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España y la injerencia extranjera en Venezuela

Juan José Torres Núñez

El 4 de febrero de 2019 pasará a la historia de España como un día negro porque su presidente, el señor Pedro Sánchez, sin haber sido elegido por el pueblo español, reconoció a un autoproclamado presidente de Venezuela, violando así el derecho internacional, pues ese país tiene un presidente elegido por el pueblo. En su declaración, Sánchez se erigió líder de la cruzada para garantizar que Venezuela sea “dueña de su propio destino”. Sin embargo, nos ocultó que él es una marioneta que maneja Estados Unidos y lo utiliza para llevar a cabo sus planes de cambio de régimen en Venezuela.

La lectura de la declaración resulta muy triste debido a la ignorancia que presenta en los asuntos delicados que trata. Primero, da 8 días a un país soberano y con dignidad para que convoque elecciones. ¿Quién es Sánchez para dar un ultimátum? Sánchez se escuda siempre en sus socios europeos para justificar la legitimidad de lo que dice. Habla de tres países: Francia, Reino Unido y Alemania. Pero no nos explica que se trata de la Francia de Macron y de la derecha francesa, un presidente que tiene los días contados y una popularidad por los suelos. También se trata de la derecha y la ultraderecha de Reino Unido y Alemania. Tampoco nos aclara que Washington quiere desde hace tiempo un cambio de régimen en Venezuela, incitado por los belicistas ingleses y estadounidenses como Mike Pompeo y John Bolton, que representan los hombres de la guerra del país. Según el  Executive Intelligence Report, “no se deben utilizar las operaciones de cambio de régimen […] porque con eso se abre la caja de Pandora que busca Londres para acabar con el sistema de soberanía nacional westfaliano”. En efecto, en octubre de 1648 tuvo lugar el primer congreso diplomático moderno en Westfalia para crear en Europa un nuevo orden basado en un concepto primordial: la integridad territorial y la soberanía nacional. Frente a la concepción feudal de la historia se creó el Estado nación. Y esto nunca le ha gustado a Reino Unido porque siempre ha preferido “desatar el caos”. Una Unión Europea con países sin soberanía y sin dignidad resulta más manejable.

Sánchez olvida que no se pueden violar las normas del derecho internacional porque el “destino” de Venezuela está en las manos del pueblo venezolano. Él tenía que haberse ofrecido  como mediador en el conflicto, siguiendo los esfuerzos del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, pero nunca arrojar gasolina al fuego con los consejos de Felipe González. En mi artículo en este medio, La ceguera de Felipe González sobre Venezuela, ya anuncié que González insinuó que los militares debían dar un golpe de Estado. Advertí de que su postura se alineaba con las tesis de violencia y sangre de la derecha de siempre. Y repito: malditos los que no se dan cuenta de la tragedia de una guerra civil.

En su declaración Sánchez pide que “la democracia plena se retorne a Venezuela”. Para él, democracia plena significa “primacía de los derechos humanos”. Y termina subrayando que en esta hora crucial, “estamos y siempre estaremos a su lado”. Pues bien, lo que tenía que haber declarado es la soberanía de Venezuela y que los venezolanos resuelvan su conflicto por medio del diálogo porque ningún país del mundo tiene derecho a decirle al pueblo venezolano cómo resolver sus problemas. También habla de la grave situación que se vive en Venezuela. Tiene toda la razón, pero no explica las razones. Estados Unidos ha secuestrado el dinero de un país soberano, casi 7.000 millones de dólares. El Banco de Inglaterra ha retenido 1.200 millones de dólares. Una empresa europea ha retenido 1.650 millones de dólares, causando mucha pobreza en Venezuela. En 2017 el Citibank se negó a recibir los fondos para importar 300.000 dosis de insulina. En octubre de ese año Venezuela no pudo depositar el dinero en el banco suizo UBS para comprar vacunas. Y para qué hablar de las sanciones ilegales. Felipe González ya ha manifestado que “el Gobierno español empezará a congelar los activos para pasárselos a quienes consideran legítimos”. Sánchez no se da cuenta de que el proceso de EE UU para efectuar una intervención militar en Venezuela sigue los mismos pasos que ha practicado en otros países. En Chile, por ejemplo, a las órdenes de Henry Kissinger se asfixió la economía primero para después dar el golpe de Estado. Confiamos en los movimientos que hay hoy en EE UU trabajando en contra de los hombres de la guerra.

