Por qué se equivocaron las encuestas dando por segura una ola republicana en EEUU

La chronique de Maya Kandel / Fuente: Mediapart

Maya Kandel (Mediapart)

Las elecciones de mitad de mandato han arrojado cuatro ganadores, independientemente del control del Congreso, aún incierto a estas alturas: los derechos de las mujeres, que, oh sorpresa, ellas querían defender; la democracia, que, de nuevo en contra de las previsiones, los votantes consideran importante y quieren proteger; el republicano Ron DeSantis, que fue reelegido triunfalmente gobernador de Florida; y el presidente Biden, que batió los antecedentes históricos y las previsiones.

En el momento de redactar este artículo, el control del Congreso sigue en la incertidumbre, ya que quedan votos por contar en la Cámara de Representantes y en el Senado. El Senado podría seguir en duda hasta la segunda vuelta de las elecciones en Georgia el 6 de diciembre, salvo que los demócratas ganen en Arizona y en Nevada, lo que parece posible.

Resultados del Senado

El Senado, cámara alta, tiene 100 senadores, dos por cada Estado. Estas elecciones son especialmente reñidas: desde 2020, demócratas y republicanos tienen 50 escaños cada uno, por lo que no hay mayoría. Si sus miembros votan 50 a favor y 50 en contra, el voto de la vicepresidenta Kamala Harris dirime (en calidad de presidenta del Senado, ndt). Aproximadamente un tercio del Senado se reelige cada dos años: en 2022 hay elecciones al Senado en 35 Estados.

La principal sorpresa de estas elecciones viene de la distancia entre la pronosticada "ola roja" (republicana) y los pobres resultados de los republicanos, que esperaban ganar hasta sesenta escaños, cosa que no ocurrió.

No hay ola

Desde hace meses, todos los medios de comunicación, partidistas o no, repetían que la economía, y en particular la inflación, o en su defecto la delincuencia, determinarían el voto, harían perder a los demócratas de forma estrepitosa (de ahí la "ola roja"), y darían al partido republicano mayorías férreas en ambas cámaras del Congreso y en la mayoría de los Estados.

Ese fue también el principal argumento de campaña de los candidatos republicanos, a lo que había que añadir la inmigración en varios Estados. A fuerza de escuchar eso en todos los medios de comunicación americanos -y más allá, incluso en Francia- uno podría haber olvidado el viejo adagio de Washington: "Los únicos que se creen los argumentos republicanos son los demócratas". El hecho es que los republicanos han conseguido, como suelen hacer, imponer los términos del debate.

Este es un punto importante, que merece cierta atención. En efecto, esta campaña ha mostrado a los demócratas a la defensiva, como siempre, aunque tuvieran un honroso historial que defender. Pero el predominio del mensaje republicano se explica en gran medida por su control del ecosistema mediático.

Los republicanos tienen un canal, Fox News, cuyos programas son de los más vistos en Estados Unidos (Tucker Carlson entre otros), y cuyo único objetivo es atacar a los demócratas. Lo hace utilizando el lenguaje republicano (cuando no lo dictan los presentadores más destacados), cuyo peso es luego amplificado por las redes sociales de la derecha, la Alt-Right, pero también Facebook, cuyo sesgo conservador es conocido, y Twitter, cuyo nuevo jefe, Elon Musk, pidió el voto para los republicanos unos días antes de las elecciones.

Este simple hecho no siempre se percibe, sobre todo porque el mismo ecosistema mediático, encabezado por Fox News, lleva décadas repitiendo lo contrario (los medios de comunicación serían bastiones de "la izquierda"). Porque la mayoría de los medios generalistas intentan hacer buen periodismo y, por tanto, son críticos tanto con los republicanos como con los demócratas, sobre todo si están en el poder; por otro lado, los medios más izquierdistas están lejos de tener la audiencia de Fox News, y a veces son igual de críticos con Biden, al que consideran demasiado centrista.

Basta recordar que Fox News fue el Pravda de Trump durante su presidencia; Biden no tiene ningún Pravda para la suya -de hecho, no hay ningún Pravda de izquierdas en EEUU-. Para quienes duden de esto, les invito a releer los artículos sobre Biden que han aparecido en las últimas semanas en el New York Times o en el Washington Post.

La sorpresa de los independientes

Pero eso es sólo una parte de la historia: la ola roja prevista también se basaba en un gran número de encuestas, muchas de las cuales también han fallado. Pero también aquí es interesante observar el fenómeno, que también arroja luz sobre la evolución política actual de Estados Unidos. La respuesta está en el peso de los independientes, como he mencionado aquí y aquí.

