Cultura

'Las invisibles': comedia para el drama de las mujeres sin hogar

Imagen promocional de 'Las invisibles', de Louis-Julien Petit.

Los personajes son mujeres sin hogar y las mal pagadas y consideradas asistentes sociales que las atienden en un centro de día. El casting, una mezcla de intérpretes conocidas y actrices no profesionales que vivieron en la calle en algún momento de su historia personal. La trama, la resistencia de un espacio municipal que el ayuntamiento amenaza con cerrar por no ser sostenible económicamente. Pero la película resultante no es un drama, sino una comedia que se ha convertido en una de las películas más taquilleras de lo que va de año en Francia, con más de 1,3 millones de espectadores acumulados desde principios de enero, y sumando. Ahora Las invisibles, del cineasta Louis-Julien Petit, se estrena en España, un país con el que el filme comparte, al menos, el contexto político que hace de las mujeres sin hogar unas marginadas entre los marginados. 

Petit se acercó a este tema, a priori lejano, gracias a un documental de la realizadora Claire Lajeunie, Femmes invisibles. Survivre dans la rue (Mujeres invisibles, sobrevivir en la calle, emitido en 2015 por la cadena pública France 5). La investigación de Lajeunie dio también lugar a un libro, Sur la route des invisibles (En el camino de las invisibles, editado por Michalon), que llegó a las manos de Petit. "Me sentí totalmente conmocionado por el tono", cuenta por teléfono el cineasta a este periódico. Porque en su narración de los seis meses de investigación que habían dado lugar al documental, Lajeunie incluía una cantidad nada desdeñable de carcajadas y escenas humorísticas. "¿Pero cómo has podido reírte de este tema? Y ella me dijo: 'No me reí de eso, me reí con eso". Con eso y con ellas. Después de esta conversación, el cineasta concluyó que ahí había una película de ficción esperando. 

Pero para ello, y como en anteriores películas, Petit decidió basar su guion en el trabajo de campo. Pasó un año como voluntario en centros de atención a mujeres sin hogar: "Para una mujer en la calle, además de para tomar un café, para entrar en calor o ducharse, o para cargar el teléfono, estos centros son un espacio seguro. En el exterior, ellas tienen una doble condena: además de sobrevivir a la calle, sufren agresiones sexuales, físicas. Eso es algo que no me imaginaba hasta ese punto, la violencia". En este sentido, la situación española no es distinta de la francesa: el Instituto Nacional de Estadística revelaba en 2012 que el 24,2% de las mujeres sin hogar ha sufrido agresiones sexuales. La la Asociación Realidades, de hecho, lanzó una campaña el pasado enero llamada Haciéndonos visibles que denunciaba la falta de conciencia sobre los problemas específicos de las mujeres sin hogar. 

Pero entre Francia y España hay ciertas diferencias. El documental de Lajeunie nació de un datp hecho público por el Instituto Nacional de Estadística francés: allí, el 40% de las personas que viven en la calle son mujeres. En España, esa cifra es del 20%. Pero organizaciones como Solidarios para el Desarrollo o Realidades ponen en cuestión estos números: si el riesgo de pobreza es más alto entre ellas que entre ellos, ¿cómo es posible que no se refleje en quiénes acaban viviendo en la calle? La Federación Europea de Organizaciones que Trabajan con las Personas sin Hogar habla, por ello, de un "sinhogarismo oculto". Las invisibles. 

Pero esa invisibilidad va más allá. Petit considera que la sociedad tiene una imagen distorsionada de cómo son las personas sin hogar: "Usan Facebook, ven series de Netflix en el centro... Creía que había un mundo entre ellas y yo, pero lo que me chocó más es que nos parecíamos". Para el cineasta, para defenderse del miedo más o menos consciente a acabar en la calle, el ciudadano medio crea la ficción de que quienes sí lo hacen tienen que ser fundamentalmente distintos a ellos. Nada más lejos de la realidad, en su experiencia: "Lo que descubrí fue las habilidades de estas personas. Cuando uno está en la calle, eso no quiere decir que no hayamos ejercido una profesión, que no tengamos talento, que no sepamos varios idiomas…". Algunas de las mujeres a las que atendió, cuenta, tienen más formación académica que él. Muchas de ellas habían tenido empleo estable antes de perder su hogar. En el documental de Lajeunie, las mujeres entrevistadas describen su caída como un cúmulo de reveses comunes —divorcio, desempleo, disputas familiares— acompañados de algo de mala suerte. 

