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2021, política de San Fermines o de Castells

Librepensadores nueva.

Josman Buisan

Entre las celebraciones y festejos más peculiares, más exclusivos y reconocidos del mundo hay dos que pertenecen al folklore de la Península a la tradición histórica de sus pueblos, Los San Fermines y los Castells Humanos Catalanes.

Unos más reconocidos y publicitados, más exportados como tradición de España, y agasajados como “marca” hispana, más internacionales, los otros más rurales, más exclusivos, menos comentados, sin retrasmisiones, ni reportajes y en algunos casos sin mención alguna en España, pero extraordinariamente ÚNICOS.

No voy aquí a hacer comparativas de festejos, ni lista de agravios, ni competencias, ni siquiera a insinuar que un festejo es mejor que otro, ni mucho menos. Pero si quisiera trasladar algo que se me ocurrió el otro día, que accidentalmente y por casualidad, me puse a pensar, lo que me produce en ocasiones urticarias y severos efectos secundarios, pero en este caso solo una ligera picazón, y aquí me tienen, rascándome.

En España la política hace años que se parece mucho a Los San Fermines.

Los políticos, cuando les dan su carnet de Escogidos para la Gloria y los lanzan a hacerse su carrera, salen como manadas de Miuras, a correr y a embestir, a dar cornadas a diestro y siniestro, entendiendo ellos, que cuanto más fiero el morlaco, cuanto más destroce, mejor consideración y tratamiento va a tener, y los vemos en el Congreso, como si fuera la esquina de La Calle Estafeta “cabeceando” y “corneando” como bravos que derrapan, patinan, pero sobre todo embisten, sin saber porque, pero embisten porque está en su naturaleza.

Nada de dialogo, los Toros Bravos no hablan, cornean.

En esa manda suelta, de toros, los hay de varios colores, más oscuros, más pintones, hay toros y toras, o bravos y bravas, o Miuras macho y hembra o como se tenga que decir para que nadie se enfade, con cuernos retorcidos a derecha o astas peligrosamente desviadas a la izquierda, toros de ganaderías castellanas, madrileñas, gallegas, vascas, catalanas, etc, etc... pero todos con un denominador común: CORNEAR a quien se les ponga delante.

Y las gentes, “ los mozos y mozas” unos corren delante tratando de frenar sus acometidas y no ser embestidos, comerciantes, pequeños empresarios, activistas sociales, colectivos de sanidad, sindicatos, ongs, agrupaciones, autónomos, jubilados, pensionistas, obreros, inmigrantes, feministas, etc... Y otros disfrutan desde las vallas del espectáculo, tratando de ver, si es a otro al que le meten una cornada.

¡¡que ya es de tontos enfrentarse a animales salvajes!! Dicen desde el hoyo 9 del campo de golf.

Para la mayoria silenciosa, los San Fermines son, los bares, las comidas, las fiestas, la vida cotidiana y enterarse por la TV si ha habido muertos o heridos, porque la cosa no va con ellos, o muy poco.

¡¡ pa qué ¡!

Al final, lo más importante es lo que se consigue, el propósito final, en este caso, llegar a la plaza, sin muertos, y que no pase NADA, que los toros se dispersen, cada uno hacia su puerta giratoria, o su matadero, que desaparezcan y que dejen en la muchedumbre la tranquilizadora sensación de que, al pasar ellos y sus carreras sin pena ni gloria, ha pasado el peligro para el PUEBLO.

Pero, que diferente sería, si a los políticos, se les OBLIGARA a hacer política como Castellers.

Todos, amarrados unos a otros, codo con codo, mano agarrada a otra mano y cientos de manos edificando torres, con un solo propósito común: construir un Castell, un País, una nación o varias dentro de Una. Unos haciendo de “crosas” y trabajando en la sombra como eficaces funcionarios o técnicos, otros de “folre” o “manillas” poniendo estabilidad, seguridad, y solidez a leyes, normas, programas, etc. Y los más fuertes, los de músculo, los líderes quarts y terços ( cuartos y terceros) soportando sobre sus hombros el peso político, las responsabilidades, para que quints y dosos ( quintos y doses) los más jóvenes, la mayoría mujeres, puedan estar en lo alto del proyecto.

Y abajo entonces todos nosotros, el pueblo llano, que en vez de mirar y verlos pasar, sin duda estaríamos motivados para hacer de “piña” y empujar hombro blanco con hombro negro, brazo de comunista sujetando brazo de liberal, mano de vasco, aferrando cintura de andaluz, pecho de extremeño dando sostén a espalda de catalan, piernas de hombres y mujeres mezcladas sin distinciones ni confusiones, una PIÑA, una nación, o varias en Una, sosteniendo un Castillo gigante para que nuestros niños se encaramen al futuro.

Esos niños mágicos, que desde hace tiempo en casi todos los castells catalanes son niñas Suparmanes, que se encaraman Castell arriba con más coraje que un “marine” de los Nave Sil, en la seguridad que sus mayores les sostienen en una construcción sólida, en un proyecto sin fisuras, el Acotxador y Enxaneta cuyo propósito, es el de CORONAR una construcción humana. EL DE TOCAR EL CIELO.

La guadaña que no cesa

Si a nuestros políticos, de todos los colores, les obligáramos a hacer política estilo Castell en vez de permitirles ser Manada de Toros bravos, que cornean, tendríamos la certeza que nuestros millones de ACOTXADORS Y ENXENETAS , nuestro niños, tendrían al final de su recorrido un futuro para CORONAR.

¿Utopía?, casi seguro.

Josman Buisan es socio de infoLibre

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