Sánchez habla de la primacía de los derechos humanos. Pero no se entera de que a EE UU le importa un bledo los derechos humanos en sus guerras permanentes en todo el mundo. La ONU no autorizó la invasión de Irak, y ¿qué hizo EE UU? Recordemos que John Bolton la defendió como el presidente de España Aznar. Y aún no han reconocido sus crímenes. Y lo mismo podemos decir de la invasión de Libia. Pero, ¿qué ocurre hoy en esos países? ¿Qué pasó con la democracia? La vida de sus gentes se ha convertido en odio, terror y violencia. ¿Es esto lo que Sánchez y Felipe González quieren para Venezuela? Lo más grave es que Pedro Sánchez se ha puesto de lado de los países del Grupo de LimaGrupo de Lima, que son todos países de derechas, vasallos de EE UU, y de lado de los vasallos europeos para hacer de España un país apestado. Con todos ellos se ha puesto a los órdenes de EE UU. A partir de ahora nos despreciarán muchos países. Ya no tenemos dignidad con nuestros hermanos de América Latina. Para realizar esta hazaña heroica Sánchez se ha unido a los golpistas, los belicistas y a la derecha y extrema derecha de EE UU, de Europa y claro, de España. Y al mismo tiempo ha intentado explicar los principios del socialismo español. ¿De qué tipo de socialismo está hablando? ¿Se trata de un socialismo que no se diferencia mucho de la vergonzosa derecha española?

Pero, ¿qué sabemos del “legítimo autoproclamado presidente de Venezuela Juan Guaidó? En Wikipedia nos informan de la creación del partido Voluntad Popular, fundado el 5 de diciembre de 2009. Un partido de centro izquierda con pensamiento social y de vanguardia, que forma parte de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática desde 2011. Es miembro de la Internacional Socialista desde el 13 de diciembre de 2014. Según nos dicen se trata de un partido progresista y democrático, “comprometido con la superación de la pobreza en paz”. Sin embargo, todos estos datos no coinciden con lo que sabemos por el periodismo de investigación. ¿Se trata de una información manipulada?

Los conocidos periodistas Dan Cohen y Max Blumenthal escriben en su artículo The Making of Juan Guaidó: US Regime-Change Laboratory Created Venezuela’s Coup Leader que Guaidó es un producto de laboratorio creado por EE UU para dar un golpe de Estado en Venezuela. Lo han preparado durante varios años para dirigir una campaña violenta de desestabilización. Según ellos Guaidó “es un personaje oscuro”, asociado con la derecha y la extrema derecha y con actos violentos en las calles. Después de recibir una llamada telefónica el 22 de enero del vicepresidente estadounidense Mike Pence (un belicista que ya ha manifestado que “no hay tiempo para dialogar, solo hay tiempo para actuar”) para informarle a Guaidó lo que tenía que decir y hacer, el 23 de enero se autoproclamó presidente de Venezuela. Washington lo ha catapultado a la fama para apoderarse de las mayores reservas de petróleo del mundo. Mientras tanto los países vasallos de EE UU, necesarios para mantener el neoliberalismo, hablan de la falta de democracia en Venezuela.

Como era de esperar, The New York Times ha aclamado a Guaidó como “un rival creíble”. El Wall Street Journal  ha declarado que es “un nuevo líder democrático”. Pero como señalan Cohen y Blumenthal, Washington no ha seleccionado a Guaidó para conducir a Venezuela hacia una democracia plena. Eso no le interesa. Lo ha seleccionado para colapsar el país, que en los últimos veinte años ha sido un baluarte que ha resistido la hegemonía de EE UU. Desde 1998 Washington ha luchado para controlar las reservas de petróleo. Los estudiantes universitarios de derechas y de extrema derecha han sido financiados por EE UU para derrocar el gobierno de Venezuela y restaurar el orden neoliberal con un cambio de régimen.

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El verdadero trabajo empezó en 2007 después de que Guaidó se graduara en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Se fue a EE UU y se matriculó en la Universidad George Washington en un programa sobre formas de gobierno, administración y gestión política, bajo la tutela del economista neoliberal venezolano Enrique Berrizbeitia. En ese año la generación 2007 de activistas, entre los que estaba Guaidó, se bajaron los pantalones en las manifestaciones provocativas que organizaron. Existen fotos. WikiLeaks publicó correos electrónicos del embajador estadounidense en Venezuela. La oposición venezolana estaba recibiendo hasta 50 millones de dólares de organizaciones estadounidenses como USAID y el National Endowment for Democracy (NED). En noviembre de 2010 Guaidó y otros estudiantes activistas participaron en un curso secreto en el hotel Fiesta mexicana en la ciudad de México durante cinco días para aprender más sobre la desestabilización violenta. En 2014, los estudiantes participaron en barricadas violentas, con Guaidó, en lo que se conoce como guarimbas, promovidas por la CIA. Los medios internacionales comentaron que solo se trataba de “agitaciones esporádicas”. Guaidó se involucró en las barricadas. Hay vídeos suyos que él mismo tuiteó con su casco y máscara de gas. El partido Voluntad Popular, con sus guarimbas ha causado la muerte de policías y de ciudadanos civiles.

Esta es una breve biografía de Juan Gaidó, un títere de Estados Unidos, un hombre que Pedro Sánchez ha reconocido como presidente de Venezuela, con los demás países vasallos del imperio, para dirigir su “democracia plena”. Occidente ha estado desde 2016 bombardeándonos, sin poder demostrar nada, con la injerencia de Rusia en las elecciones de Estados Unidos. Ahora, sin embargo, mantiene que la injerencia extranjera en Venezuela es legítima. La hipocresía occidental provoca una gran irrisión con su teatro de falsedades y vanidades. _________________

Juan José Torres Núñez es socio de infoLibre

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