La rebelión de los camioneros polacos en la frontera amenaza con asfixiar (aún más) a Ucrania

Los transportistas polacos en protesta bloquean la carretera hacia el paso fronterizo con Ucrania, cerca de la ciudad de Dorohusk.

Helene Bienvenu y Clara Marchaud (Mediapart)

Korczowa (Polonia), Kiev (Ucrania) —

Con un chaleco reflectante encima, el jueves 7 de diciembre Kamil Gorzkowski levanta el cordón que impide a los camiones salir de Polonia hacia Ucrania en el paso fronterizo de Korczowa, en el sureste de Polonia. Rodeados de policías, fueron pasando uno a uno siete vehículos con matrícula ucraniana. 

“¿Ha visto lo que yo he visto?", dice el camionero polaco de 37 años, "el conductor me ha hecho esto". Y el camionero hace el gesto de cortarse el cuello con el pulgar. "Sólo dejamos pasar siete camiones cada hora, y nos amenazan constantemente los conductores ucranianos, que nos llaman hombres de Putin". 

Como patrón de una empresa de transportes polaca, Gorzkowski se ha unido al movimiento de protesta del Comité para la Defensa de los Transportistas y Empresarios del Sector del Transporte (Kopipt), un colectivo que se creó en septiembre de 2023. Sus colegas y él se turnan para bloquear, día y noche, cuatro de los ocho pasos fronterizos polacos por carretera por los que transitan mercancías desde y hacia Ucrania. Llevan bloqueando los pasos de Korczowa, Hrebrenne y Dorohusk desde el 6 de noviembre, y el de Medyka desde el 27 de noviembre, con la ayuda de agricultores polacos que se sienten agraviados por la afluencia de grano ucraniano en Polonia

El bloqueo, cuyo objetivo es denunciar la "competencia desleal" de los camioneros ucranianos, no se aplica sin embargo a la ayuda humanitaria, la ayuda militar ni los alimentos perecederos, dicen los camioneros en protesta. Según los guardias fronterizos ucranianos, el 10 de diciembre había 3.500 vehículos bloqueados en la frontera polaca, de los cuales 1.200 esperaban en el paso de Shehyni, en Ucrania, frente a Medyka, en Polonia.

El malestar se ha extendido ya a Eslovaquia, donde la Unión de Transportistas Eslovacos por Carretera (Unas) ha bloqueado repetidamente el paso fronterizo de Vyšné Nemecké, frente a Oujhorod (Ucrania), reanudando su bloqueo el lunes por la tarde, en protesta por el "dictado de la UE". La protesta se ha extendido también a Hungría, donde a principios de diciembre ya se habían formado colas de varios kilómetros de vehículos pesados. 

Además, la Asociación de Transportistas Húngaros (MKFE) se prepara para bloquear el paso de camiones por la frontera en Záhony, frente a Čop (Ucrania), por donde cruzarán la frontera sólo dos camiones por hora en cada dirección.

Cubierto con una gorra con logotipo Ferrari y un cigarrillo en la mano, Kamil Gorzkowski ya ha tenido que despedir a diez de sus trece empleados en los últimos meses. "No tenía elección: un camión, en marcha o parado, me cuesta 450 euros al mes con el seguro y todo lo demás", dice este hombre en la treintena, cuya empresa se dedicaba al transporte en Europa del Este, de Polonia a Vladivostok (Rusia), pasando por Bielorrusia y Ucrania. Todos mercados sacudidos por la guerra de Ucrania y las sanciones impuestas a sus dos vecinos agresores.  

En el interior de un contenedor utilizado como cuartel general por los camioneros polacos de Korczowa, su colega Andrzej (nombre ficticio) pronto estará en números rojos: "He agotado la reserva que guardaba para accidentes u otros imprevistos. Además, no tengo leasing en los cuatro camiones que poseo...". Este camionero con cara juvenil afronta una caída de la rentabilidad del 20%. Kamil por su parte, afirma que su empresa sólo habrá realizado 250 transportes en 2023, frente a los 1.000 anuales que realizaba antes de la guerra en Ucrania. 

