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La embajada española ante el Vaticano

Jesús Mallol

Una embajada es una misión diplomática permanente de un Estado al que representa ante otro Estado u organismo. Sus misiones, además de la representación diplomática, suelen ser la representación política, la cooperación internacional, la defensa y promoción de contactos comerciales, económicos, militares, culturales, etc.

Estas misiones diplomáticas condicionan que cuando el volumen de intereses que un país tiene en otro país, con el que tiene relaciones diplomáticas, es muy limitado, normalmente no establezca una representación con el rango de embajada, sino que la establecida en otro país vecino asume la representación en los dos países. Es lo que sucede, por ejemplo, con la embajada española en Bangkok (Tailandia), que también asume la representación española en Myanmar, o la de Ankara (Turquía) que la asume en Azerbaiyán.

Sin embargo, España mantiene dos embajadas distintas en suelo italiano, en Roma; una acreditada ante el estado italiano, y otra ante el Vaticano o Santa Sede. Cada una de estas embajadas tiene un embajador distinto, y por supuesto instalaciones diferentes. ¿Esto tiene una explicación lógica, que a mí se me escapa? ¿Qué volumen de negocios tiene España con el Vaticano para justificar una embajada específica?

El Vaticano es un Estado nacido de un Tratado firmado por Mussolini en 1929; según los datos del Ministerio de Asuntos exteriores y Cooperación tiene 894 habitantes, con una tasa de natalidad del 0%, y la Wikipedia lo define como “monarquía absoluta, electiva y teocrática”. Así, a primera vista, no parece que España tenga un volumen de negocios e intereses que justifique una embajada.

Por su parte, Italia es un Estado miembro de la Unión Europea que cuenta con más de 60 millones de habitantes y con el que España mantiene un volumen de relaciones de todo orden importantísimo que justifican la existencia de cuatro Consulados (Roma, Génova, Milán y Nápoles). Además, la embajada española en Italia asume la representación diplomática en el Estado de San Marino.

Si se tiene en cuenta que la Constitución define a España como un Estado laico, ¿tiene sentido mantener la embajada del Vaticano que sólo se justifica por motivos religiosos? ¿No puede ser asumida esa representación diplomática por la embajada española ante Italia? _________________

Jesús Mallol es socio de infoLibre

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