En Estados Unidos, los votantes pueden especificar su afiliación a un partido cuando se registran para votar, lo que les permite votar en las primarias de su partido (sólo una minoría de las primarias están abiertas a todos); también pueden registrarse como independientes.

Sin embargo, el respetable Instituto Gallup lleva años demostrando que los independientes conforman la mayoría, especialmente entre los votantes más jóvenes, lo que demuestra el cansancio de los americanos con el bipartidismo. Actualmente, el 29% de los votantes registrados se identifican como demócratas, el 27% como republicanos y el 42% como independientes.

Los encuestadores suponían, al menos hasta estas elecciones, que al ser "independientes" estos votantes determinan su voto por el estado de la economía. Pero si hay una lección a aprender de estas elecciones, como muestran sobre todo los sondeos a pie de urna, es que el aborto y la defensa de la democracia han pesado en estos votantes tanto o más que la economía .

Las mujeres han votado para defender sus derechos

Las encuestas a pie de urna han mostrado que para muchos votantes, y para la mayoría de los demócratas, la defensa del derecho al aborto era el tema central de estas elecciones. Y para los votantes de todo el espectro político, la defensa de la democracia fue la segunda preocupación más importante, después de la inflación (44% frente al 50% de la inflación).

Para la mayoría de los demócratas, la defensa del derecho al aborto fue el criterio más tenido en cuenta al votar. Pero fueron principalmente los independientes los que marcaron la diferencia y, contradiciendo las últimas encuestas, han preferido a los candidatos demócratas frente a los republicanos (50% a 47%). Las mujeres independientes han tenido un papel decisivo, eligiendo a los candidatos demócratas en un 54% (frente al 42% de los candidatos republicanos). Los hombres independientes se decantaron por los candidatos republicanos por un margen de cinco puntos. Evidentemente, en este segmento cada vez más crítico del electorado, las mujeres no han hecho su elección sobre la misma base que los hombres.

Los primeros datos sobre el voto latino sugieren que, también en este caso, la defensa del aborto fue un poderoso motivo para votar a los demócratas, lo que ilustra una vez más lo poco que conocen los encuestadores de las motivaciones de esos votantes, o quizás, simplemente, que el "voto latino" ya no existe y se está polarizando como el resto de la población.

Eso es lo que ha permitido a Biden y al Partido Demócrata "vencer a la historia", o al menos a los antecedentes históricos, con los mejores resultados de mitad de mandato de cualquier presidente demócrata en su primera legislatura en 40 años.

Las elecciones intermedias como referéndum

Las elecciones intermedias para un presidente en primer mandato son siempre un referéndum sobre su acción de gobierno. Pero éstas han sido un referéndum más amplio: sobre Trump, que ha dado muchos mítines en los últimos meses, sobre su facción MAGA (Make America Great Again) y su voluntad de desafiar los fundamentos de la democracia estadounidense, y sobre el rumbo del país.

Estas elecciones han sido, de hecho, las primeras de ámbito nacional desde las presidenciales de 2020 y el asalto al Capitolio por parte de los partidarios de Trump el 6 de enero de 2021. También han sido las primeras elecciones en las que una facción importante de uno de los dos partidos hacía campaña negándose a aceptar los resultados (election deniers). Porque también en las encuestas estatales, los demócratas han ido mejor de lo esperado.

Eso debería considerarse una señal de la vitalidad y la salud de la democracia americana y una noticia tranquilizadora frente a la creciente radicalización política en Estados Unidos. Los candidatos más extremistas o simplemente locos, la mayoría avalados por Trump, han perdido en la mayoría de los casos.

En cuanto a los candidatos más antidemocráticos que compiten por el control de las elecciones, casi todos han perdido. Y un hecho a destacar es que, sin el tirón de Trump y la Casa Blanca (2020), por ahora han reconocido la derrota.

El futuro de Trump

Trump había dicho el día anterior en el canal amigo Newsnation: "Creo que si los republicanos ganan, será gracias a mí; y si pierden, yo no he tenido nada que ver." Aun así, tuvo una de las peores noches de su carrera política, ya que sus candidatos favoritos perdieron desde Pensilvania a Michigan (varios resultados están aún sin decidir en el momento de escribir este artículo, sobre todo en Arizona, donde aún se esperan los resultados sobre Kari Lake y Blake Masters, y por supuesto en Georgia, donde habrá que esperar hasta el 6 de diciembre para conocer la suerte de Herschel Walker). Y su gran rival Ron DeSantis es el gran ganador de la noche electoral.

