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¿El coronavirus o el boicot a Huawei? Da igual

Quienes intentan comprender cuál ha sido la verdadera causa de la cancelación del Mobile World Congress 2020 en Barcelona especulan con diferentes hipótesis, pero un potente debate subyace en el fondo: ¿Ha sido el miedo y la alarma ante un virus desconocido por parte de una sociedad amedrentada donde la información científica cada vez tiene menos valor?, ¿o en el fondo hay una guerra tecnológico-empresarial para intentar evitar que Huawei y por tanto, China, se haga con el dominio del desarrollo del 5G?

Expertos y analistas aluden a distintos argumentos inclinando más o menos la balanza hacia un lado u otro del debate. Los hay que definen esta fallida edición del MWC como "la explosión del 5G, un foro para que China mostrara su supremacía digital al mundo y que supondría la debilidad y soledad de EEUU en este ámbito", como dice Ignasi Guardans en El Confidencial. El profesor Antón Costas, en El Periódico, apunta a tres posibles causas: "La histeria de pandemia como nuevo riesgo global", "Una patada a China en el trasero de Barcelona", y que "En Barcelona no hay nadie que se ponga al teléfono". Otros, como este hilo de Genís Roca, hablan de un "cúmulo de mala suerte". Ramón Muñoz,en El País, afirma que fue el miedo de las empresas a posibles demandas de sus empleados, una vez que LG anunció que no iba, lo que desató el rosario de deserciones.

Tampoco faltan quienes aluden a un castigo contra España por la tasa Google, a errores garrafales de la organización, e incluso a un boicot a Barcelona. Como en todo conflicto, lo normal es que haya un poco de todo y que unas decisiones hayan precipitado o sobredimensionado el peso de otras, pero la cancelación del MWC 2020 es un estupendo ejemplo de aquello que el sociólogo alemán Ulrich Beck, hace ya casi veinte años, denominó La sociedad del riesgo global (siglo XXI). Esta teoría, que tuvo en su día una notable repercusión en las ciencias sociales, está compuesta por varios elementos que pueden verse reflejados en la crisis del Mobile World Congress tanto si se opta por una explicación más cercana a la guerra tecnológica EEUU-China, como si se cree que es la crisis del coronavirus lo que justifica su cancelación.

El primero de los factores que componen la sociedad de riesgo global según la definió Beck hace referencia a los riesgos como algo distinto a los daños producidos. Los riesgos no son una destrucción, sino la amenaza de poder llegar a serlo. Lo determinante, por tanto, es la percepción que de ellos se tiene. Además –y este es el segundo elemento caracterizado por Beck–, la idea de riesgo invierte la relación entre pasado, presente y futuro: "El futuro, es decir algo no existente, construido y ficticio, adopta su lugar como causa de la experiencia". Tanto si optamos por la explicación que alude al miedo al contagio del coronavirus como la que se inclina por un boicot a Huawei y la tecnología china estamos hablando de riesgos, es decir de las percepciones que se tengan sobre su posibilidad de producir daños, pero no sobre daños en sí. Es bien sabido que el Covid-19 tiene, a día de hoy, una mortalidad menor a la de la gripe común. De hecho, los científicos dicen que lo que temen no es al virus en sí, sino que a pueda mutar y tener efectos desconocidos. Por otro lado, no es menos sabido que la ventaja tecnológica que puede estar alcanzando China en el 5G no se ha traducido a día de hoy en una hegemonía en el mercado ni en el desarrollo tecnológico, sino que existe una pugna abierta que, como en todo asunto económico, no depende sólo de un elemento –en este caso, la tecnología–, sino de un conjunto de factores que tienen que ver con la infraestructura, la capacidad de generar alianzas, la innovación permanente, la resiliencia financiera, etc. Hablamos, por tanto, tanto en una versión como en otra, de situaciones que podrían llegar a darse, pero que en ningún caso existen en la actualidad.

En tercer lugar, Beck afirma que los riesgos aúnan proposiciones fácticas con valorativas, es decir que hacen referencia a lo tolerable y a lo que no lo es. No sería tolerable la expansión de un virus –chino, para más inri–, ni tampoco que el gigante asiático se hiciera con el control de la tecnología del futuro. Hay en este aspecto toda una serie de cuestiones valorativas que dicen mucho de la sociedad actual.

Continúa Beck su teoría hablando de un cuarto elemento que tiene que ver con los riesgos como "consecuencias no deseadas" y, por tanto, que escapan a la lógica de control propia de la modernidad "no sólo debido a la globalidad de los riesgos (...), sino también a las indeterminaciones e incertidumbres inherentes a los diagnósticos del riesgo". En efecto, el miedo al virus y su posible mutación señala a la medicina como incapaz de controlarlo, desatando consecuencias insospechadas. Lo mismo ocurre si miramos a un posible boicot industrial; la hegemonía de China en las redes de 5G sería la evidencia de que Occidente ha perdido el dominio del mundo. Esto supone –y es el quinto factor– una peculiar síntesis de conocimiento y desconocimiento, hasta tal punto que se da la paradoja de que "un mayor y mejor conocimiento, algo que la mayoría de la gente evalúa sin reservas de forma positiva, se está convirtiendo en fuente de nuevos riesgos", lo que no significa que el conocimiento no sea necesario. De hecho –y este es otro de los elementos definitorios– según el sociólogo alemán cuantos menos riesgos se reconocen públicamente, tantos más riesgos se producen.

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Continúa Beck su descripción de la sociedad del riesgo global constatando, y pocas veces se ha visto tan claro como en este caso, que los riesgos son simultáneamente globales y locales, dando lugar a la ya famosa expresión de "glocal". Esta idea ha sido ampliamente aplicada a las cuestiones relacionadas con la crisis ambiental, pero ahora sabemos que tiene su reflejo en muchas más dimensiones. Tanto en la sanitaria como en la empresarial, ha quedado de manifiesto que ni las enfermedades ni los mercados entienden de fronteras, y si las hay, no les cuesta apenas nada cruzarlas erosionándolas hasta hacerlas desaparecer.

Finalmente, la teoría afirma que los riesgos de la sociedad global son propios de una sociedad híbrida. Combinan cuestiones de naturaleza política con otras éticas, de comunicación, tecnológicas, conceptuales, de percepción, etc. En el caso que nos ocupa, sea cual sea la explicación por la que se opte, es evidente que una mezcla de elementos de toda naturaleza han tomado parte en la decisión de las compañías de no acudir al MWC, y sus efectos se desplegarán también sobre un conjunto de variables económicas, políticas, sociales, geoestratégicas...

Bienvenidos y bienvenidas a la sociedad del riesgo global, que es también la del miedo global. La cancelación del Mobile World Congress de Barcelona no es el primer caso ni probablemente el más grave, pero conviene ir entendiendo la dinámica que subyace porque nos va a acompañar un buen tiempo.

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