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Excelente Javier. Tus deseos son los míos.Si bien yo deseo con mucha, mucha, mucha más intensidad la unidad de acción de la izquierda y el progresismo, que la destitución de la monarquía y la instauración de la República. Porqué? , pues entre otras cosas, porque sin la primera no se daría la segunda.
Ademas, de la misma manera que es absurdo cuestionarse lo anacrónico, injusto y anti-democrático que es un rey. También esta bastante contrastado que la forma de Estado no es garantía ni implica mayor justicia social. Por tanto, para mí, es una cuestión de principios, a los cuales, sin desdeñar mi sentir republicano, antepongo la conquista de una sociedad del bienestar; y para esta es igualmente necesaria la susodicha unidad.
La derecha solo tiene un diagnostico que es a la vez su principio elemental "hay que tener contento al poder para que el poder nos trate bien" ( del cual por desgracia participan muchísimos asalariados) , pero el poder "curiosamente" nunca esta contento. La derecha como es lógico, antepone individuo a colectivo. Y como consecuencia se instala en la mentira permanente para intentar convencernos de que le preocupa la gente. Es decir su hábitat es la mentira.
La izquierda-progresismo ha de realizar un diagnostico lo mas real y acertado posible, en base al cual, establecerá unas verdades e intentará aplicar soluciones primando al colectivo frente al individuo. Dado el carácter plural de la izquierda-progresismo, a pesar de querer lo mismo , el bien común, se topa con parecidos diagnósticos, diversas verdades y variables soluciones. Por lo que además de compartir con la derecha en la lucha por el poder ambiciones y personalismos, tiene el enorme añadido de las diferencias en diagnósticos, verdades y soluciones.
Hay pues , que unirse ( o colaborar ) para abordar cuestiones concretas que nos vayan instalando en la sociedad del bienestar ( bien común), la cual por desgracia, este capitalismo especulativo, cruel y salvaje ha convertido en una utopía.
PD: Negar la unidad es condenar al pueblo al sufrimiento y la desesperanza. Salud y República!
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Me encanta D. Javier.
Estoy con usted, un poco de carbón no le vendría mal a esta izquierda nuestra (a esta España nuestra), un poco menos de personalismos y de "puñaladas cainistas" y un poco más de verdadero ímpetu por reducir el "deterioro galopante de la situación económica y social" y sobre todo--como bien señala en negrita--la pérdida de libertades y derechos; que creo es lo que se nos escapa de valioso en esta suerte de "sueño" de la consciencia, en el que tratan de mantenernos sumergidos, esas élites con sus artimañas mediáticas hipnóticas.
Y, porqué no, feliz año 2019.
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Además de lo que pide el Sr Valenzuela, yo os pediría que para las clases medias y obrera traigáis menos COBARDÍA, EGOÍSMO, IGNORANCIA. Hay que ser muy ignorante y muy egoísta y muy cobarde para dar tu voto a los representantes de los poderosos, a la derechuza, pensando que son los que mejor van a conseguir que tú y los tuyos sigan comiendo caliente tres veces al día, ya que son ellos los que se oponen a los emigrantes pobres, los cuales son los culpables de que cada vez estemos peor, la misma derechuza que agita trapos de colores como trampantojos a un lado y otro del Ebro. Ignorantes para creerse que todos los partidos políticos son iguales y que esto no tiene solución y por eso me quedo en casa. Ya sé que pido cosas imposibles, pero sois magos,¿no¿.
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En cuanto a la división de lo que llamamos izquierda (dicho con muy buena voluntad), quizás todo se podría resumir en aquello de “en la oposición hace mucho frío”. Desde los tiempos del señor X y sus mayorías absolutas, la llamada izquierda española casi siempre ha gobernado más por deméritos ajenos que por méritos propios. Y así surgen por todas partes iluminados que creen que ellos podrían conseguir las mayorías si les dejaran. Y en la derecha ocurre algo parecido. Cada vez que se producen grandes crisis en los partidos políticos siempre hay voluntarios que se presentan para remediarlo. De ahí nacen las divisiones, de ahí nacen nuevos partidos de salvadores, de las crisis.
Pero volviendo al principio, nos falta la magia en la creencia. Lo mismo la magia de la navidad perdida como la magia de las ideologías muertas. Ya solamente creen los que viven de ello. Los que venden navidad y los que venden política. Los demás aceptamos los rituales como tradiciones para comer y beber mucho y para votar cada cuatro años.
Lo que tampoco sabemos es que desarrollo va a tener este devenir sin magia. Es de temer que magia va a sustituir a las magias tradicionales. Porque parece evidente que la magia de la democracia que vienen años intentado colarnos tampoco cuela. No se la cree ni aquél dios de la primera magia.
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www.infolibre.es ISSN 2445-1592
Muy bueno JAVIER. ¿Se dará alguien por aludido?.
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