Continuismo o giro a la derecha: las dos alternativas que medita la CDU para suceder a Merkel

El anuncio de Angela Merkel a finales de octubre de que no se presentaría a la reelección como presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y abandonaría la política una vez concluido su cuarto mandato consecutivo en la cancillería alemana activó en su partido los mecanismos para sucederle y, también, las pugnas internas para liderar la formación.

Merkel, que lleva encabezando la CDU desde abril del año 2000, tomó la decisión de hacerse a un lado tras la racha de malos resultados en las elecciones de los Estados federados de Baviera y Hesse el pasado octubre. Allí, tanto democristianos como socialdemócratas —el SPD de Andres Nahles — padecieron un pronunciado bajón electoral en detrimento de Los Verdes y los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD).

Aquellos resultados dejaron muy cuestionada la estabilidad del Gobierno central alemán —sustentado por una gran coalición entre la CDU y el SPD—, airearon desencuentros orgánicos dentro de la formación conservadora y precipitaron que Merkel se plantease la retirada. Aunque la intención de la presidenta de Alemania es agotar los tres años que le quedan a la actual legislatura, hay quien se pregunta si la gran coalición —debilitada y que acopia un alto rechazo entre los ciudadanos— conseguirá resistir. También queda en el aire cómo podría afectarle a Merkel, como canciller y de cara a Europa, que la nueva dirección iniciase un cambio rumbo en su partido.

En torno a un millar de delegados democristianos elegirán a su nueva cabeza durante los próximos 7 y 8 de diciembre en la ciudad de Hamburgo (al norte del país). A pesar de que Merkel no ha promocionado públicamente a ningún posible candidato, en su día fue la mentora política de Annegret Kramp-Karrenbauer, la número dos de la CDU y una de las presidenciables. Los otros dos aspirantes son el expresidente de la formación Friedrich Merz y el ministro de Sanidad, Jens Spahn, y ambos encarnan la ruptura con el merkelismo.

En el Comité democristiano se escogerá, por extensión, entre una línea continuista y centrista —que pretenda seducir a los votantes huidos hacia Los Verdes— y otra aún más escorada a la derecha —para intentar pugnar por los simpatizantes que se han marchado a Alternativa para Alemania—. A pocos días de la convención, la terna de candidatos es la siguiente:

Annegret Kramp-Karrenbauer

 

Con 56 años y apodada AKK por las iniciales de su nombre y apellido, Kramp-Karrenbauer es la secretaria general de la CDU. En varios entornos políticos se la conoce como "mini Merkel", representa la continuidad del itinerario de gobierno de la canciller y supondría un respaldo a su estabilidad hasta 2021. En el anuncio de su candidatura, a principios de noviembre, Karrenbauer fue tajante: "La era Merkel como presidenta del partido termina, hay que abrir un nuevo capítulo", dijo antes de prometer que si gana ofrecerá cargos de relevancia a sus dos contrincantes: "No voy a hacer campaña contra los otros aspirantes".

A pesar de que fue la última en presentar su candidatura a la presidencia varias encuestas, como la publicada hace unos días en la televisión pública ZDF, arrojan que AKK es la favorita entre los votantes democristianos. También cuenta con las simpatías de quienes apuestan por que una mujer continúe liderando el partido y la candidata no es inexperta en esto, pues fue la primera mujer que se convirtió en gobernante del Estado federado del Sarre (al suroeste) en 2017 y más tarde, en febrero de este año, se impuso en la Secretaría General con casi el 100% de los votos.

El pacto migratorio —por el que Merkel ya fue muy criticada hace unos años— está siendo uno de los temas estrella de la campaña. Karrenbauer lo defiende pero es partidaria de agilizar la expulsión de quienes hayan pedido asilo y les haya sido denegado. En un acto en la ciudad de Halle, hace poco más de una semana, la candidata más moderada declaró que “quién viva aquí [en Alemania] como refugiado y cometa un delito tendrá que irse del país y no volverlo a pisar”, y habló de la conveniencia de crear centros de detención de inmigrantes en el norte de África.

Friedrich Merz

 

Presidente del Grupo Parlamentario de la CDU en el Bundestag (Parlamento alemán) desde 2000 a 2002 y con 62 años, Merz es uno de los integrantes del flanco más conservador de la formación. Fue uno de los relevados de su puesto cuando Merkel tomó el control del partido, en parte por unas declaraciones xenófobas en las que afirmó que los extranjeros que llegasen a Alemania debían adaptarse a la Leitkultur (cultura dominante). Tras su cese, Merz decidió aparcar la política y centrarse en los negocios —es integrante de una veintena de consejos de administración de empresas—, pero nunca ha dejado de tener peso en la organización.

En la campaña a la presidencia democristiana, Merz ha rescatado su argumentario más intolerante cuestionando públicamente el derecho al asilo en Alemania y pidiendo que la ratificación del pacto migratorio de la ONU "no extienda los motivos” para asilarse en su país. En el ala más ultra de la CDU lo llaman “el salvador” y entre los votantes no cabe duda de que se trata del candidato más cercano al sistema financiero. Ha prometido hacer de la formación “el partido de las familias” y “el más moderno de Alemania en dos años”.

Hay quien apunta a que la dureza del discurso de Merz atiende a su pretensión de ganarse el voto más derechista —parte de ese voto ha sido seducido por los neonazis de Alternativa para Alemania—. No obstante, Merz ya ha intentado alejarse de AfD asegurando que “ellos operan desde la radicalidad sistemática […] Ser conservador significa saber comportarse”.

Si Merz es quien se impone en la presidencia democristiana, la convivencia con Merkel al frente del Ejecutivo podría ser problemática por la enemistad y las divergencias programáticas que existen entre ellos. La estabilidad, por tanto, que la Cancillería busca hasta el final de la legislatura podría verse perjudicada.

Jens Spahn

 

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Otro de los rompedores con la inercia de Merkel es el actual ministro de Sanidad, Jens Spahn. Con 38 años es el postulante más joven de los tres y, a priori, el que menos posibilidades tiene de vencer. Recurrente crítico con la apertura de fronteras a los refugiados impulsada por la canciller en 2015, en un acto de campaña en Halle, Spahn demostró que comparte con AfD el rechazo frontal al pacto de la ONU para las migraciones, a pesar de que Alemania ya se ha adscrito a él.

Aunque la política migratoria de 2015 lo favoreció para erigirse como una de las voces más intransigentes dentro de la CDU, hoy es el candidato que cuenta con menos apoyos entre los votantes del partido. Las Juventudes, donde Spahn recoge más apoyos, ya han decidido no incluir disciplina de voto y permitir que sus delegados escojan a quien quieran. Por su parte, los grupos más conservadores de la formación, aunque acogen con satisfacción su rígida postura con la inmigración; tienden a decantarse por Merz.

A pesar de que los sondeos publicados por varios medios durante estas últimas semanas en Alemania, la elección del nuevo líder de la CDU no se lleva a cabo mediante primarias abiertas entre militantes y simpatizantes, sino que la decisión última depende de los 1001 delegados que conforman el Comité de Hamburgo.

El anuncio de Angela Merkel a finales de octubre de que no se presentaría a la reelección como presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y abandonaría la política una vez concluido su cuarto mandato consecutivo en la cancillería alemana activó en su partido los mecanismos para sucederle y, también, las pugnas internas para liderar la formación.

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