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La ciénaga

Antonio García Gómez

Ciénaga. Dícese del lugar lleno de cieno o pantanoso. Siendo benévolos en el término, con sus aguas quietas, en la vana pretensión de lograr el reflejo dorado del astro rey sobre la superficie disimulada, la pátina encerada, ocultando el cieno decantado, al fondo insondable de los secretos inconfesables, seguramente.

Al oreo de la "normalidad" asumida, como la de que un presidente de Gobierno que lo fue antes todo en el partido haya sido "citado judicialmente", ante la avalancha de desmanes innumerables de las "manzanas podridas" de la formación que preside, para que conteste a lo que se tenga a bien preguntarle, según declara el citado poniendo pose de "normalidad democrática", el tal presidente Rajoy, como si esa anomalía no tuviera por qué afectar a la buena fama del partido y en consecuencia a la decencia y dignidad de sus compinches, secuaces y seguidores en general.

Dando por aleatorio toda la hojarasca que ha ido cayendo sobre la ciénaga hasta ir formándose la miasma que vaya produciéndose, como si de "un efluvio maligno" y pútrido se tratara, habiendo sobrevivido la vida del "partido" sin rechistar, como si nada, como si solo se hubiera tratado de accidentes ajenos a la supervivencia de los ¿más espabilados?, ajenos a la podredumbre que iba dando sentido y categoría a la ciénaga que, como es propio, iba expulsando "cuerpos enfermos, materias corruptas o aguas estancadas", dixit la RAE, mientras se intentaba desesperadamente que todo ello, el pozo ciego y nauseabundo, fuera tomado como una charca, sin más, una charca de simpáticas ranas que habían jugado al peligroso juego de la gallinita ciega hasta equivocarse de amo, hasta dejarse enredar por la ambición y la codicia, ¡mecachis!

Por cierto y sin atenuante que valga, con el beneplácito de la claque castiza y cañí, la que salía "llorada de casa", en versión lideresa retrechera y desahogada, menos hace unos días que se le olvidó hacerlo, como rana madre dechado de virtudes y mejores intenciones, "caza talentos" impagable e implacable, la "tonta del bote" por antonomasia y confesión propia que no contrita, con mucho perdón por si acaso, que sólo se dedicaba a hacer la vida a los madrileños mucho mejor, con más de doce hospitales en qué curarse de sus dolencias "mal lloradas", seguro, levantados a puro mérito de la tal rana ¿conmovida? . . . y ¿responsable política?.

Y siguen enfadándose los pícaros del "patio de Monipodio" nacional cuando se les habla de "la casta" y se les recrea "la trama". Aunque uno termine recordando que el éxito de los trileros es consustancial a la capacidad de "los cebos" tramposos que pululan alrededor de los tres cubiletes haciendo como que no están en el ajo del asunto, como si fueran descuidados transeúntes, por la pasta la vista gorda, por único fin de tanto disimulo la mordida correspondiente.

Y así ahora repiten el discurso oficial, una y otra vez, por ver si cuela, ¿que seguirá colando?, ¿el de la recuperación económica?, sin concretar cómo y a qué precio, dónde y con cuánto cadáver abandonado a los buitres.

Con la macroeconomía por estandarte, con la moral de chichinabo, maleable y dúctilchichinabo como puede y debe ser el fango putrefacto de una ciénaga de aguas quietas, de superficie laminada, de fondo obsceno y nauseabundo, con tanta alimaña, presta al acecho y el cohecho, por desenmascarar, mientras sigan dándose por "desentendidas", las buenas gentes del PP. Siempre en estado de gracia, siendo con la presunción de inocencia que dure muchos años, siempre al servicio del becerro del oro, desestimada la moralidad más elemental por la simple intención de negar... ¡la evidencia!

Mientras la miasma avanza y empantana el territorio, mientras van pudriéndose las raíces y la corrosión es inevitable, incluso antes de que se constate la corrupción, mientras la mentira y el disimulo vayan abriendo y ocupando el entretenimiento y la huida hacia adelante de una ciudadanía que lo sospechaba, que lo sabía, que callaba y asumía, tal vez, lo que lo daba por ¿bueno y deseable?

Al cabo el alacrán clava su aguijón porque está en su naturaleza, ¿o no?

Y es que qué buenos son los "ursulinos y ursulinas" del PP que nos han sacado tantas veces de excursión (¿?), aunque las comisiones del benemérito empeño eran tan onerosas que dejaban el erario público esquilmado, por mucho que predicasen el sacrificio a los paganos palmeros.

Aunque uno siga pensando que es tan difícil retraerse del pasado en el presente porque, probablemente, se lleve en "su naturaleza" la tentación de contabilizar de "aquella manera", en B, en C... váyase a sospechar.

Antonio García Gómez es socio de infoLibre

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