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El irresistible ascenso de Matteo Salvini

El ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, en una imagen de archivo.

La política italiana está llena de sorpresas. Aunque todos en Roma están de acuerdo en que la coalición entre el Movimiento de las Cinco Estrellas (M5S) y la Liga es “extraña”, nadie cuenta en realidad con que el gobierno de Conte caiga antes de las elecciones europeas de mayo próximo. Y ni siquiera antes de las próximas elecciones parlamentarias previstas para 2023.

¿Por qué iba a ser diferente cuando los dos aliados parecen haber encontrado una forma –a veces turbulenta– de convivir y de llevarse bien? “Aprueban las leyes que quieren aprobar, su mayoría es sólida”, dice el politólogo Gianfranco Pasquino, profesor emérito de la Universidad de Bolonia. Aunque hay disidentes en el seno del M5S, su líder y ministro de Trabajo, Luigi Di Maio, puede permitirse el lujo de amenazarlos con la expulsión, puesto que el resto de cargos electos son partidarios de la coalición. La disciplina de partido está garantizada, al igual que el acuerdo sobre los principales asuntos.

Y, además, la opinión pública sigue apoyando en masa a la coalición, todavía más que en las elecciones del 4 de marzo. “Este apoyo es increíble, algo inédito hasta ahora”, dice Gianfranco Pasquino. Es cierto que los votantes de una y otra formación son muy complementarios; tanto en el plano geográfico, ya que la Liga controla el voto en el Norte y el M5S en el Sur, como en el ámbito sociológico y cultural.

“La Liga y el M5S cuentan con el apoyo de unos votantes que se diferencian más de lo que se parecen, no sólo en términos sociológicos, sino sobre todo en términos de actitudes y orientaciones políticas [...], en lo relativo a la visión del mundo, la política y las prioridades", explican Gianluca Passarelli y Darío Tuorto, ambos profesores de Ciencias Políticas, en un libro reciente que lleva por título La Lega di Salvini (Il Mulino, 2018).

Es el reverso de la moneda del carácter barroco de la alianza: si se sostiene, goza de un apoyo público muy amplio. Sin embargo, se mantiene porque se presenta como una “novedad”, una “renovación”, frente al juego político tradicional. Como señalan los mencionados autores Passarelli y Tuorto, el hilo conductor entre los votantes heterogéneos de ambas formaciones reside en una sensación compartida de “malestar, incomodidad y dificultades económicas”, que se traduce en un rechazo al sistema político tradicional. Este rechazo es el cemento de la alianza y no es casualidad que los líderes de ambos partidos sigan hablando de “cambio”.

Dicho esto, ¿quién se arriesgaría a derribar al gobierno y a enterrar la posibilidad de una alternativa al “sistema”? “Si el Gobierno fracasa, es la alternativa la que fracasa, lo que supondría dar la razón a los partidos tradicionales”, dice Marco Damilano, editor del periódico L'Espresso. Por lo tanto, se ha establecido una forma de equilibrio del terror donde ni la Liga ni el M5S quieren aparecer como aliados de facto de un sistema rechazado por dos tercios de los italianos.

Así que no hay razón para que el Gobierno caiga en un futuro inmediato. Y, desde luego, no por asuntos europeos. Los presupuestos de 2019 son, de hecho, fruto de intensas negociaciones internas. Se trata de un compromiso, destinado precisamente a satisfacer a ambos electorados: la amnistía fiscal en el caso de la Liga; el inicio de la renta universal para el M5S.

Dado que la prioridad de ambas formaciones pasa por mantener el equilibrio político interno de la coalición, la presión europea no va a cambiar las cosas. Así lo confirmaba el pasado 14 de noviembre el ministro de Hacienda, Giovanni Tria. “Lo que la coalición busca es, en primer lugar, ganar tiempo en esta cuestión para llegar a las europeas”, dice Marco Damilano.

De un sorpasso a otrosorpasso

Poco más que añadir: las elecciones europeas del próximo 26 de mayo. Este es el plazo en el que todo el mundo piensa, más o menos abiertamente, en Roma. Por supuesto, oficialmente, todo el mundo ha llegado para quedarse cinco años. “En el contrato de coalición, alcanzamos un acuerdo sobre los objetivos que debían lograrse en un plazo de cinco años y a ambas partes les interesa trabajar cinco años para cumplir todas nuestras promesas”, dice la diputada del M5S Anna Macina, quien considera que se trata de un “compromiso con los votantes” y “sobre todo, de una responsabilidad institucional”.

