Directo
Ver
La gran paradoja del 21A: un Parlamento más soberanista, una ciudadanía menos independentista

Lo mejor de Mediapart

¿Secuestro o ejecución? La CIA y Trump pusieron precio a la cabeza de Assange

Acto de apoyo a Assange en Bruselas frente a la Embajada británica, en una imagen de archivo.

Jérôme Hourdeaux (Mediapart)

  • Este artículo está disponible sólo para los socios y socias de infoLibre, que hacen posible nuestro proyecto. Mediapart, socio editorial de infoLibre, es un diario digital francés de pago del que traducimos sus mejores artículos. Ya sabes que puedes regalar una suscripción haciendo click aquí. Si no lo eres y quieres comprometerte, este es el enlace. La información que recibes depende de ti

La CIA y la Presidencia estadounidense llegaron a planificar, en 2017, el secuestro o incluso el asesinato del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, en represalia por la publicación de documentos detallando las herramientas de espionaje de la agencia estadounidense, según una investigación de Yahoo News, publicada el día 26.

Así, la CIA se habría planteado “entrar en la embajada, sacar a Assange y llevárselo a donde quisiera”, según reveló un exmiembro de la agencia a la web de noticias. La hipótesis de asesinar a Julian Assange la pudo llegar a plantear el propio Donald Trump durante una reunión. El presidente habría pedido que se estudiasen diferentes opciones.

Ninguno de estos planes se llevó a cabo finalmente, por razones legales y diplomáticas. Lo cierto es que la investigación de Yahoo!, que se basa en los testimonios de una treintena de exfuncionarios estadounidenses, aporta nuevos elementos que podría presentar la defensa de Julian Assange, cuya apelación a la extradición a Estados Unidos tendrá lugar en Londres en poco más de un mes.

El relato, especialmente detallado, que proporciona el sitio web de noticias confirma varios elementos expuestos por los abogados del fundador y ex redactor jefe de WikiLeaks, como el carácter político de las diligencias en su contra.

Durante su juicio de extradición, que se celebró en febrero y, posteriormente, en septiembre de 2020, la defensa de Julian Assange afirmó repetidamente que la decisión de iniciar el procedimiento era el resultado de una decisión política personal de Donald Trump para silenciarlo.

Esta tesis ya se esbozaba en varios artículos de prensa citados por la defensa durante la audiencia, así como por varios testigos. Los abogados también se refirieron al calendario del procedimiento, que pareció quedar en suspenso durante el mandato de Barack Obama, para acelerarse pocos meses después de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, en enero de 2017.

La investigación de Yahoo! confirma en parte este escenario e incluso da más detalles. Varias fuentes aseguran que la administración Obama había vetado inicialmente la apertura de juicios contra WikiLeaks e incluso el sometimiento a vigilancia de sus miembros, ante el riesgo de ser acusada de violación de la libertad de prensa.

Pero a lo largo de los años, la posición de la Presidencia evolucionaría. Inicialmente,a los servicios de inteligencia no les gustó el papel de WikiLeaks, en el verano de 2013, en la huida de Edward Snowden a Rusia. Bloqueado en Hong Kong cuando acababa de revelar su identidad al mundo, el denunciante se reunió con la periodista de la organización Sarah Harrison, que le ayudó a salir del país.

Asunto de las presidenciales

A partir de este episodio, siempre según Yahoo!, los servicios de inteligencia estadounidenses llevarán a cabo una operación de lobby con la Casa Blanca para redefinir el estatus de WikiLeaks, con el fin de negarle el beneficio de la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, que protege la libertad de prensa. Dentro de la CIA, se creó un “equipo WikiLeaks” para ocuparse de la cuestión.

Sin embargo, hasta el final del mandato de Barack Obama, la Presidencia estadounidense siguió negándose a acusar oficialmente a Julian Assange. En el verano de 2016, se dio el primer cambio de opinión, cuando WikiLeaks se autoinvitó a la campaña presidencial al publicar las “DNC Leaks”, una serie de revelaciones extraídas de los correos electrónicos hackeados del Partido Demócrata que resultaban especialmente embarazosas para su candidata Hillary Clinton.