Trump guardó silencio el miércoles, despotricando según sus allegados, destrozado por las críticas en Fox News. Chris Christie, el exgobernador de Nueva Jersey al que Trump quería elegir como vicepresidente en 2016 (pero los evangélicos que necesitaba le impusieron a Pence), declaró ayer: "Esto es una enorme derrota para Trump. Demuestra, una vez más, que no le importa el partido, ni el país, sino sólo él mismo". Un senador republicano anónimo llegó a decir a Politico que "no hay más de cinco senadores republicanos que quieran que vuelva a presentarse".

Trump sigue manejando el partido porque sus elegidos le temen, ya que dos tercios de los votantes republicanos, esa famosa base MAGA que es decisiva en las primarias, le siguen apoyando

 Pero, como han vuelto a confirmar las encuestas a pie de urna, dos tercios de los votantes republicanos siguen apoyándole. Y esos apoyos son de republicanos que ya han hecho carrera o que permanecen en el anonimato. En definitiva, una dinámica ya conocida porque es la misma desde hace seis años: Trump sigue manejando el partido, porque sus elegidos le temen, ya que dos tercios de los votantes republicanos, esa famosa base MAGA que es decisiva en las primarias, le siguen apoyando.

J. D. Vance, un senador MAGA recién elegido que se ha tragado muchas tonterías de Trump, lo resumió perfectamente: "Cada año, los medios de comunicación escriben el obituario político de Trump. Y cada año, vemos rápidamente que Trump sigue siendo la figura más popular del Partido Republicano." Y de hecho, aunque DeSantis puede ser el único con una popularidad de dos dígitos en las encuestas sobre las próximas primarias presidenciales republicanas de 2024, sigue estando muy por detrás de Trump, excepto en Florida. Pero la diferencia se está reduciendo y las primarias se acercan.

Así que las consecuencias para Trump y 2024 siguen en la incertidumbre, a pesar de que DeSantis, al que ha puesto un mote, lo que hace con los que pretende humillar públicamente en breve, y del que incluso ha dicho recientemente que tiene "documentos" que podría sacar a la luz que "no sería muy halagador para él".

El futuro de Biden

Para Biden y el Partido Demócrata, las consecuencias también son inciertas hasta que se conozca el resultado final en la Cámara y el Senado. Si se confirma el control de los republicanos en la Cámara (sólo necesitaban ganar cinco escaños, y esta ganancia estaba, según los mejores expertos, garantizada por su control de la última redistribución de distritos), será un golpe para el programa de Biden por vía legislativa.

Una Cámara republicana con una bancada republicana dominada por la facción MAGA también tendrá consecuencias para el mundo y para Europa en particular, ya que el caos, literalmente y como estrategia, podría dominar todo lo demás. Podría resentirse la ayuda a Ucrania, no sólo por las promesas de algunos cargos electos, sino porque el grupo republicano no dudará en tomar como rehenes al presupuesto y al país, anunciando nuevos episodios de cierre gubernamental (shutdowne incluso de impagos.

La última sesión del Congreso saliente (noviembre-diciembre) será muy activa, con los demócratas intentando hacer permanentes ciertas prioridades a través del voto, como la ayuda a Ucrania o la reforma del recuento de votos por parte del Colegio Electoral, para eliminar cualquier ambigüedad sobre el papel puramente formal del vicepresidente.

En resumen, las elecciones han confirmado la polarización, pero sobre todo la división del país en dos campos con fuerzas casi iguales. Con unos pocos cientos o miles de votos, dependiendo de la circunscripción, se podría haber escrito que Trump era el gran ganador, Biden el gran perdedor, y que los derechos de las mujeres y la defensa de la democracia no importaban mucho a los votantes.

Pero hay dos puntos a tener en cuenta que auguran un futuro bastante mejor: al igual que en 2020, los votantes americanos han desmentido los temores sobre el futuro de la democracia, rechazando a la mayoría de los candidatos más extremistas, especialmente en las elecciones de ámbito estatal y algo menos en los distritos más pequeños de la Cámara de Representantes, donde el contingente MAGA habrá crecido.

El futuro de la democracia estadounidense pende del resultado de las elecciones de mitad de mandato

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Y, asunto crucial para 2024, los demócratas han reconstituido su retaguardia en los Estados fundamentales que ganó Trump en 2016 (el "muro azul"): Michigan, Wisconsin, Pennsylvania, ganando a los candidatos que querían restringir el acceso al voto y la naturaleza democrática de las elecciones presidenciales.

 

Traducción de Miguel López

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