La SER, propiedad del grupo Prisa, lidera el crecimiento radiofónico del año y EsRadio, la emisora ultra de Federico Jiménez Losantos, es la que más pierde. Ese es el titular que mejor resume la evolución de la radio española en 2025, un ejercicio marcado por una paradoja cada vez más visible: el medio radiofónico resiste e incluso crece en términos globales, pero lo hace de manera desigual, acentuando las brechas entre cadenas y modelos editoriales.
Los datos de las tres olas del año confirman que la radio generalista vive una subida de la marea. En conjunto, el sector crece un 3,7% y pasa de 12,8 a 13,3 millones de oyentes. Es una cifra relevante en un ecosistema mediático sometido a una presión constante por parte de las plataformas digitales y del consumo bajo demanda. Sin embargo, ese crecimiento agregado no beneficia a todos por igual. Cuatro emisoras cierran el año con saldos negativos y una de ellas destaca muy por encima del resto: EsRadio.
La emisora dirigida por Federico Jiménez Losantos es la que más oyentes pierde en términos absolutos y relativos. Entre la primera y la tercera ola del año, EsRadio se deja 32.000 oyentes, pasando de 715.000 a 683.000, lo que supone una caída del 4,47%. Es un retroceso significativo en un contexto de crecimiento general y apunta a un problema estructural más que coyuntural. Aunque la cadena experimenta una leve recuperación en la tercera ola tras tocar fondo en la segunda, el balance anual sigue siendo claramente negativo.
El contraste con la SER es elocuente. La cadena líder no solo mantiene su posición dominante, sino que capitaliza mejor que nadie la subida global del medio, consolidando su ventaja competitiva. La fotografía de 2025 refuerza una tendencia de fondo: los proyectos con mayor capacidad de adaptación editorial, diversidad de formatos y conexión transversal con el ecosistema digital tienden a absorber el crecimiento, mientras que los modelos más rígidos o altamente ideologizados muestran mayores dificultades para retener audiencia.
Junto a EsRadio, también retroceden Catalunya Ràdio, Radio Galega y Radio Euskadi, aunque en magnitudes muy inferiores. La emisora catalana pierde 16.000 oyentes (-2,16%), mientras que las radios públicas gallega y vasca ceden 4.000 oyentes cada una, con caídas del 3,63% y del 2,92% respectivamente. En estos casos, los datos apuntan más a fluctuaciones coyunturales que a un deterioro profundo, aunque confirman que ni siquiera los operadores públicos son inmunes a la fragmentación de audiencias.
La radio generalista se aprovecha de la marea ascendente, pero no todos los barcos están en las mismas condiciones. Algunos ganan velocidad y distancia; otros, como EsRadio, arrastran una vía de agua que les impide beneficiarse del contexto favorable. En un mercado cada vez más competitivo y cruzado por lo digital, la audiencia no solo premia la afinidad ideológica o la fidelidad histórica, sino también la capacidad de ofrecer relevancia, credibilidad y adaptación a nuevos hábitos de consumo.
La menguante prensa escrita
Por lo que se refiere a la evolución de las audiencias en la prensa escrita, se mantiene el proceso de contracción sostenida de los últimos años. Las tres olas del EGM dibujan una tendencia inequívoca: el número total de lectores diarios cae de forma continua a lo largo del año, pasando de 5,56 millones en la primera ola a 5,32 millones en la tercera. No hay rebotes ni señales de estabilización: el descenso es progresivo y afecta al conjunto del sector.
Esta disminución global confirma que la prensa en papel sigue perdiendo centralidad en los hábitos informativos, incluso entre públicos tradicionalmente fieles. A diferencia de la radio, que crece pese a la presión digital, los diarios no consiguen frenar la erosión estructural de su audiencia. La caída no es abrupta, pero sí persistente, lo que apunta a un desgaste lento y continuo del soporte.