Pero, en realidad, los dos aliados sólo piensan en este 26 de mayo, que puede cambiar radicalmente los equilibrios internos de la coalición. Una fuente del M5S, que desea permanecer en el anonimato, no lo oculta: “Nuestro objetivo ahora es obtener un voto más el 26 de mayo que la Liga”. Y lo mismo en el otro bando. “Matteo Salvini tenía la ambición, antes del 4 de marzo, de sacar un voto más que el partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia (FI), ahora quiere, el 26 de mayo, tener una papeleta más que el M5S”, dice Marco Damilano.

De un sorpasso (término utilizado históricamente en Italia para designar la esperanza del Partido Comunista de superar a los demócrata-cristianos) a otro, la Liga podría convertirse en el principal partido del país.

La opción no es impensable, ni mucho menos: en los sondeos de opinión, la Liga ha ganado mucho terreno, en detrimento de Forza Italia, y ahora supera, aunque por poco, al M5S. La primera prueba electoral desde el 4 de marzo, las elecciones regionales de Trentino Alto Adige del 21 de octubre, confirmaba este avance. En el Trentino de lengua italiana, la Liga recibió diez veces más votos que Forza Italia y el doble que el Partido Demócrata en una provincia que hasta entonces se había situado a la izquierda. En el Tirol del Sur, de habla alemana, obtuvo el 11% de los votos, lo que es un verdadero logro en esta región. En ambos casos, el M5S consiguió unos resultados anecdóticos.

Semejante escenario cambiaría completamente el equilibrio en el seno de la coalición. Porque Matteo Salvini, con ese resultado, podría exigir asumir el liderazgo del Gobierno. En el M5S se reconoce que tal petición sería inaceptable porque pondría fin al equilibrio reclamado por el partido en la coalición y que Luigi Di Maio está tratando de destacar ante las bases; supondría aceptar una propuesta que pondría en peligro la unidad del movimiento.

Los Pentastellati quieren hacer todo lo posible por evitar esta opción y por eso buscan quedar por delante de la Liga. Si lo consiguen, el Gobierno de Conte podría sobrevivir a las elecciones europeas.

Matteo Salvini, en posición de fuerza

¿Y si se produce el sorpasso? En teoría, el Gobierno de Conte no sobreviviría y probablemente se convocarían nuevas elecciones. En este caso, Matteo Salvini estaría en posición de fuerza. “Su cálculo es que las fuerzas nacionalistas salgan fortalecidas de las elecciones del 26 de mayo y que alcancen una estatura de envergadura europea que mejore su credibilidad”, explica Salvatore Cannavò, subdirector del diario Il Fatto Quotidiano.

Enfrente, el M5S, aislado en Europa, no tendrá el mismo peso. De ahí que el líder de la Liga se convierta en el hombre capaz de defender los intereses italianos en Europa y se imponga como necesario, en caso de nueva convocatoria electoral, en muchas elecciones.

Mejor aún, el líder de la Liga ha jugado con mucho tiento las concesiones otorgadas al M5S en los presupuestos. Redujo su requisito de impuestos fijos y aceptó la renta ciudadana, que rechaza gran parte de la Liga. En caso de que se disparen los tipos italianos y de haber conflicto con los mercados, Matteo Salvini podrá echar la culpa a las medidas promovidas por los Cinco Estrellas e imponer sus medidas neoliberales como medio para apaciguar la ira de los inversores.

Porque la Liga también puede, por su dilatada experiencia en el poder en las regiones septentrionales, presumir de cierto pragmatismo. Entonces será inevitable porque será capaz de canalizar la ira de los mercados y de los votantes. Puede presentarse como el único recurso para excluir a los “alborotadores” del M5S.

Además, Matteo Salvini está a punto de llevar a su terreno a la mayoría de los votantes del centro-derecha de Berlín. Il Cavaliere, envejecido y debilitado, ya no está en condiciones de oponerse a la apisonadora de la Liga. “Silvio Berlusconi había logrado matar políticamente a todos sus delfines potenciales, desde Gianfranco Fini hasta Angelino Alfano, pero Matteo Salvini ha logrado sortear el obstáculo evitando presentarse como el sucesor de Il Cavaliere e ignorándolo la mayor parte del tiempo”, dice Marco Damilano.

