Librepensadores

Parásitos

Antoni Cisteró

No voy a hablar de cine, aunque el vampiro Donald ya se ha pronunciado contra la excelente película coreana. Me referiré a la definición de la RAE: "Dicho de un organismo que vive a costa de otro, alimentándose de él y depauperándolo sin llegar a matarlo".

La referencia me vino a la cabeza al oír las declaraciones de la diputada Bassa admitiendo que le “importa un comino” la gobernabilidad de España, podría entenderse el comentario por su amor fraternal, pero es inadmisible en el ámbito en el que se produjo. Asumiendo que los diputados tienen como misión velar, entre otros, por dicho concepto, me pregunto como debe sentirse cada vez que verifica el ingreso de su salario, pagado por dicho “comino”. Lo mismo podría pensarse de la CUP, que solo piensa asistir unos pocos días al Congreso, tiempo que dedicará a “incendiarlo”, pero sin renunciar al sueldo.

A mi entender, el problema es mucho más amplio que el mero estipendio. Aunque a veces no lo parezca, la tarea de los Parlamentos es ardua, difícil y complicada, al tener que conjugar posiciones e intereses muy diversos, pensando (en teoría) en el bien común. La presencia de dichos “organismos” es en detrimento de otros posibles diputados que sí podrían asistir a comisiones, estudiar propuestas y legislar, en suma: trabajar para el país, sean de la tendencia que sean.

Idéntica posición tienen los europarlamentarios. Al contemplar la imagen de Puigdemont, Comín o Ponsatí a la puerta de la Eurocámara cabe preguntarse cuál será su posición respecto a la PAC, a la seguridad común europea, el Brexit, la Tasa Tobin o la Google, los refugiados y tantos y tantos temas difíciles de estudiar, negociar y acordar entre sus heterogéneos miembros. La respuesta me temo que es: ninguna. Viven a costa de su huésped, se alimentan de él (no solo económica sino también jurídica y mediáticamente), y lo depauperan (tratando temas personales en lugar de los críticos para todos los europeos), sin llegar (afortunadamente, aunque en ello están) a matarlo.

Pienso que también algunos de los dirigentes del independentismo actúan de la misma forma respecto a él. Después de diez años de aventuras, ¿puede un verdadero indepe pensar aún que con el liderazgo de los que depauperaron el procés con sus dudas, fantasías, falsas promesas, faroles y traiciones mutuas se podrá llegar ni tan sólo a atisbar la ansiada República? Querer que tu país sea independiente es legítimo, aunque las barbaridades mediáticas de unos y otros hacen cada vez más difícil tomar una opción basada en la razón. Lo que no es legítimo es alimentarse de la ilusión de cientos de miles de personas en beneficio partidario o incluso individual, depauperando el movimiento con gestos cada vez más histriónicos y vacíos de contenido. ¿En qué beneficia la presencia de Torra al Parlament, a la mesa de diálogo o al propio independentismo? ¿Y al futuro de Cataluña?

Todo colectivo necesita del esfuerzo de sus miembros para avanzar. Y avanzar, según la RAE, es mover hacia adelante. España, Cataluña, y también el movimiento independentista necesitan de miembros que avancen en simbiosis (sacando provecho mutuo de la vida en común). Sus objetivos solo tendrán razón de ser si, al poner un pie delante de otro, y otro, y otro, evitan y se alejan de los elementos que, mediante giros hipnóticos de danza derviche, impiden acercarse al horizonte.

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Antoni Cisteró es socio de infoLibre

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