para relanzar el anticuado impuesto de sucesiones

La herencia explica el 69% de la desigualdad en España y da argumentos para relanzar el anticuado impuesto de sucesiones

“Esta vieja idea pone el foco en algo evidente: las herencias están detrás de la desigualdad”, indica el catedrático Juan Gimeno, que afirma que el 70% de la desigualdad está causada en España por las herencias. “No obstante, me parece más bonita en la teoría que en la práctica. Es relativamente cara y no sé si es del todo eficaz. De la renta básica tenemos una gran cantidad de experiencias, casi en su totalidad positivas. No sé qué efecto tendrían las herencias en los jóvenes, pero creo que nada garantiza que cinco años después de recibirla [quien la perciba] no siga en una situación de miseria”, incide Gimeno. 

José Antonio Noguera, que coincide en el diagnóstico de los problemas burocráticos del IMV, defiende que la herencia universal sería, como su nombre indica, universal, y por lo tanto, automática: “Cuando cumples la edad establecida, la recibes”, resume. El investigador cree que el Ingreso Mínimo Vital ha supuesto "un avance muy importante”, pero tiene un amplio margen de mejora, como así defiende Sumar en sus propuestas. Por ejemplo, ampliar los perfiles de beneficiarios, aumentar las cuantías y asegurar un sistema que compatibilice esta prestación con las rentas mínimas autonómicas. 

“Es curioso que la idea de la herencia universal haya suscitado tantos titulares, una medida a la que le dedicamos cuatro líneas en el documento. Las propuestas para mejorar el Ingreso Mínimo Vital no han recibido tanta atención, cuando le dedicamos cuatro páginas”, ironiza el investigador, entre risas.

Más sobre este tema
stats