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Cuando "Ellos" son adorados por "Los demás"

Librepensadores nueva.

Juan Priego Romero

Acabamos de saber del faraónico contrato de Leo Messi por 555 millones de euros por cuatro años (que podían ser muchos más si entramos en detalles) en el arruinado Fútbol Club Barcelona y me llama la atención cómo da la noticia en primera plana El Mundo: ¡Messi arruina al Barça!

Lo primero que se me viene a la cabeza ante tan escandalosa noticia, es preguntarme si ha habido violencia o armas de por medio en las negociaciones y ya, visto que no ha sido el caso y más tranquilo, sigo preguntándome si el tal Leo tiene la culpa de esa ruina, y si no la tiene él, que seguro que no la tiene:

¿De quién será y por qué presentan unos periodistas esa noticia así, generando odio y rencor hacia alguien que no está probado que sea culpable, en vez de llegar más lejos como sería su obligación y descubrir y denunciar a los verdaderos culpables?

Sin andarme con rodeos, ni tratar de enmarañar la cuestión, creo que en primera instancia, la culpa está en la base, o séase en los aficionados al futbol, que no son tales aficionados al deporte fútbol de por sí y sí que son fanáticos de un dios al que adorar, como se está viendo con más notoriedad en estos tiempos de pandemia, en Brasil, Italia, España o Inglaterra por ejemplo, donde el covid campa a sus anchas por cierto y está llenando hospitales y cementerios y vaciando los frigoríficos de los más vulnerables y los que menos tienen.

Esta base que, en su conjunto siempre está dispuesta a pagar verdaderas fortunas para mantener este negocio del fútbol, hace posible que sus avispadas estrellas, que son las que generan el espectáculo con sus excepcionales cualidades, aconsejadas por sus asesores o motivadas por su propia ambición, adquirida con el aumento de su fama (¿quién se la habrá exaltado hasta esos niveles?), exijan la parte que creen que les corresponden de la tarta, aunque les salga por las orejas.

Ante esta postura, los mandamases de los clubes viendo peligrar su gran negocio y su liderazgo, acaban por ceder ante ellas, sabiendo que éste les sería negado por esa misma base de paganos, que son los que de verdad mantienen el tinglado y que no se conforman con el deporte como tal, si no están sus estrellas por las que exaltarse y berrear como rebaño taurino. Y lo más importante para los que mandan: la pasta no sale de sus bolsillos particulares y si algo sale mal, alguien apechugará al final.

Llegado a este punto... ¡horror, me asalta otra duda!

¿Quién estará interesado en que esta base esté tan fanatizada y que no preste atención a los verdaderos problemas que azotan la humanidad?

Y vuelvo inevitablemente a la segunda instancia que me lleva de nuevo a “Ellos” y veo claramente que nada serían sin “Los demás”.

Es triste, es desesperante y no veo la manera de que esa parte importante de entre “Los demás”, se de cuenta de lo imprescindibles que son para evitar este pescado que se muerde la cola, esta carrera que no tiene fin y que no conduce a nada, solo al desastre y a la decadencia moral e intelectual de este mundo, en el que tantos avances se habían conseguido en los últimos cien años, sin que los que los han liderado hayan sido remunerados, ni muchísimo menos, como estas estrellas actuales.

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Menos mal que poco a poco va habiendo más personal que piensa, que se hace preguntas, que discurre…

¿O no?

                                                                                                                                                                                                                                           Juan Priego Romero es socio de infoLibre

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