Estos documentos habían sido pirateados por un grupo de hackers llamado “Guccifer 2.0”, detrás del cual se escondían, en realidad, los servicios de inteligencia rusos del GRU, como afirmaron posteriormente varias investigaciones realizadas por los servicios estadounidenses. A partir de entonces, en el seno de la CIA, la cuestión de si WikiLeaks y sus miembros debían verse sometidos a vigilancia no fue objeto, según uno de los responsables de Yahoo!

Después de las elecciones presidenciales, Julian Assange podría haber esperado beneficiarse de la indulgencia de Donald Trump, primer beneficiario de las “DNC Leaks” y que había declarado durante la campaña: “I love WikiLeaks”. Pero nuevas revelaciones de la organización, publicadas unas semanas después de la toma de posesión de la nueva presidencia, tuvieron un efecto deflagrador y provocaron un cambio en el tratamiento de la organización por parte de los servicios estadounidenses.

El 7 de marzo de 2017, WikiLeaks comenzó a publicar la serie “Vault 7”, en colaboración con varios medios de comunicación de todo el mundo, como Mediapart (socio editorial de infoLibre), en Francia. Esta serie reveló muchas de las “herramientas” digitales utilizadas por la CIA para llevar a cabo sus operaciones de ciberespionaje e intrusión informática. Durante varios meses, la agencia veía cómo la prensa difundía sus métodos y programas informáticos más secretos.

La publicación del Vault 7 “alcanzó el corazón de la agencia” que, hasta ahora, “se reía de WikiLeaks”, burlándose incluso de los reveses del Departamento de Estado y del Pentágono, según declaraciones de un antiguo miembro de la CIA a Yahoo! Según el sitio de noticias, el nuevo jefe de la agencia, Mike Pompeo, tenía incluso miedo de plantear el tema a Donald Trump, por temor a su ira.

Mayor vigilancia

Esta publicación desencadenó el nacimiento de una “mentalidad completamente nueva dentro de la administración, replanteándose cómo ver a WikiLeaks como un actor conflictivo”, asegura William Evanina, un exresponsable de seguridad nacional con el presidente Donald Trump, a Yahoo! “Fue algo nuevo y refrescante para la comunidad de inteligencia y para la comunidad policial”. A partir de ese momento, las últimas noticias sobre la situación de Julian Assange pasaron a formar parte del informe diario de alto secreto enviado por la comunidad de inteligencia al presidente Trump.

Aunque la decisión de perseguir directamente a Julian Assange y a sus asociados ahora es indiscutible, todavía hay algunos obstáculos legales. Normalmente, las operaciones secretas llevadas a cabo fuera del territorio estadounidense debe autorizarlas el presidente de los Estados Unidos y los Comités de Inteligencia del Senado y de la Cámara de Representantes.

Pero la CIA tiene la posibilidad de llevar a cabo sus propias acciones, sin siquiera informar al presidente, en el caso del “contraespionaje ofensivo”. Por lo tanto, la cuestión de la posible colusión entre WikiLeaks y los servicios rusos estuvo en el centro de los debates. “Hubo muchos debates [al respecto]: ¿ están actuando como agentes rusos?”, señala una fuente a Yahoo! Para sortear el problema, se propuso tratarlos como un servicio de inteligencia independiente, hostil a Estados Unidos y que trabaja en nombre de Rusia.

Así fue cómo el 13 de abril de 2017, en una de sus primeras apariciones públicas, Mike Pompeo hizo una declaración señalada por muchos observadores en la que calificó a WikiLeaks de “servicio de inteligencia no estatal hostil, a menudo fomentado por actores estatales como Rusia”. “Esa frase fue elegida deliberadamente y reflejaba el punto de vista de la administración”, indica un antiguo miembro del equipo presidencial a Yahoo!

Poco después de esta declaración, el nuevo director de la CIA creó un grupo de trabajo de oficiales para estudiar todas las opciones posibles. “Me dijo: ‘Nada está fuera de los límites, no te censures’. Espero ideas operativas de su parte. ¡Me encargaré de los abogados en Washington”, según una de las fuentes de Yahoo!

Estas nuevas directrices llevaron a “duplicar esfuerzos” para vigilar a WikiLeaks y sus miembros, recuerda William Evanina. En concreto, la agencia trató de recabar toda la información posible sobre las personas que trabajaban en Vault 7, una tarea difícil, según una de las fuentes, porque son “personas superparanoicas” que utilizan herramientas de encriptación para sus datos.

