Explosión Beirut

La tragedia se cierne sobre Beirut tras seis años de negligencias

Vista general del puerto de Beirut tras la explosión.

Seis de la tarde en Beirut. Videoaficionados y curiosos observan en la distancia el incendio de lo que parece ser un cargamento de fuego artificiales en el puerto de la capital libanesa. Sin embargo, nadie estaba preparado para lo que se iba a convertir en una de las mayores crisis del país en los últimos años. De repente, y ante la estupefacción de los ciudadanos, una gran explosión sacude la ciudad. Las impactantes imágenes –que no tardaron en inundar las redes sociales– muestran como una imparable onda expansiva arrasa todo lo que se encuentra a su paso. Las consecuencias son demoledoras: por el momento el país contabiliza más un centenar de fallecidos, 5.000 heridos y graves daños materiales. Rapidamente la región se ve desolada por una crisis a la que hay que sumar la ocasionada por el coronavirus, junto a la crisis política manifestada en diversas protestas de la población por la corrupción del gobierno de Saad Hariri, en las que cargan contra la dejación de funciones del Ejecutivo y su negligencia. Una negligencia que ha tenido consecuencias fatales en esta ocasión.

Lo impactante de las imágenes llevaron a pensar en un primer momento en un ataque terrorista. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, llegó a comentar que las explosiones “parecen ser un terrible ataque”. Pero la realidad parece ser muy diferente, y apunta directamente a la gestión del Gobierno. Mientras que el incendio pirotécnico fue la mecha, la explosión fue ocasionada por 2,750 toneladas de nitrato de amonio. Una sal –formada por iones nitrato y amonio– utilizada principalmente como fertilizante que, si bien no es inflamable, en altas cantidades puede usarse como explosivo. Por ello es recomendable su almacenamiento alejado de sustancias combustibles. Unas condiciones que no se respetaron en el hangar donde estaba almacenada, y que fueron determinantes en la tragedia.

Los hechos han desatado la ira de los habitantes, que se preguntan cómo ha llegado la carga allí, si el Gobierno tenía conocimiento de esta situación, y en caso de que la respuesta sea afirmativa, las razones por las que no actuaron en su momento para evitar la tragedia. Sin embargo, una investigación realizada por Al Jazeera revela que las autoridades libanesas tenían conocimiento de la situación desde hace más de seis años.

En 2013, el nitrato de amonio llegó al puerto a bordo de Roshus, un buque de origen ruso. Sin embargo, Líbano no era el destino de la carga. Según el portal Fleetmon, dedicado al seguimiento de navíos, el barco partía de Georgia en dirección a Mozambique. Sin embargo, una dificultad técnica obliga a la embarcación a atracar en Beirut. En este momento, las autoridades libanesas impiden la salida del buque, que es abandonado por la tripulación.

Fotografía del buque Rhosus

Una vez identificada la carga, ésta es almacenada en el hangar 12 del puerto, donde ha permanecido hasta este fatídico martes. Una situación de la que las autoridades eran conscientes, por lo menos, desde el 27 de junio de 2014, fecha en la que Shafik Merhi, director de las aduanas libanesas, envía una misiva a un juez de asuntos urgentes alertando de la situación y buscando una solución. Otras cinco cartas fueron enviadas el 5 de diciembre de 2014, el 6 de mayo de 2015, el 20 de mayo y el 13 de octubre de 2016, y el 27 de octubre de 2017, solicitando una salida para el material. Se barajaron tres opciones: Exportar el nitrato de amonio, cederlo al ejército libanés, o venderlo a Lebanese Explosives Co.

Pese a las advertencias del gran peligro que suponía mantener la localización del cargamento, ninguna de las cartas obtuvo respuesta. Tres años después de la última misiva de 2017, el nitrato de amonio seguía en el hangar.

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Fotografía aérea de los hangares del puerto de Beirut antes de la explosión

Un día tras el incidente, el Gobierno libanés ha ordenado el arresto domiciliario a los directivos de la Autoridad Portuaria de Beirut. En palabras de Ghada Shreim, ministra de Personas Desplazadas, la orden afecta a "todos los directivos del puerto responsables del almacenamiento, protección e inspección de los materiales explosivos" desde 2014. Una medida que se limita a los altos cargos del pueblo, apunta el ministro del Interior, Mohamed Fahmy, según recoge el diario Nidaa al Watan, si bien de descarta una investigación internacional. "Lo más importante es hallar a los responsables", sostiene Fahmy. 

La presidencia libanesa ha decretado el estado de emergencia durante dos semanas, y ha comunicado la decisión de arrestar a los directivos del puerto.

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