Sin embargo, dentro de ese marco adverso, no todos los diarios se comportan igual. El caso más llamativo es el de El País —también del grupo Prisa, al que pertenece la SER—, que se consolida como el gran ganador del año. Entre la primera y la tercera ola suma 72.000 lectores, un crecimiento del 9,3%, hasta alcanzar los 845.000. Es una subida significativa en un mercado en retroceso y refuerza su posición como referencia del sistema mediático impreso.
Junto a El País, otros diarios generalistas también logran mejorar sus cifras, aunque de forma más modesta. Abc gana 16.000 lectores (+4,7%) y La Vanguardia suma 10.000, mientras que El Mundo consigue mantenerse prácticamente estable, con una ligera subida de 483.000 a 487.000 lectores. El patrón es claro: los grandes diarios generalistas resisten mejor y, en algunos casos, absorben parte de la audiencia que pierde el resto del mercado.
En el lado opuesto se sitúan los diarios de nicho, especialmente los deportivos y los económicos, que concentran las mayores caídas. Marca es el que más lectores pierde en términos absolutos, con 56.000 menos a lo largo del año, seguido de As, que se deja 49.000. Se trata de descensos relevantes en cabeceras históricamente muy dependientes de la compra diaria y del consumo impulsivo, dos hábitos especialmente castigados.
El retroceso más severo en términos relativos lo sufre Expansión —del grupo al que pertenece El Mundo—, que pierde más de una quinta parte de su audiencia (-21,4%). También destaca la caída de La Voz de Galicia, que pierde un 9,2% de sus lectores. En ambos casos, los datos apuntan a dificultades para sostener comunidades de lectores estables en un contexto de fragmentación informativa y trasvase hacia lo digital.
El balance de 2025 deja una imagen nítida: el mercado de la prensa escrita se encoge, pero dentro de ese encogimiento se produce una redistribución interna. Los grandes diarios generalistas refuerzan su centralidad relativa, mientras que los títulos especializados y regionales sufren con mayor intensidad la pérdida de lectores. Es una dinámica de concentración en un mercado menguante.
La referencia estadística
El Estudio General de Medios (EGM) es la principal investigación estadística sobre consumo y audiencias de medios en España. Promovido y gestionado por la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC) —una organización que agrupa a medios, anunciantes y agencias—, este estudio ofrece datos detallados sobre cómo y cuánto consumen televisión, radio, prensa, medios digitales y otros soportes la población española de 14 años o más.
Sus datos, sin embargo, sólo se utilizan como referencia para conocer las audiencias de la radio convencional y también de la prensa de papel, pero no en el caso de la televisión y los medios digitales. En estos dos últimos supuestos, la referencia de medición de audiencia son las cifras que ofrecen las empresas Kantar Media y GfK DAM, respectivamente.
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El EGM no es otra cosa que una encuesta. Se realiza mediante una amplia muestra de entrevistas distribuidas a lo largo de todo el año. En su diseño más reciente, el panel anual incluye alrededor de 30 000 entrevistas multimedia —la mayoría presenciales, complementadas con encuestas online— distribuidas en tres oleadas (publicadas normalmente en abril, julio y diciembre).
A estas encuestas “multimedia” se suman ampliaciones específicas para radio, prensa o televisión cuando se estudian con mayor detalle, lo que incrementa el total de entrevistas para cada soporte. Como en cualquier otro estudio de demoscópico, la selección de entrevistados se realiza mediante técnicas probabilísticas estratificadas que garantizan la representatividad de la población española residente, y las preguntas abarcan tanto el consumo de contenidos como los perfiles sociodemográficos de los usuarios.
Para los anunciantes de radio y también de prensa escrita, las cifras del EGM son esenciales a la hora de planificar campañas publicitarias, negociar tarifas y posicionar contenidos según su alcance real.
La SER, propiedad del grupo Prisa, lidera el crecimiento radiofónico del año y EsRadio, la emisora ultra de Federico Jiménez Losantos, es la que más pierde. Ese es el titular que mejor resume la evolución de la radio española en 2025, un ejercicio marcado por una paradoja cada vez más visible: el medio radiofónico resiste e incluso crece en términos globales, pero lo hace de manera desigual, acentuando las brechas entre cadenas y modelos editoriales.