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Cultura

La demanda de cultura en casa se dispara y desborda a los proveedores

El consumo de televisión se ha incrementado durante el fin de semana tanto 'online' como tradicional.

Estaba claro: los 46 millones de españoles confinados en sus casas desde la declaración del estado de emergencia el pasado sábado no iban a quedarse mirando al vacío. Durante el primer fin de semana de encierro, principal medida contra el contagio del coronavirus, el sector de la cultura digital sufrió una demanda incluso por encima de lo esperado. Las principales afectadas han sido las plataformas de series y películas online, pero no son las únicas. Con cines, teatros, museos y librerías cerrados, el sector se enfrenta a una digitalización forzosa que prueba los límites de su propia adaptación. 

Incluso Netflix se vio superada: el gigante estadounidense sufrió fallos durante algo más de una hora en la tarde del viernes, cuando se unió el comienzo del fin de semana y el estreno de ÉliteÉlite, una de sus series más populares. Los usuarios que trataban de comenzar a ver su tercera temporada se encontraron con un mensaje de error. Pero también Filmin ha temido por la estabilidad de su sistema: la plataforma española, especializada en cine de autor, ha experimentado un incremento del 70% en el tráfico, y sus usuarios han visto un 40% de películas más que de costumbre.

Más cine y series online...online

"Hemos rozado puntos muy comprometidos", dice Juan Carlos Tous, que llegó a temer una caída del servicio, "pero estamos bien, nuestros técnicos han estado muy pendientes durante el fin de semana". El uso de la plataforma ha sido sustancialmente más intenso, pero esto no se ha traducido en un aumento similar en el número de abonados, que ha crecido, pero "tampoco para tirar cohetes" según el empresario. La empresa no da datos de abonados, cosa que tampoco hace la competencia, pero sí aclara que lo que ha pasado es que los ya socios han usado más la plataforma, no que hayan accedido a ella en masa nuevos usuarios. 

"Esto ya se planteó antes de que empezara todo", señala Elena Neira, experta en televisión bajo demanda y profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC. "Nos preguntábamos si realmente el sistema de banda ancha iba a soportar el tráfico, y claramente el sistema no estaba preparado". El domingo, las principales operadoras móviles hacían público un comunicado en el que pedían un uso "racional" de las redes por el temor de una sobrecarga, y anunciaban medidas "de refuerzo" para garantizar el servicio. Y aún así, dice, aunque el consumo se intensifique, sigue apareciendo "muy fragmentado". 

...y más televisión tradicional

Sucede que el incremento del uso de las plataformas digitales ha ido acompañado de un pico récord en la audiencia de la televisión tradicional. El domingo, más de 35 millones de espectadores se reunieron ante la televisión en algún momento del día —una media de 10 millones—, según hacía público la consultora Geca con datos de Kantar Media. Ese día, los espectadores consumieron de media 414 minutos de televisión, casi siete horas. La emisión más vista fue el telediario de mediodía de Antena 3, mientras que el minuto de oro tuvo lugar durante el informativo de TVE de la noche. Varios de los programas más vistos del fin de semana fueron también informativos

¿No eran las nuevas televisiones el mayor enemigo de la televisión tradicional? ¿Cómo se explica esto? "Las televisiones se centran en la información, mientras que las plataformas se dedican al entretenimiento puro y duro", dice Neira, describiendo lo que se conoce como "bifurcación de la programación". Es decir, en este caso no se enfrentan, sino que "esta polarización resulta ventajosa". Todavía está por ver que las plataformas de streaming —particularmente opacas con sus datos— vean aumentar sus abonados, pero según la experta esta situación sí que puede redundar en una mayor fidelización de los ya socios. 