“Exigimos el regreso al sistema de permisos que la Unión Europea concedía a los transportistas ucranianos antes de la guerra", argumenta este conductor polaco, que está decidido a quedarse hasta enero, o incluso más si es necesario. “Antes de la guerra, estábamos en pie de igualdad con los ucranianos en el mercado del transporte polaco-ucraniano. Ellos tenían 160.000 permisos anuales para el transporte a la UE, y nosotros 160.000 permisos para el transporte a Ucrania. Pero este año ya tienen 880.000 permisos a la UE. Además, nosotros tenemos que cumplir el paquete de movilidad [es decir, la normativa europea sobre transporte o periodos de descanso para los camioneros - nota del editor], mientras que ellos están exentos. Para nosotros, esto supone una enorme competencia". 

Los transportistas polacos también señalan que los salarios, impuestos y tasas son mucho más bajos en Ucrania que en Polonia, lo que da a los ucranianos una ventaja comparativa desmesurada sobre sus homólogos polacos. 

Corredores de solidaridad de la UE a través de autopistas polacas

A raíz de la guerra en Ucrania, la Unión Europea estableció corredores de solidaridad con el país invadido por el ejército ruso, para permitir que sus mercancías transitaran sin restricciones por territorio europeo. Desde junio de 2022, la Comisión Europea suprimió los "permisos" que exigía anteriormente a los conductores ucranianos. Este acuerdo con Ucrania, renovado en marzo de 2023, debería estar en vigor hasta junio de 2024. 

"En su momento, la Unión Europea tuvo que reaccionar rápidamente, por lo que es posible que la Comisión Europea cometiera algunos errores, que podría corregir hablando con todas las partes, pero dudo que dé marcha atrás en el acuerdo alcanzado con Ucrania", cree Mateusz Fornowski, analista especializado en transportes del think tank Polityka Insight.  

Es de destacar que las negociaciones entre Ucrania, Polonia y la Unión Europea siguen estancadas. Adina-Ioana Vălean, Comisaria Europea de Transportes, ha declarado que el bloqueo polaco es "inaceptable" y que "Ucrania no puede ser rehén". El primer ministro Mateusz Morawiecki, tras permanecer pasivo durante mucho tiempo –su nuevo gobierno cayó este lunes en favor del liberal y proeuropeo Donald Tusk exigió la devolución de los permisos, petición que la Comisión no quiere atender. 

El único escaso avance fue que, el 4 de diciembre, polacos y ucranianos consiguieron abrir una fila reservada para camiones vacíos entre Uhryniv (Ucrania) y Dołhobyczów (Polonia). El sistema ucraniano de colas electrónicas, muy criticado por los conductores polacos, no se aplica allí. El ministro de Transportes ucraniano, Serhiy Derkach, ha declarado que está dispuesto a abrir más sistemas de este tipo. 

Un Gobierno pasivo en Polonia

"Ni el primer ministro ni el Presidente han querido implicarse en esta disputa, dejándosela al próximo Gobierno, dado que el problema es complicado y no se resolverá de la noche a la mañana", lamenta Jan Buczek, presidente de la mayor asociación de representantes de transportistas de Polonia, la Asociación de Transportistas Internacionales (ZMPD). 

Destaca las dificultades a las que se enfrentan los transportistas polacos especializados en el transporte hacia el este. "Cuando los polacos se conformaron con el transporte en Ucrania, tras las dificultades experimentadas con el transporte más al este, el gobierno ucraniano empezó a introducir un sistema electrónico de colas de espera que bloquea el regreso de los polacos durante más de dos semanas, y ha sido sobre todo eso lo que ha generado la protesta de los conductores polacos, porque no se hizo nada por parte ucraniana para mejorar el sistema".  

Al igual que Kami y sus airados compañeros, muchos de los camioneros trabajan en el este de Polonia. "Son sobre todo las pequeñas y medianas empresas del este y el sur de Polonia, dedicadas al transporte a Ucrania y la antigua URSS, las que se han visto perjudicadas por la relajación del sistema europeo de permisos", señala Mateusz Fornowski. 

"Sus costes de explotación son bastante elevados, porque hay que pagar la flota y mantenerla. Pero este sector representa sólo un pequeño porcentaje de la industria de la logística y el transporte en Polonia, que se orienta principalmente hacia Europa Occidental, debido a la ventaja comparativa de Polonia", añade el experto, para quien "la caída de los ingresos de las empresas polacas afectadas es también el resultado de la ralentización de la economía europea en general". 

