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Un ministro de Macron, investigado por un supuesto caso de violación

Emmanuel Macron, flanqueado ministro del Interior (a su derecha) y por el portavoz del Gobierno.

La investigación se abrió a raíz de una denuncia presentada por “violación”. No obstante, más allá de si existió o no consentimiento, aspecto que deberá determinar la Justicia, el caso tiene también otra dimensión que no emana del derecho en sentido estricto. Y que plantea una pregunta más amplia, de carácter eminentemente ético: el ministro Gérald Darmanin ¿se aprovechó en 2009 del poder que le otorgaba su cargo para conseguir favores sexuales, proporcionando apoyo político en un caso judicial? La historia enfrenta a dos personas que no se encontraban en una situación de igualdad.

Por un lado se encuentra Gérald Darmanin, que entonces tenía 25 años, concejal en Tourcoing y adscrito al servicio jurídico de la UMP, en París. Esta prometedora figura de la derecha, pasó a formar parte, en 2011, del gabinete del secretario de Estado David Douillet; en 2012 fue elegido diputado. Al otro lado está Sophie Spatz –nacida Olga Patterson–, de 37 años, simpatizante de la UMP y ex chica de compañía, que llevaba dos años llamando a todas las puertas para que se revisase su condena por chantaje y llamadas inadecuadas, en una sentencia dictada en 2005. En correos dirigidos a la UMP, al Ministerio de Justicia o incluso al presidente de la Comisión de leyes de la Asamblea, la mujer proclama su inocencia a los cuatro vientos y asegura que quiere limpiar sus antecedentes penales.

En ese preciso contexto se entrevista con el concejal, en la sede de la UMP, en marzo de 2009. “Entre sollozos la recibe un joven cargo del partido, Gérald Darmanin, que se muestra muy receptivo y que sabe ganarse su confianza con expresiones del tipo: ‘No se preocupe, sé lo que es la injusticia; procedo de una familia modesta, mi madre es limpiadora, sé lo que es ser degradado y despreciado...”, asegura el marido de la mujer, Pierre Spatz, en una carta dirigida en mayo de 2017 al entonces ministro de Justicia, François Bayrou, quien la transmitirá al Fiscal de la República.

Un mes después se abría una investigación preliminar que se archivó por “ausencia de delito”: la denunciante no respondió a las citaciones. El 17 de junio, Gérald Darmanin presenta una denuncia por “denuncia calumniosa”, tal y como relató ante los micrófonos de France Info el 15 de enero.

Esa mañana, Gérald Darmanin decide abordar él mismo el asunto, que todavía no había salido a la luz: “Al poco de mi nombramiento como ministro recibí –bueno, escuché que se había recibido– una carta de denuncia calumniosa, una carta infame sobre mi persona, que se puso en manos del ministro de Justicia. El remitente era un hombre, que me acusaba de abuso de debilidad, de abuso de poder, incluso de violación”, señalaba el ministro, para puntualizar a continuación que se había abierto y posteriormente archivado la investigación preliminar. “Tenía 25 años y no era nadie, era un hombre joven”, minimizó a continuación. Una semana después, el caso volvió a convertirse en noticia cuando Sophie Spatz, por recomendación de su nueva abogada, Élodie Tuaillon-Hibon, escribe al fiscal para solicitar prestar declaración. La investigación se reabrió el 22 de enero y la denunciante declaró tres días más tarde.

Según el testimonio de Sophie Spatz publicado por Le Monde, Gérald Darmanin le pidió, al término de esta entrevista en la UMP, en 2009, continuar la conversación fuera de la sede del partido. “Me dijo que me iba a ayudar. Me invitó a cenar” en Françoise, un restaurante próximo a la Asamblea Nacional, dijo la mujer. En su carta a François Bayrou, su marido Pierre Spatz, añade: “En la cena, Darmanin le dijo a mi esposa que tiene muchos contactos y que va a hacer lo necesario para que su caso se vuelva a estudiar y que evidentemente mi esposa sea declarada inocente, que todo va a ir bien y de le deje hacer”.

En su opinión, su mujer tenía entonces “confianza total” con el político, que supuestamente le prometió que dirigiría un correo a la Ministra de Justicia para ayudarla. Pero también en ese momento, siempre según la denunciante, le puso una  mano sobre la suya y añadió: “Vas a tener que ayudarme también a mí”. La noche continuó en un club y después en un hotel del barrio de Opéra, donde se produjo el supuesto encuentro sexual. “Estaba atrapada. Me digo que estoy obligada y que mañana tendré mi carta”, relató a Le Monde.