Teatro digital

Si los espectadores no van al teatro, el teatro va a los espectadores. Esa es la recién estrenada filosofía de la Teatroteca, un recurso del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM, dependiente del Ministerio de Cultura) originalmente pensado para profesionales e investigadores pero que en estos días encuentra un nuevo público. El portal reúne 1.600 grabaciones de espectáculos teatrales que datan desde 1977 y pueden visualizarse gratuitamente, previo registro, con un sistema de préstamo similar al de una biblioteca. Con el cierre de teatros públicos y privados, es uno de los escasísimos recursos que acercan las artes escénicas a las casas. "Se nos han llegado a caer los servidores", dice Javier de Dios, director del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música, del que depende la Teatroteca. Los usuarios han crecido un 10% solo hasta el viernes y ya superan los 9.100

"Para nosotros es un reto estar a la altura de la demanda", dice el director, consciente de que en estos momentos el proyecto excede los propósitos para los que había sido pensado. La plataforma nació en 2016, cuando el equipo, viendo que lo más consultado de su catálogo eran las obras audiovisuales, y que hasta entonces solo podían verse presencialmente en su sede, decidió ponérselo fácil a los investigadores habilitando un servicio de streaming. Para respetar los derechos de autor, explica De Dios, hay un número limitado de copias virtuales de cada obra, por lo que se puso en marcha también un sistema de reserva. Muchas de las obras destacadas en la web superan hoy la decena de reservas.

Una biblioteca en red

Otra institución cultural cerrada al público pero que se esfuerza por mantenerse disponible para los usuarios es la Biblioteca Nacional, que llevaba ya un tiempo realizando cambios internos para incrementar sus recursos online. También ellos se han visto superados por la demanda: durante el fin de semana han recibido cerca de 8.000 visitas por día cuando lo habitual está entre 2.500 y 3.000.. "Los usuarios de nuestros canales sociales están incrementándose, sí", dice Mar Pérez Morillo, directora de la División de Procesos y Servicios Digitales. "Y la respuesta que hemos obtenido solo desde ayer a las publicaciones en Facebook, Twitter e Instagram casi nos sorprende a nosotros". La Biblioteca ha puesto en marcha dos hashtags para que los usuarios den a conocer sus piezas favoritas del catálogo, #ComparteBNE y #LaBNEcontigo

El equipo, no precisamente numeroso, está desarrollando contrarreloj estrategias de divulgación y de adaptación a la nueva situación. "Desde el primer momento, el mismo sábado, cuando aún estábamos atendiendo a los comunicados oficiales y las resoluciones administrativas, ya vimos un movimiento en redes que compartía nuestros recursos", dice Elena Sánchez Nogales, del Servicio de difusión. Esta división le da particular importancia a su colección de libros digitalizados en formato ePub —aprovechan también estos días para que los usuarios propongan la inclusión de nuevos títulos— , pero también a sus listas de reproducción o incluso a sus colecciones cartográficas. "Los ciudadanos no solo necesitan distraerse en general en esta situación tan inusitada y un poco preocupante también", dice Mar Pérez, "sino que agradecen especialmente que les acerquemos contenidos culturales interesantes, muchas veces desconocidos todavía". 

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¿Y los libros?

El sector editorial se esfuerza también por adaptarse a la situación de encierro, aun con las editoriales bajo mínimos y las librerías cerradas. El sector ha propuesto una batería de medidas entre las que se encuentran el retraso del pago de impuestos, la exención del IBI para las librerías o, más llamativo, que estos comercios puedan permanecer abiertos durante la cuarentena al igual que papelerías o kioskos de prensa, como "un dispensador de libros" en palabras de Antonio María Ávila, director ejecutivo de la Federación de Gremios de Editores de España. "Hay muchos que están recibiendo pedidos online, pero al final el libro te lo tiene que llevar alguien físicamente", explica. 

Mientras, las editoriales se esfuerzan por desplazar a Internet los actos cancelados, por fomentar las ventas online en librerías... y por reforzar el libro electrónico, que en 2018 representó tan solo el 5% de la facturación. "Estamos trabajando para poner a disposición una gran cantidad de libros digitales", dicen fuentes de Penguin Random House, "y valorando distintas opciones para nuestros e-books" dentro de la coyuntura actual. Pero Ávila se muestra escéptico: "La realidad es tenaz, y no subimos de ese 5%", dice. "El sector está haciendo una inversión a la que el mercado no responde". El último barómetro de hábitos de lectura y compra de libros reveló que solo un 35% de los lectores digitales pagó por su descarga en 2019. Habrá que esperar para saber si el encierro cambia esta tendencia. 

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