Acusaciones de cabotaje

Los manifestantes, entre los que se encuentra Kamil Gorzkowski, denuncian también el establecimiento "masivo" en suelo polaco de empresas de transporte "procedentes de capitales de Europa del Este de las que no sabemos nada". También afirman que camiones con logos humanitarios realizan transportes comerciales, aunque esta información es difícil de verificar. Las autoridades encargadas del transporte por carretera en Polonia han declarado que uno de cada cinco controles realizados acabó en multa. El ministro eslovaco de Transportes, Jozef Ráž, declaró que "dos tercios de los transportistas ucranianos inspeccionados [el 1 de diciembre] realizaban transporte público no autorizado". 

“Con el pretexto del humanitarismo y la guerra, los ucranianos hacen dinero", dice cabreado Adam Izbeski, director de una empresa polaca de transportes, con quien también nos reunimos en Korczowa. “Desde que la UE levantó los permisos, los ucranianos han empezado a dedicarse al cabotaje, transportando mercancías en los cuatro puntos cardinales de Europa. Eso no es legal.” Su colega Marcin, con gorra negra, coincide con él: "Cuando estalló la guerra, transportábamos suministros humanitarios de forma voluntaria, dábamos cobijo a los ucranianos en nuestras casas, y luego, sin ningún agradecimiento, nos han expulsado del mercado". 

Esos argumentos son inaceptables para los conductores ucranianos atrapados en los aparcamientos de Korczowa, que tienen que esperar en sus cabinas durante días y días. "No nos divertimos recogiendo cargas en ruta, sólo vamos del punto A al punto B", replica Andrei, cuyo cargamento de pescado congelado con destino a Jytomyr lleva siete días esperando en Korczowa. "¿Quién va a comprar nuestras mandarinas y plátanos después de días esperando aquí?", se preocupa Pavel, que se dirige a Leópolis con su carga. 

Sin embargo, los polacos aseguran que los alimentos perecederos cruzan la frontera sin obstáculos. "Y todo ese combustible que ves ahí, lo necesitan en el frente", protesta este ucraniano, que añade: "Cuando los camioneros polacos llegaron a la Unión Europea, ¡los camioneros alemanes y franceses no se pusieron a bloquear las carreteras!".  

En Ucrania empiezan a notarse las consecuencias del bloqueo en la economía, pues las mercancías que transitan por Polonia representan alrededor del 50% de las exportaciones ucranianas por carretera. "Las importaciones ya se han reducido en una quinta parte en noviembre, lo que podría costar a Kiev un punto del PIB", declaró a Reuters Taras Kachka, viceministro de Economía. 

La caída de los suministros debido a las mercancías retenidas en la frontera ha hecho subir los precios de algunos productos importados, en particular el gas licuado de petróleo (GLP) utilizado por cerca de un millón de automovilistas ucranianos, que ha aumentado un 30%.  

Tras la invasión rusa y el bloqueo casi total de los puertos ucranianos del Mar Negro, la frontera occidental de Ucrania es un importante salvavidas para las empresas ucranianas. Y las empresas advierten de que, si la situación persiste, el bloqueo podría provocar escasez y precios más altos para los consumidores. 

Dificultades para el transporte de alimentos perecederos y ayuda humanitaria

Las organizaciones benéficas y no gubernamentales que prestan ayuda militar a las fuerzas armadas ucranianas se enfrentan a varias semanas de retrasos en sus entregas críticas de drones, equipos electrónicos y automóviles como consecuencia del bloqueo. Pero el gobierno polaco rechaza esas acusaciones. Y aunque los conductores polacos garantizan que la ayuda humanitaria pasa sin restricciones, parece que no siempre ocurre lo mismo con los bienes de doble uso destinados a apoyar el esfuerzo bélico. 

"Nuestro batallón tiene varios camiones de ayuda humanitaria bloqueados en la frontera, que necesitamos aquí y ahora. Se trata de calentadores de sangre y de goteros, torniquetes y otros equipos médicos. Tenemos reservas de suministros convencionales, pero los calentadores son equipos muy caros y no disponemos de ellos", explica Kateryna Haloushka, voluntaria del batallón médico Hospitaliery, una fundación de voluntarios ajenos al ejército ucraniano.

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Traducción de Miguel López

 

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