Durante ocho meses, Sophie Spatz espera su “carta” y le recordó la promesa a Darmanin, según los sms a los que ha tenido acceso Mediapart, socio editorial de infoLibre.“Puedes enviarm por mail las cartas de las que m hablaste gracias [sic]”, le dijo la mujer un día. Por su parte, Gérald Darmanin en varias ocasiones le propuso “tomar algo”. Entre ese intercambio de mensajes, que se produjo en el periodo 2009 y 2012, este pregunta en concreto:

- “Abusar de su posición. Por mi parte es ser un gilipollas!!!! Sobre todo cuando se está pasando mal, la política te va al pelo”; “cuando se sabe el esfuerzo que he tenido que hacer para follar contigo!!! Para ocuparte de mi caso” [sic], le escribe la mujer.

- “Tienes razón sin duda soy un gilipollas. ¿Podrás perdonarme? Gracias por darme otra oportunidad.. ¿Estás libre esta noche?” [sic], responde.

En otro mensaje, le pregunta si esta “satisfecha con su carta”, después insiste en tomar “algo”.

¿Qué sentido dar a estos sms? ¿Y a la frase que pronunció Darmanin, según Sophie Spatz: “Vas a tener que ayudarme también a mí”, puestos al habla con el gabinete del ministro, éste no ha querido pronunciarse. Su abogado, Pierre-Olivier Sur, ha respondido a Mediapart que no “comentario alguno que hacer” sobre la cuestión y ha precisado que “se trata de la versión de la mujer”. “Si se enfrentan los perfiles, ella es la que tiene el control de la relación hombre-mujer y del eventual paso del código diurno al código nocturno”, añade.

En France Info, el ministro admitió que “conocía” a la denunciante. Desde entonces, no ha negado la existencia del contacto sexual, ni tampoco el intercambio de sms o el correo dirigido a Michèle Alliot-Marie, entonces ministra de Justicia. Si niega en cambio la acusación de “violación”, “acusaciones que sólo tienen como objetivo hacer daño”, según sus abogados. Pero aquí cabe preguntarse ¿Gérald Darmanin habría firmado y después enviado esa carta si Sophie Spatz no hubiese mantenido relaciones sexuales con él?

Contactado su abogado Pierre-Olivier Sur, éste rechaza cualquier “abuso de poder” por parte de su cliente y justifica que “para que exista abuso de poder, debe haber poder. Ahora bien, entonces, Gérald Darmanin no era 'nadie', como ha dicho”. “Puesto que no tenía poder ninguno, ¿por qué no se lo dijo dicho a mi cliente?”, se cuestiona la abogada de Sophie Spatz, contactada por Mediapart. “Eso mismo es lo que algunos políticos le respondieron en la época cuando ella los contactó”.

El devenir de los acontecimientos, en este caso, pone de manifiesto que no es exacto que Gérald Darmanin no fuese “nadie”. O que, como poco, dejó pensar a Sophie Spatz que tenía capacidad para intervenir políticamente porque el 3 de noviembre de 2009 escribió a la ministra Michèle Alliot-Marie con relación a su caso. “[Ella] apeló en casación tras una condena menor”, le explicaba en la misiva a la ministra de Justicia, en un correo al que ha tenido acceso Mediapart. “Sin entrar en el fondo del caso, ella considera que importantes irregularidades jurídicas explican el porqué de su situación jurídica”, insiste para aludir a continuación “la injusticia que parece sufrir”. La petición del ahora ministro es clara: “Por eso me permito solicitarle, señora ministra, que reciba a la señora Patterson o, al menos, que estudie seriamente el caso remitido al Ministerio”, escribe a modo de conclusión.

La respuesta llega cinco meses después: “El recurso está siendo examinado en el Tribunal de Casación”; confirma la entonces ministra en un correo del 30 de marzo de 2010 al que Mediapart ha tenido acceso. Pero Michèle Alliot-Marie se cuida de precisar que “el principio constitucional de la separación de poderes, no permite formular valoraciones sobre las decisiones judiciales o intervenir en el desarrollo de los procesos en curso”.

Un político de la UMP que escribe a una ministra de su partido para pedirle “que estudie” el caso: la práctica debería ir por detrás de la necesaria estanqueneidad de los poderes judicial y político. No así en opinión del abogado de Gérard Darmanin: “El envío de una carta a un ministro es un uso –por parte de políticos y militantes de su partido político– no es tráfico de influencias”, precisa Sur. “Los propios ministros responden a todos los que se dirigen a ellos por razones personales tras una reunión pública: ‘Escríbeme’. A veces incluso entregan la tarjeta de su jefe de gabinete”. Para el abogado, “este uso no tiene más explicación que responder al interlocutor y a veces tiene un efecto tranquilizador. Y eso puede evitar dramas porque incluso si el ministro no hace nada, recibe la carta y eso se agradece”.

En el plano jurídico, el concepto del “abuso de poder” sólo aparece en derecho administrativo. El Código Penal sanciona el abuso de debilidad –no obstante, los hechos habrían prescrito– y su definición es muy restrictiva. Se refiere al “abuso fraudulento” del “estado de ignorancia” o de “la situación de debilidad” de un menor o de una persona vulnerable por su “edad”, una “enfermedad” o una “deficiencia física o psíquica” por ejemplo. En Twitter, el presidente del grupo socialista en la Asamblea, Olivier Faure, recordaba, sin aludir directamente al caso, la definición del Código Penal sobre el tráfico de influencia.

