Viaje a las profundidades de Brian Eno (y Karl Hyde)

La vanguardia fluye por la sangre de Brian Eno, todo un visionario del rock y de la electrónica que no baja la guardia a sus 66 años. Retorna el músico británico junto a su penúltimo aliado: Karl Hyde, la voz de esa locomotora techno llamada Underworld. Ambos se acaban de embarcar en Someday worldSomeday world, un álbum que fusiona sus introspecciones complementarias a golpe de paisajes sonoros que derivan en apocalípticos.

The satellites, Daddy's car o Celebration atestiguan que sus universos convergen desde que experimentaron hace cuatro años en forma de Beebop hurry, una pieza que avanzaba este disco. El psicodélico Karl Hyde lleva unos cuantos años aproximándose al territorio de Brian Eno, como demostraba su evocadora Slumming it for the weekend, de su aventura en solitario Edgeland. Y ahora la ensoñación contemporánea revive por obra y gracia de dos almas habituadas a beber de las fuentes de la innovación.

Someday world llega sólo dos meses después de que se clausurase 77 million paintings, la instalación de vídeopintura y música que (con siete años de retraso) mostró en Madrid el excompañero de David Bowie en la trilogía berlinesa Low, Heroes, Lodger. Atrás quedan sus primeras exposiciones españolas a finales de los años 80: Palma de Mallorca, Bilbao y Zaragoza. De su experiencia en la capital vizcaína surgió la composición Alhóndiga, dedicada al recinto donde pudimos contemplar los visuales del inventor del concepto ambient.

El exteclista de Roxy Music y productor no conoce fronteras artísticas. Ha colaborado con Robert Fripp, Kevin Ayers, John Cale, Cluster, Harold Budd, David Byrne o Jah Wobble. Y ha producido a Talking Heads, Ultravox, Devo, U2, Coldplay, James, Laurie Anderson o Grace Jones. Brian Eno no descansa en esta cotizadísima faceta suya como mago de la mesa de mezclas. De hecho, supervisa actualmente la nueva grabación de los portugueses The Gift, en el vigésimo aniversario de la banda de Nuno Gonçalves, afincado en Madrid.