GALICIA
La 'revuelta de las fregonas': las trabajadoras de la limpieza vuelven a las calles contra la precariedad
Desde principios de junio, las trabajadoras de la limpieza en la provincia de A Coruña han vuelto a las calles para reclamar un "convenio colectivo digno" y para denunciar la "precariedad estructural" de un sector que emplea a más de 20.000 personas —en su inmensa mayoría mujeres— en Galicia. Las fregonas, que hace tiempo se convirtieron en símbolo de esta lucha, vuelven a alzarse como estandarte de una movilización que recorre el país. En Lugo, sin ir más lejos, la lucha llevó a una huelga histórica de 130 días el año pasado.
El pasado 5 de junio, una fregona gigante presidió la protesta frente a El Corte Inglés en A Coruña. Fue el punto de partida de una nueva ola de movilizaciones, convocadas por CIG y UGT, que se extenderán a Ferrol, Santiago de Compostela y otras ciudades y localidades gallegas.
Lo que ahora ocurre en A Coruña sigue el mismo guion que ya se vivió en Ourense, Pontevedra o Lugo: una patronal estatal —ASPEL, que agrupa a gigantes como FCC, Ilunion, Clece, Sacyr o Acciona— que se mantiene "inmóvil" en la negociación colectiva, bloqueando avances que incluso las patronales provinciales estarían dispuestas a aceptar. Las ofertas puestas sobre la mesa dejan a buena parte del sector con salarios por debajo o apenas al nivel del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), sin garantía alguna de mantener el poder adquisitivo.
Un modelo de precariedad repetido
Transi Fernández, secretaria nacional de CIG-Servizos, definía hace ya más de un año, en medio del largo conflicto en Lugo, la situación del sector como "complicada", advirtiendo de una "insultante precariedad" y de la "estrategia de paralización y tensión" por parte da patronal estatal. En ese momento recordó que las movilizaciones estaban activas también en Ourense y Pontevedra y que acabarían por llegar también a Coruña, como pasó finalmente.
“Cada provincia tiene sus particularidades, pero en todas hay un denominador común: precariedad en las condiciones laborales y resistencia sistemática de la patronal estatal a cualquier avance”, explica Alejandra Gesto, secretaria general de CCOO-Hábitat en Galicia.
No es solo una cuestión de salarios, aunque estos siguen siendo el eje del conflicto. En Ourense, por ejemplo, el salario base se sitúa por debajo del SMI —unos 15.200 euros anuales en 2024—, sólo superado gracias a los complementos adicionales. Esa fue una de las razones por las que CCOO se negó a firmar el convenio que sí pactaron CIG y UGT.
En Lugo, donde el sindicato mayoritario es CIG, la plantilla pasó de tener uno de los peores convenios del Estado a otro considerado de los más avanzados del Estado tras casi 19 semanas de huelga. Llevaban con los sueldos congelados desde 2021, perdiendo poder adquisitivo y con salarios por debajo del SMI, inferiores a los 1.000 euros en algunos casos. El nuevo acuerdo supuso un incremento salarial del 18,3% entre 2022 y 2026.
En ese momento, CCOO, que se desmarcó del acuerdo, criticó que los salarios de 2024 seguían por debajo del mínimo legal, con un salario base de poco más de 15.000 euros cuando el salario mínimo rondaba los 15.900. En la provincia de Pontevedra, la negociación permanece bloqueada desde hace meses por la negativa empresarial a aceptar cláusulas de revisión salarial o reducir la jornada.
Ahora en A Coruña, UGT y CIG comienzan una nueva ola de manifestaciones tras un año de negociaciones en las que denuncian que ASPEL mantiene estancada. Su intención es la de "dejar al sector con el SMI", explica Paulo Rubido, representante de CIG en la mesa del convenio y miembro de la Ejecutivo Confederal del sindicato.