 

Élodie Tuaillon-Hibon, abogada de Sophie Spatz, insiste en el hecho de que la denuncia se presentó por “violación” y no por “abuso de debilidad”. Sin embargo, considera que Gérald Darmanin “abusó de su posición de concejal y de hombre público y del crédito del que gozaba con esta mujer”. Para la abogada, “este abuso de posición dominante” supondría “el elemento preparatorio de la violación por sorpresa” que ahora lleva ante la Justicia su clienta. “[Ella] Considera que se aprovechó de su debilidad y de su interés por quedar absuelta”, precisa insistiendo en el hecho de que “bastó que ella hubiese podido pensar o creer que él tenía poder. Para ella, si eres poderoso, puedes tener lo que quieras. En Gérald Darmanin, vio a Nicolas Sarkozy, a la UMP (donde fue recibida). No debe pasarse por alto la cuestión de la premeditación. ¿Qué tenía en la cabeza Gérald Darmanin cuando tuvo el caso en sus manos? Conocía su excondición de chica de compañía”.

Petición de dimisión

Matignon reaccionó el sábado, tras anunciarse la reapertura de la investigación, para señalar simplemente que Gérald Darmanin conservaba “toda la confianza” de Édouard Philippe, antes de precisar que el ministro había sido totalmente “transparente con respecto a los hechos” ya que había “informado al primer ministro de la acusación que pesa sobre él”. “La Justicia tiene que pronunciarse y debe poder trabajar con total independencia”, subrayaron personas del entorno del primer ministro, quienes recordaron que las reglas del Ejecutivo dadas al comienzo del quinquenio son que cuando un miembro del Gobierno es investigado, dimite; salvo que la imputación sea por difamación, en cuyo caso la dimisión es automática.

“Si Gérald Darmanin fuese imputado por violación, por supuesto, debería dejar el Gobierno, no soy yo quien lo dice; así lo marca la regla dada por el presidente y el primer ministro”, apuntaba también Marlène Schiappa, secretaria de Estado. Y añadió: “La regla está clara, la explicó el presidente y el primer ministro: desde que existe imputación. De lo contrario, se puede denunciar a todos los miembros del Gobierno mañana y todos los miembros del Gobierno tendrían que dimitir”.

Más allá de recordar lo que implica el principio de la presunción de inocencia, el Ejecutivo sabe en qué momento concreto surgen las acusaciones contra Gérald Darmanin. Desde la revelación del caso Weinstein el movimiento #DenunciaATuCerdo y #MeToo, las agresiones y el acoso sexual que sufren numerosas mujeres se encuentran en estos momentos en el centro del debate público. “Nuestra sociedad entera está enferma de sexismo”, reconoció en noviembre Emmanuel Macron, cuando anunciaba su intención de hacer de la igualdad entre las mujeres y los hombres la “causa del quinquenio”. La carta de valores de La República en Marcha (LREM), de la que Gérald Darmanin es miembro, recoge que el partido vela por que “cada uno de sus afiliados respete las reglas elementales de la cortesía, del respeto a los demás, de la honestidad y de la probidad, además del respeto evidente de las leyes de la República”.

En un contexto así, las repercusiones políticas de la investigación preliminar abierta contra el ministro no son menores. “El Gobierno ha querido hacer de la lucha contra la violencia, la prioridad de su quinquenio, Emmanuel Macron y Édouard Philippe lo repitieron. ¿Cómo lo van a conseguir si uno de sus ministros está acusado de violación? La Justicia debe poder hacer su trabajo. El Gobierno, también”, subraya una petición lanzada el domingo por varios militantes feministas – Madeline Da Silva, Clara Gonzales, Marie Cervetti y Elliot Lepers – que reclama al primer ministro la dimisión de Gérald Darmanin.

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El apoyo y la prudencia en el lenguaje de los miembros del Gobierno apenas han convencido a algunos responsables de Los Republicanos, que han reclamado la dimisión de Gérald Darmanin. “Respetamos la presunción de inocencia, pero habida cuenta de las graves acusaciones que pesan sobre él, y por la serenidad de la acción pública, pensamos que no cabe otra alternativa que la dimisión”, indicó Laurence Saillet, una de las portavoces del partido. En el PS, al margen de Olivier Faure, sólo la senadora Laurence Rossignol ha criticado al ministro tras calificar los hechos de embarazosos para un Gobierno “que ha incluido la igualdad hombres-mujeres entre sus proyectos iniciales para el quinquenio”. “Estamos ante una acusación que se encuentra en el centro del combate feminista de hoy, la articulación entre las violencias sexistas, sexuales y las desigualdades”, añadió la exministra de Familia y Derechos de las mujeres. No obstante, precisó que “le corresponde a la Justicia calificar los hechos y determinar la veracidad de los mismos”. ____________ Traducción: Mariola Moreno

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