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Propuesta de mínimos para… ¿otra moción?

F. Mayor Zaragoza/ J.A. Martín Pallín/ B. Garzón/ G. Llamazares

Junio de 2017, Rajoy sigue siendo presidente del Gobierno. ¿Por qué? ¿Por qué el presidente del partido con más corruptos de Europa es también el presidente del Gobierno de España, incluso después de someterse a una moción de censura, la tercera de la democracia?

Los errores reiterados tras el largo ciclo electoral que vivimos entre 2015 y 2016 frustraron una posibilidad real de arrebatarle el gobierno al Partido Popular. Entre dimes y diretes, entre disputas internas, vetos a otros por no ser suficientemente de una cosa o de la otra, Rajoy sigue gobernando. Y lo hace careciendo de la legitimidad ética que ha de ser consustancial al ejercicio de la gestión pública. Al menos, eso sí lo ha puesto sobre la mesa el debate sobre la fallida moción.

Es evidente que las políticas neoliberales nos han llevado al empobrecimiento generalizado de la sociedad, a precarizar el trabajo, retroceder en derechos y libertades, a deteriorar o hacer desaparecer servicios sociales esenciales, a ignorar la necesidad de hacer más sostenible nuestra economía y nuestro sistema productivo y de consumo, a postergar el avance en la lucha contra la lacra del machismo. Se han olvidado del diálogo territorial dejando en manos de la justicia lo que habría de resolver la política. Han atado las manos a las administraciones locales.

Todo lo anterior es una realidad, grave en sí misma, como lo es que la economía de las grandes cifras haya vuelto a crecer a costa del sacrificio colectivo de las mayorías sociales que hoy están en mucho peores condiciones que antes de la crisis-estafa cuya excusa sirvió para endurecer las políticas de austeridad y los recortes a machete. Además, el conjunto se agrava cuando se ha hecho a costa de denostar nuestra democracia en la dirección contraria al avance y progreso de la misma: hoy podemos afirmar que vivimos bajo una democracia de bajo perfil, una pseudodemocracia.

Es así cuando se gobierna en favor de los mercados, la banca y las grandes fortunas. Cuando se gobierna arrebatando a la ciudadanía sus libertades y derechos. Es así cuando el Estado no persigue mejorar la vida de los ciudadanos. Si añadimos a todo esto el funcionamiento corrupto del partido que gobierna, que se lucra gracias al ejercicio de actividades públicas, que privatiza y concede conciertos a sus redes de amiguetes, que evade impuestos y que controla y manipula la justicia, ¿qué nos queda?

Los escándalos relacionados con el Gobierno se vienen sucediendo en los últimos años y acelerándose en los últimos meses. Es sin duda un escándalo y una vergüenza lo que sucedió hace sólo unas semanas y cómo se gestionó por el propio fiscal jefe Anticorrupción, que no informó al fiscal general del Estado de su participación como coprietario de una sociedad en Panamá. Pero es que el propio fiscal general del Estado hizo oídos sordos, por la conveniencia sin duda del nombramiento, de las informaciones relativas a las escuchas telefónicas en las que aparecía como el fiscal preferido para el puesto de algunos corruptos. El propio Rajoy aludió al respaldo y confianza que le otorgaba.

Recordemos una vez más que esto no es el guión de una película de Scorsese, sucede en la España de 2017, en la que el presidente se pudo fumar tranquilo un puro después de salir airoso de una moción de censura votada, una vez conocida una larga lista de escándalos (y la que si intuye que otros tantos irán alargando).

Tampoco son simples anécdotas, son consecuencia de las acciones de un Gobierno que hace y deshace en instituciones que deben ser independientes. Y están otros abusos, como el que supuso el nombramiento del fiscal jefe Anticorrupción, abusos por desgracia habituales basados en conveniencias, amiguismos… ¿En serio no es suficiente para decir basta?

La única manera de que nuestro país vuelva a emprender la senda del progreso democrático es echarles del poder.

Es aquí donde entra la responsabilidad de los partidos de la oposición, que han fallado a la gente que les votó. Mayoritariamente las urnas clamaron dos veces por el cambio. Es verdad que no dijeron claramente que gobiernen las izquierdas o las fuerzas de progreso. Sí dijeron que gobierne la regeneración. “Lo que hay, no nos vale. Poneros de acuerdo para frenar este despropósito del Partido Popular, que maneja este país como su feudo y nos lleva sin frenos a estamparnos”. Así lo entendimos nosotros y seguimos entendiéndolo.

Muchas de las personas que firmamos el llamamiento de Actúa lo venimos repitiendo desde hace más de un año: Nos sentimos huérfanos y abandonados por una clase política que es incapaz de dar respuesta a la demanda ciudadana. Consideramos que ya hemos llegado al límite, que el vaso ha rebosado.

El pasado sábado, en Madrid, volvimos a propone a las fuerzas de la oposición un acuerdo de mínimos para cambiar el gobierno. Algunas de las cosas que escuchamos durante el debate de la moción fallida nos hacen mantener viva la esperanza de que así sea en breve. Otras, no tanto.

¿Con una nueva moción de censura? Por supuesto que la fórmula es válida. Pero ha de ser una moción trabajada, dialogada, que más que un efecto mediático persiga con honestidad lograr que una alternativa regeneradora sustituya a la que hoy gobierna añorando tiempos no tan lejanos en los que la democracia era un sueño para muchos.

Por todo ello, ponemos a disposición de los partidos nuestra Propuesta de Mínimos, elaborada, discutida y consensuada entre las gentes diversas y plurales que participamos en Actúa. Consideramos que su contenido es asumible como programa básico para desbancar al PP. O, al menos, que sirva como punto de partida para el diálogo.

Somos conscientes de que no hay soluciones fáciles, pero somos más conscientes aún de que la situación es escandalosamente deplorable y por lo tanto urgente su transformación. Sólo pasando a la acción pondremos cordura al sinsentido que vivimos.

Tememos por el futuro de nuestro país, sí, por eso llamamos a tomar las riendas del presente. Como hace 40 años, cuando volvimos a las urnas con alegría y esperanza después de otros 40 de historia negra, toca avanzar. Toca recomponer la democracia, fortalecerla y hacerla digna del momento que vivimos. Toca cambio y toca ya. ___________________

Federico Mayor Zaragoza, José Antonio Martín Pallín, Baltasar Garzón y Gaspar Llamazares son promotores de la plataforma Actúa.

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