La patronal provincial, por su parte, sí estaría dispuesta a "firmar una subida salarial ligada al IPC de 2024", garantizando así el mantenimiento del poder adquisitivo, pero ASPEL lo impide. Por eso, explica, "las protestas se concentran en aquellos centros de trabajo donde operan empresas asociadas a ASPEL". El primero ha sido El Corte Inglés, pero habrá más.
Desigualdad territorial y de género
Para Alejandra Gesto, la situación general del sector de la limpieza en Galicia se resumen en la "apuesta clarísima por parte de la patronal estatal de precarizar el empleo". Ante esto, aclara, es necesario "no solo solicitar subidas salariales sino también exigir la reforma de los convenios para adaptarlos a la realidad actual del sector, comenzando por abordar algunas cuestiones claves: la prevención de riesgos y la desigualdad de género, así como las diferencias territoriales de cada provincia".
Se trata de diferencias "más que notables" entre los convenios de Lugo y Ourense, que rondan los 15.000 euros de salario base y con unas tablas por debejo del SMI, mientras que los de A Coruña y Pontevedra alcanzan casi 5.000 euros más. Esto ha llevado a CCOO a apostar por un convenio colectivo gallego que afecta a más de 20.000 trabajadoras y supere el actual modelo provincial, que dicen “perpetúa desigualdades entre territorios y colectivos”.
Otro de los focos es la desigualdad de género y la necesidad de revisar las categorías profesionales. “Hay centros donde hombres y mujeres hacen el mismo trabajo, pero ellos cobran más”, denuncia Gesto. ¿La razón? "Mientras los hombres tiene categoría de peón especialista, con el mismo trabajo las mujeres la tienen de limpiadores", explica sobre una situación que aspiran a cambiar.
“Más sindicalizadas, más organizadas”
“Tradicionalmente, eran ellos quienes negociaban. Ahora hay más delegadas y más mujeres en la mesa. Y el foco empieza a estar donde debe estar”, reivindica Gesto, que también recuerda demandas urgentes como la reducción de la jornada a 35 horas para prevenir enfermedades músculo-esqueléticas, pluses por peligrosidad, avances en conciliación o medidas reales para la igualdad.
“Ahora el sector está más organizado y tiene más capacidad de movilización, y eso nos permite pelear por un convenio justo”, explica Paulo Rubido de CIG.
La lucha, coinciden, se centra en acabar con los obstáculos de ASPEL, a cuyo presidente le recriminan declaraciones en las que no hace mucho admitía que para poder cumplir con los contratos públicos y obtener beneficios, las empresas "no tenían más remedios que no cubrir vacaciones, bajas o ausencias". de actuar con una estrategia de dilación sistemática, boicoteando los acuerdos incluso cuando las patronales provinciales ya los respaldan. Y critican declaraciones del presidente de ASPEL, quien llegó a admitir que para cumplir con contratos públicos y obtener beneficios, las empresas “no tienen más remedio que no cubrir vacaciones, bajas o ausencias”. “¿Qué consiguen? Que las limpiadoras acaban agotadas, con enfermedades, con cargas de trabajo insostenibles... y después tienen la desfachatez de quejarse del absentismo”, denuncia Gesto.
"El objetivo de la patronal estatal cuando se sienta en las mesas de negociación siempre es el mismo: dilatar las conversaciones e impedir los acuerdos, incluso cuando están avalados por las asociaciones provinciales", añade Gesto. Así ocurre ahora en A Coruña, explican desde CIG, y como antes pasó en otras provincias. Y, ante esto, las fregonas vuelven a las calles.
Nueva huelga indefinida en septiembre
El pasado viernes, la CIG anunció una huelga indefinida a partir del 8 de septiembre en las subcontratas municipales de Serveo, encargada de la limpieza y conserjería en colegios públicos de Compostela; y Limpiezas Germania, que presta servicios en la estación intermodal de la capital a través de la empresa municipal Tussa.
El motivo, explican, es la brecha salarial persistente entre el personal propio del Concello y el de las contratas privadas. “La diferencia retributiva es enorme y se arrastra desde hace años”, denuncia Rubén Sánchez, delegado de Serveo.