La agencia consiguió establecer una vigilancia relativamente eficaz de los miembros de WikiLeaks y sus aliados. Desde mediados de 2017, sabía “qué decían estas personas y a quién se lo decían, dónde se reunían y dónde estarían en una fecha y hora determinadas, y en qué plataformas se comunicaban estas personas”.

El cambio de estatus de WikiLeaks y la estrategia de “contraespionaje ofensivo” hicieron que la organización pasara de ser un “objetivo de recopilación” a un “objetivo de desestabilización” y se empezaron a barajar varios planes para desestabilizarla: “paralizar su infraestructura digital, interrumpir sus comunicaciones, provocar disputas internas [...] y robar los dispositivos electrónicos de los miembros de WikiLeaks”, confirmaron tres exresponsables a Yahoo!

Esta vigilancia reforzada también llevó a la puesta en marcha de la operación Hotel, durante la cual una empresa española, UC Global, que proporcionaba seguridad a la embajada ecuatoriana en Londres donde estaba refugiado Julian Assange, trabajó de forma encubierta para Estados Unidos. Desde finales de 2017 y durante varios meses, sus agentes llenaron de micrófonos y cámaras el piso donde vivía el fundador de WikiLeaks, espiaron sus conversaciones con sus visitantes, incluidos sus abogados, y registraron los dispositivos digitales de sus visitantes.

Esto permitió alertar a las autoridades estadounidenses de varios intentos de huida de Julian Assange. El 15 de diciembre de 2017, UC Global les informó de que Ecuador había concedido el estatus diplomático a Julian Assange con la esperanza de trasladarlo a su embajada en Moscú. El fundador de WikiLeaks rechazó este plan. Unos días más tarde, el 21 de diciembre, se ideó otra estratagema: sacar en secreto a Julian Assange de la embajada y enviarlo a un tercer país. Pero este plan se canceló después de que personas cercanas a WikiLeaks supieran que Estados Unidos tenía constancia de él.

Subcontratación británica

Las autoridades estadounidenses se tomaron muy en serio los intentos de huida. La Casa Blanca barajó varios escenarios para frustrar una operación de este tipo en suelo británico, por ejemplo, chocando con otro coche el vehículo que debía trasladarlo al aeropuerto o disparando a sus neumáticos. Los servicios británicos incluso aceptaron subcontratar el ataque. Varios miembros del equipo presidencial trataron de disuadir a Donald Trump de aprobar dicha operación. “Le dijimos que no sería bonito”, asegura uno de ellos a Yahoo!

El proyecto de secuestro encontró el mismo tipo de resistencia, especialmente por parte de los abogados de la Casa Blanca y de algunos miembros de la CIA, que lo calificaron de “ridículo”. Habría requerido llevar a cabo una operación en suelo británico, violando la autoridad ecuatoriana sobre su embajada para sacar por la fuerza a un ciudadano australiano. “Esto no es Pakistán ni Egipto”, objetó un responsable.

El plan para asesinar a Julian Assange mencionado por Donald Trump nunca se tomó en serio. “Era solo Trump, en el papel de Trump”, resume una fuente de Yahoo! Al ser interrogado por el sitio de noticias, el expresidente lo negaba rotundamente: “Es totalmente falso, nunca sucedió”.

Es probable que estas nuevas revelaciones centren la solicitud de extradición de Julian Assange a Estados Unidos, cuya apelación se celebrará los días 27 y 28 de octubre en Londres. La Justicia estadounidense quiere juzgarlo, por su papel como editor de WikiLeaks, por la difusión de varias series de documentos clasificados, entre ellos los proporcionados en 2010 por Chelsea Manning y que detallan los abusos del ejército estadounidense en Irak y Afganistán. Se enfrenta a 18 cargos, incluidas violaciones de la Ley de Espionaje, y se enfrenta a 175 años de prisión.

El 4 de enero, la Justicia británica rechazaba en primera instancia la solicitud de extradición por considerar que el estado de salud mental del fundador de WikiLeaks era incompatible con las condiciones de detención que le esperaban en una de las prisiones de alta seguridad donde estaría recluido en Estados Unidos, en condiciones especialmente estrictas.

EEUU intenta engatusar a los jueces británicos para lograr la extradición de Julian Assange

EEUU intenta engatusar a los jueces británicos para lograr la extradición de Julian Assange

Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

Más sobre este tema
stats