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¿Quiere España evitar un baño de sangre en Venezuela?

Juan José Torres Núñez

En España sabemos mucho de golpes de Estado. Por esta razón, el Gobierno español ha expresado varias veces en los medios de comunicación que nuestro país quiere evitar un golpe de Estado y un baño de sangre en Venezuela. A primera vista, estas declaraciones muestran  responsabilidad, conocimiento de causa y un gran deseo de paz. Pero un análisis más profundo da la impresión de que las declaraciones se contradicen con los hechos y las actuaciones de España en toda la crisis venezolana.

En mi artículo en este medio, El modelo económico de la oposición venezolana, formulé una pregunta muy simple: ¿Quién ha elegido a Juan Guaidó? La pregunta importa mucho porque según el derecho internacional un país no puede tener dos presidentes. De aquí se deduce que el primer error de España fue arrodillarse ante Estados Unidos y reconocer a un títere autoproclamado “presidente encargado” de Venezuela. Con el reconocimiento de Guaidó, nuestro presidente Pedro Sánchez se equivocó. Y con su requerimiento al presidente legítimo, Nicolás Maduro, cometió el segundo error al dar un ultimátum de diez días para celebrar nuevas elecciones en Venezuela. Esta exigencia ridícula solo pudo venir de EEUU. Como hemos visto, el ultimátum se convirtió en el hazmerreír de todo el mundo. ¿Quién podía creer que un país soberano iba a aceptar las órdenes de otro país vasallo de EEUU?

En mi artículo España y la injerencia extranjera en Venezuela formulé la pregunta: ¿Quién es Pedro Sánchez para dar un ultimátum a Venezuela? Hoy me siento contento de haber hecho esta pregunta, sobre todo cuando leo las manifestaciones del eurodiputado español Javier Couso. Hay que señalar la coherencia de sus palabras al preguntar: ¿Cómo puede España declarar que quiere evitar un baño de sangre en Venezuela y que no quiere un golpe de Estado, cuando al mismo tiempo reconoce al autoproclamado “presidente encargado”, Juan Guaidó? ¿Cómo puede hacer esto cuando el objetivo de Guaidó, según Couso, es “provocar un baño de sangre para crear un escenario que lleve a una intervención por parte de una potencia extranjera?” Es decir, por parte de EEUU, que como sabemos lleva ya tiempo llamando a la insurrección del Ejército venezolano para provocar un cambio de régimen con la ayuda de la oposición. La espada de Damocles amenaza a Venezuela de noche y de día.

También me alegro cuando leo las palabras inteligentes de Couso al hablar de Pedro Sánchez. Según él, “su política está mal recomendada” porque el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, “pertenece a la vieja guardia del PSOE y tiene todavía vínculos muy importantes con el expresidente Felipe González, que comparte el espíritu de la oposición extremista venezolana”. La afirmación de Couso corrobora lo que escribí en mi artículo La ceguera de Felipe González sobre Venezuela, cuando observé en el año 2017 que la CIA estaba engrasando su maquinaria de guerra para un cambio de régimen que sembrara el caos y paralizara el país, como hizo en Chile. Luego vendría EEUU con los tanques para salvar al pueblo, utilizando la violencia como método de acción. Señalé que intentar solucionar la crisis de Venezuela llamando a las Fuerzas Armadas a “una desobediencia” contra Maduro, como insinuó Felipe González, era un camino que produciría una división entre los militares, como quiere EEUU, y llevaría al país a una guerra civil y a un baño de sangre. Dije que esta postura era errónea y también inhumana porque se alinea con la tesis de violencia y sangre del fascismo para conseguir el poder. Esta tesis la está siguiendo Guaidó. Dejemos, pues, a los venezolanos que resuelvan sus problemas, que tienen muchos, pero no ahoguemos al pueblo con tantas sanciones, robándoles su dinero, como hace EEUU, para que luego vayan los tertulianos españoles a la televisión a decir que hay mucha miseria en Venezuela y quedarse tan panchos.

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Resulta revelador que Couso haya subrayado que Josep Borrell “tenía que haber aprendido de José Luis Rodríguez Zapatero, que descubrió rápidamente el carácter mayoritariamente fascista de la oposición [venezolana]”. Yo comenté también en mi artículo que el camino correcto era seguir la recomendación de Zapatero: buscar vías de diálogo y reconciliación. Un esfuerzo mediador para la paz, que lamentablemente Felipe González no reconoció. Fue un error por su parte dedicarse a hacer apología del golpismo, alentando un alzamiento militar. Esto es precisamente lo que están haciendo los dos golpistas, Juan Guaidó y Leopoldo López, pues después de haber fracasado sus golpes de Estado, planificados por la CIA, siguen declarando que habrá más golpes. Cumplen con las instrucciones de EEUU, que ya ha manifestado que el diálogo no forma parte de sus planes. López, con una orden del Ministerio de Justicia de Venezuela pidiendo su detención, ha “incomodado” a España desde su embajada en Venezuela, que lo ha acogido como un “huésped” para “garantizar su seguridad”. Qué pena que España no haya hecho lo mismo con los políticos catalanes, en vez de meterlos en la cárcel. López es un “polémico” golpista que, como Guaidó, pide una intervención armada en Venezuela. Este opositor político estudió en EEUU y allí ha sido formado para dar un golpe de Estado en su país. Couso ha comentado que para Guaidó “va a ser inevitable que se ordene su detención” porque supone un riesgo para la paz.

Para evitar un golpe de Estado y un baño de sangre en Venezuela, España no puede actuar a las órdenes de los belicistas neoconservadores estadounidenses que solo quieren la guerra. Nuestro país debería saber que en EEUU hay movimientos organizados para luchar contra estos belicistas. El Executive Intelligence Review publicó el primero de mayo que el secretario de Estado Mike Pompeo llamó al ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, para amenazar a Rusia con un despliegue de tropas estadounidenses en Venezuela si Maduro no deja el poder. Según el EIR, “las acciones de Pompeo y del consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, son un ataque deliberado para conducir a Venezuela, no a un nuevo gobierno, sino a una ruptura caótica. Si no se les para, crearán una Libia en el hemisferio occidental, con implicaciones estratégicas globales”. El EIR termina diciendo que “Hay americanos serios que están avisando contra estos locos”. España está del lado de los locos. _____________________

Juan José Torres Núñez es socio de infoLibre

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