De este modo, pudo reunir a los desencantados con el sistema político, controlado desde 1994 por el empresario milanés, sin alienar a sus votantes. Pero una vez superada Forza Italia y Matteo Salvini en el Gobierno, este último se convirtió en la elección natural de los votantes de centro-derecha. Sobre todo porque utiliza el Viminal, sede del Ministerio del Interior italiano, como formidable instrumento de propaganda antiinmigrante que le permite establecerse en un Sur extremadamente reacio, hasta el 4 de marzo, a votar a la Liga. De ahí el salto de la Liga en los sondeos y la marginación de los berlusconianos.

Una vez convertido en el líder indiscutible del centro-derecha, Matteo Salvini puede esperar obtener, en coalición con FI y los neofascistas de Fratelli d'Italia, el 40% necesario para obtener la mayoría en la Cámara. Para Marco Damilano, esta es su primera ambición: “La mayoría actual es transitoria para Salvini, ha tomado un autobús que lo lleva de superar a Berlusconi al Palacio Chigi”, sede de la Presidencia del Consejo.

Alianza M5S-Liga

Pero en la política italiana, nada es seguro. La caída del Gobierno no significa automáticamente el fin de la coalición actual. “Nadie sabe hoy si un sorpasso de la Liga al M5S conduciría a nuevas elecciones o a un nuevo pacto”sorpasso, dice Salvatore Cannavò. Y si, en caso de nuevas elecciones, Matteo Salvini no obtiene una mayoría de centro-derecha, podría optar a renovar la alianza con el M5S, esta vez en una posición de fuerza. Pero tampoco podemos excluir una renovación de la alianza, con o sin elecciones, incluso en el caso de una victoria de la Liga el 26 de mayo.

Para el periodista del periódico de izquierdas Il Manifesto Angelo Mastandrea, la actual mayoría del M5S y la Liga “no es una coincidencia”. “Ha sido preparado durante mucho tiempo por los líderes del Pentastellati”, explica, señalando la negativa del M5S, ya en 2013, a buscar una alianza con los demócratas. Para él, el objetivo era, en primer lugar, construir una hegemonía de izquierdas para “llevar el debate italiano a otro lugar, más allá de la división derecha-izquierda”. Sin embargo, este movimiento sólo podría lograrse en asociación con un partido que también rechazara el “sistema”, precisamente el que, en 2018, conquistó la hegemonía por la derecha, la Liga.

Si este análisis es correcto, en ese caso, como dice Angelo Mastandrea, “la coalición M5S-Liga nació para perdurar”. Sobre todo porque, según Gianfranco Pasquino, esta lógica también se puede aplicar al movimiento de la Liga. “Aliarse con Berlusconi sería aliarse con el sistema”, dice.

Y como se ha señalado, la estrategia de Matteo Salvini es marginar al centro-derecha manteniéndose a un lado. Además, la mayoría actual permite contar con una parte muy importante de la población. Al alentar al M5S a apoyar su política, neutraliza a la oposición de varios sectores de la sociedad. Por lo tanto, la continuación de la alianza con el M5S también sería lógica.

A esto se suman otros elementos más prácticos. Si el M5S vuelve a la oposición, la carrera política de Luigi Di Maio acabará, ya que las reglas del movimiento marcan que no se pueden superar los dos mandatos. Después de ser diputado, de 2013 a 2018, la cartera de Trabajo y Desarrollo será la última. Entonces tendrá que volver a las bases, como exige la filosofía de este movimiento. La regla es difícil de cambiar, ya que marcaría de forma demasiado obvia la “normalización” del M5S.

Por lo tanto, Luigi Di Maio sólo puede permanecer en el poder mientras dure la coalición actual y esto podría ser un apoyo importante para esta alianza, incluso después del 26 de mayo. El proceso de alcanzar compromisos con la Liga, respaldado en gran medida por la actual dirección del Movimiento de las Cinco Estrellas en nombre de una política del “mejor que nada”, podría preparar realmente la continuación de la coalición actual más allá de las elecciones europeas.

El 26 de mayo ya es una fecha clave para el futuro de la coalición actual y sea cual sea el escenario que concibamos hoy, de estas elecciones sólo un ganador debería salir: Matteo Salvini. Es él quien tendrá las claves del futuro político del país y puede optar por reeditar esta coalición con su amplia base social, volver a una lógica de centro-derecha o intentar obtener una mayoría por su cuenta. Una cosa es cierta: los oros del Palacio Chigi parece que le aguardan. Como resume Marco Damilano: “Italia busca regularmente un hombre fuerte y ahora nos encontramos en ese momento”.

 

Las citas de Gianluca Passarelli y Dario Tuorto proceden de su libro La Lega di Salvini, Il Mulino, 2018.

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Traducción: Mariola Moreno

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