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Muros sin Fronteras

Aprendiendo juntos ante la pandemia

Salud o economía. Este ha sido —y sigue siendo en algunos países— el dilema esencial desde el primer momento. La gran tentación en China, Corea del Sur, Italia, España, Reino Unido o EEUU fue decir “protejamos la economía” al creer que nos enfrentábamos a una crisis similar a la del SARS, en 2003. Se trata de un error grave, de Primero de Globalización, porque nadie estará a salvo cuando entremos en recesión, si es que no lo estamos ya. Este dato de Goldman Sachs sobre el impacto en la economía china es una pésima señal: su PIB perderá nueve puntos en el primer trimestre.

El gobierno chino, que no dirige una democracia, acusó a los médicos de Wuhan, que alertaron a finales de diciembre de la existencia de un nuevo brote de coronavirus, de difundir rumores y dañar la estabilidad del país. El 23 de enero, Pekín ordenó el aislamiento de Wuhan, que es la capital tecnológica del país, con cerca de 11 millones de habitantes, además de otras ciudades de la provincia de Hubei. Se perdieron cuatro semanas clave.

Antes de seguir quiero presentarles a un genio de 17 años: Avi Schiffmann. Al inicio de la crisis, cuando afectaba solo a China, creó una herramienta que recoge los datos de la evolución del Covid-19, cuando aún era epidemia. Ahora que ya es pandemia y afecta a más de 140 de los 195 países existentes, su aplicación ofrece información real actualizada al minuto por regiones y países, además de aportar mapas y otros recursos de medición. Se trata de un instrumento extraordinario que nos provoca preguntas que podrían responder los epidemiólogos y demás expertos científicos.

Un ejemplo: ¿por qué Alemania tiene muchos menos muertos que Francia si el número de contagios es superior? Quizá tenga que ver con la cantidad de test realizados y con su número de camas de UCI por cada 100.000 habitantes, 29,2 frente a 11,6 de Francia. La de España es de 9,7. En este enlace tienen más datos. Está el factor del número de habitantes: Alemania tiene 82,6 millones frente a 74,3 millones de Francia, una diferencia que se igualará en 30 años según las previsiones demográficas.

Si quieren saber más de Schiffmann, aquí tienen una entrevista en Democracy Now. Ha sido y es más efectivo que todos nuestros gobiernos juntos.

La demora de China, las semanas perdidas, ha marcado la pauta de un retraso generalizado, que ha ido acortando plazos según aumentaba y mejoraba la información sobre el virus y su comportamiento. Italia tardó en copiar a China (impuso el confinamiento de Lombardía el 8 de marzo) . España tardó en copiar a Italia (el decreto de alarma y el confinamiento de todo el país se publicó en el BOE el 14 de marzo). Francia y Bélgica nos acaban de copiar.

El Reino Unido ha dado un giro en su estrategia inicial de dejar que la población se contamine para crear una inmunidad de grupo, algo discutible, según muchos científicos, por el precio a pagar. Boris Johnson, igual que Trump, ha cambiado de táctica porque la primera iba a matar a más de medio millón de británicos, los mayores (sus votantes), y colapsar el sistema de salud. La actual, la de recomendar sin imponer restricciones drásticas, matará a 260.000. Solo la reclusión forzada para evitar el contacto podría reducir el número a 20.000. Son datos del Imperial College and the London School of Hygiene and Tropical Medicine que contradicen a los consejeros de Johnson, alguno de ellos procede de la industria farmacéutica.

Donald Trump y su coro mediático de aduladores (Fox News) ha pasado del negacionismo y de acusar a los demócratas y a la prensa de intentar dañarle a ponerse en cabeza de la alarma. Para no dejar de ser él, Trump ha copiado a Ortega Smith —sin saberlo, porque no debe de tener ni idea de quién es—al referirse al Covid-19 como el “virus chino”). Que no falten las morcillas xenófobas y las fake newsfake news. Es una pandemia. Su exasperante lentitud en el Estado de Washington (otro gran centro tecnológico) ha colocado a EEUU en una situación complicada. Y a él, que en noviembre tiene elecciones presidenciales. Las encuestas indican que solo el 37% se fía de él en esta crisis. Si hubiera una encuesta mundial sería peor. No parece un aliado fiable aquel que pretende comprar la vacuna en exclusiva para su país.

Corea del Sur tiene experiencia y medios en el manejo de una crisis después de lo ocurrido en 2003 con el SARS. Su estrategia ha sido diferente. Ha evitado los confinamientos masivos para primar la actuación sobre las personas afectadas y sus entornos. Se ha basado en la realización de test intensivos. Ha realizado 3.692 pruebas por cada millón de habitantes, más de 200.000 desde que estalló la crisis del Covid-19. Su método funciona, su índice de mortalidad es bajo si se compara con España. Ha logrado salvaguardar su tejido productivo e industrial sin aumentar la mortalidad. Aquí lo explica Pablo Linde en El País. Otro éxito de actuación es Singapur: 266 casos, ningún muerto y ya ha regresado a la normalidad.

Todos han actuado con retraso, pero ya estamos todos en la línea adecuada. Lo curioso es que Simon Parkin nos lo advirtió en noviembre de 2018 en un texto titulado “Así será nuestra próxima pandemia global”. Lean aquí.

Feliz resistencia.

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