Ante "la complejidad del medio", Petit decidió que había que rodar "con mujeres que hubieran conocido la calle". Sí hay entre el elenco actrices profesionales, como Audrey Lamy, Noémie Lvovsky Corinne Masiero (está última, presente en los tres largometrajes del director). Pero las mujeres que acuden al centro están interpretadas en su mayoría por intérpretes no profesionales. Hubo primero un casting con 300 mujerescasting , el cineasta comenzó a hacer talleres de teatro con 100 de ellas, que se redujeron a 50. De este grupo salieron las 15 actrices que acabarían figurando en el filme. Durante este proceso, las participantes "estaban todas estabilizadas", cuenta, "todas tenían techo: un alquiler social, u otra forma de vivienda social". Para mantener su anonimato, como se hace en los centros de atención, Petit les invitó a tomar prestados nombres de mujeres a las que admiraran. Así, en la trama y en los títulos de crédito, ya junto a sus nombres reales, vemos a una Lady Di, una Beyoncé, una Salma Hayek, una Françoise Hardy... incluso una Brigitte Macron, la esposa del presidente francés. 

La película, pese a la investigación inicial, es una historia de ficción. Las mujeres no han vivido lo que relatan sus personajes. El personaje de Chantal tiene un pequeño problema para encontrar trabajo: es incapaz de ocultar que, si sabe arreglar todo tipo de aparatos, de una tostadora a una moto, es porque aprendió en la cárcel, donde estaba presa por asesinar a su marido maltratadorAdolpha van Meerhaeghe, quien le da vida, quizás no tenga ese amor por la honestidad brutal, pero sí comparte su paso por prisión y los motivos que la llevaron allí. Aunque no hay aquí ni un gramo de dramatismo: ni Chantal ni Adolpha cuentan su historia desde la tragedia, y quizás su personaje sea el que más carcajadas genera. Este es el tono feel good blandido por Petit también en su primer filme, Discount (2015), que seguía a los trabajadores de un supermercado de saldo, a punto de ser despedidos. La comedia se convierte para el cineasta en "el lazo" que une al espectador y a los sujetos representados

Las personas 'sin hogar' reclaman a los partidos aplicar la Constitución para garantizar sus derechos

Las personas 'sin hogar' reclaman a los partidos aplicar la Constitución para garantizar sus derechos

Petit conoció también a otras invisibles durante su año de investigación: las asistentes sociales. "Las reglas no estaban adaptadas a cada situación, que quieren hacerse leyes generalistas aunque cada historia es particular, así que había una frustración de no poder acompañar a esas mujeres hasta el final", cuenta. En el momento en que se les consigue una vivienda, la normativa impide que las trabajadoras sigan atendiendo a las mujeres en su búsqueda de trabajo o en sus tratos con la administración, por lo que, se quejan las asistentes, muchas no tardan en volver a la casilla de salida. Los personajes del filme se rebelan ante esta norma y convierten secretamente el centro de día en un albergue que ofrece cama, comida, talleres educativos y hasta coaching emocional. A ellas, como a las mujeres que conoció Petit como voluntario, les resulta "muy difícil tomar distancia y cumplir las reglas". 

"El filme trata de resistencias modernas, de combatientes, de la desobediencia civil. Eso es lo que empuja al espectador a reflexionar", valora el director. Pero tampoco quiere cargar las tintas ni sobre la administración ni sobre los espectadores, con toda probabilidad insensibles al problema de estas mujeres. "Yo he hecho esta película porque, cuando caminamos por la calle, nos cruzamos todo el tiempo con personas sin hogar. Y bajamos la vista, porque tenemos miedo de acabar en esa situación", dice. "He hecho esta película para elevar la mirada". 

 

Más sobre este tema
stats