El futuro del PSOE

Pedro Sánchez se sitúa en la línea de salida de las primarias del PSOE

Pedro Sánchez, el pasado 18 de noviembre en Ferraz, presentando el balance de la Conferencia Política.

El patio socialista parece estar más despejado. Cerrado el culebrón de la fecha de las primarias –serán en noviembre–, la consigna mil veces repetida es que toca centrar el tiro en las europeas, las primeras elecciones en las que el PSOE puede dejar la rampa de bajada y cerrar un ciclo nefasto que comenzó, precisamente, en las anteriores europeas, en mayo de 2009. Pero, soterradamente, las especulaciones sobre el futuro liderazgo del partido perviven, y con ellas los movimientos de los potenciales candidatos. Porque esa cuestión, la del nuevo rostro del socialismo, en realidad nunca desapareció tras la pírrica victoria (22 votos) de Alfredo Pérez Rubalcaba frente a Carme Chacón en el 38º Congreso de Sevilla, hace hoy justo dos años. 

El plantel de aspirantes apenas se había movido en los últimos meses. La propia Carme Chacón, el diputado Eduardo Madina y el líder del PSE, Patxi López, permanecían, cautos, en la parrilla de salida. Dejándose ver y querer, aunque sin postularse abiertamente. Rubalcaba, mientras, seguía sin mostrar sus cartas, pero sin descartarse en ningún momento. Pero en las últimas semanas quien ha movido más las aguas es el parlamentario en el Congreso Pedro Sánchez Pérez-Castejón. Madrileño, de 41 años, economista. Y el quinto nombre en liza, cuya postulación, según destacados dirigentes del PSOE, está "tomando cuerpo". No cuenta con poderosos "anclajes orgánicos", como observan sus compañeros, y por eso, desde la pasada Conferencia Política, Sánchez está visitando las federaciones, escuchando, sondeando apoyos. Comprobando si la piscina tiene agua. Y sólo decidirá si da el paso, como él mismo dice, "después de las europeas" de mayo. Su candidatura, de confirmarse, podría mermar apoyos a Madina, según algunos responsables, porque forman parte de la misma generación y tienen un perfil similar. Aunque otros mandos del partido estiman que podría más bien arrebatar respaldos "a todos", por su perfil más "transversal". Todo son hipótesis, claro. Porque aún quedan meses por delante. Y unas elecciones de por medio que podrían descabalar las quinielas. 

Fue la Conferencia Política la que marcó el punto de inflexión para Sánchez. La dirección le reclutó a primeros de 2013 para coordinar los trabajos preparatorios del cónclave, en paralelo con su vuelta al Congreso. Sánchez no había salido elegido diputado en la pasada legislatura, en 2008. Tuvo que esperar a que se marchara Pedro Solbes y corriera la lista. En 2011 concurría como número 11 de la lista por Madrid, y también se quedó fuera. Reingresó en el hemiciclo en enero de 2013, una vez se fue Cristina Narbona al Consejo de Seguridad Nuclear.

Del lado de Sevilla, Jiménez y Blanco

Sánchez regresaba así a la primera línea. Aunque en ella no estuvo siempre. Doctor en Economía, licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Complutense, máster en Economía Europea por la Universidad Libre de Bruselas, trabajó en Nueva York en la empresa privada, luego como asesor en el Parlamento Europeo de la eurodiputada Bárbara Dürhkop –la viuda del asesinado por ETA Enrique Casas– en 1997; como jefe de Gabinete de Carlos Westendorp, Alto Representante de Naciones Unidas en Bosnia en 1998-1999, y como director de Relaciones Internacionales en la OCU. Su enlace con Ferraz a partir del 35º Congreso, el que ganó José Luis Rodríguez Zapatero, se produciría a través de Jordi Sevilla. En 2004 obtuvo acta de concejal en el Ayuntamiento de Madrid, del lado de Trinidad Jiménez (a quien apoyó en las primarias frente a Tomás Gómez) y, en paralelo, colaboró en la redacción del programa de las generales de ese año. Y con José Blanco, otro de sus mentores, en 2005, en los comicios gallegos en los que venció el socialista Emilio Pérez Touriño. Del Consistorio saltó a la Cámara baja. 

Sánchez se encargó de la parte económica de la Conferencia Política de 2011, la última antes de las generales. En enero de 2013, la cúpula le llamó para asumir las tareas de coordinación de la siguiente Conferencia, junto a la diputada murciana María González Veracruz, miembro de la dirección. Ayudó a la organización de los diálogos previos y a la celebración del cónclave, examinando y cribando las miles de enmiendas recibidas. Acabada la convención, su papel público se desvaneció: no pertenece a la ejecutiva de Rubalcaba, ni al Comité Federal. Tampoco al Comité Regional del Partido Socialista de Madrid (PSM). Es militante de base en la agrupación de Tetuán. Una desvinculación orgánica que le presenta, según los suyos, como "un outsider", alejado de las tuberías del aparato. Ahora compagina su escaño en el Congreso con sus clases como profesor de Estructura Económica en la universidad privada Camilo José Cela de Madrid. 

Pero tras la Conferencia de noviembre de 2013, varias agrupaciones de toda España le llamaron para que explicara el nuevo proyecto político aprobado en el cónclave. Y él, como cuentan en su entorno, detectó que había ganas de "algo nuevo", que los militantes estaban "cansados" de escuchar los mismos nombres todos los días en los medios. El diputado empezó a pensar que se estaba gestando un movimiento más "fuerte" y que le animaba a dar un paso al frente. 

La vindicación del 'efecto Zapatero'

Él mismo descubrió sus cartas tras el Comité Federal del 18 de enero, en Las mañanas de Cuatro. "Yo estoy más en remar, aunque todavía no tengo claro desde qué posición", aseguró entonces. Más que suficiente. Sánchez entraba en el tablero. Una irrupción "necesaria", como afirman en su entorno, para posicionarse y sacar la cabeza, porque a diferencia de los otros posibles aspirantes, no es muy conocido dentro del PSOE y menos aún fuera. 

Han pasado dos semanas y, según estiman varios dirigentes consultados por infoLibre, su nombre ha "cogido fuerza" y se ha ido "consolidando", aunque es aún prematuro saber si cuajará. Algunos destacados responsables consideran que su postulación, a quien "más podría hacer daño" es a Madina, dado que es un hombre de su misma generación, con un perfil "más similar". Pero en los entornos de Sánchez y del diputado vasco lo niegan: sus trayectorias políticas y profesionales, afirman, son diferentes. 

Sánchez es, por ahora, "una incógnita" para muchos de sus compañeros. Algunos especulan con que sea una operación tolerada por el aparato de Rubalcaba, algo que el círculo del diputado niega tajantemente, al igual que desmiente que Blanco esté movilizando apoyos para él. Otro rumor que los cercanos al exministro de Fomento tachan igualmente de falso.  

Distintos dirigentes, de la cúpula federal y de los territorios, coinciden en señalar el plus con el que Sánchez parte en la carrera: la novedad. Ser un nombre que no circulaba en las cábalas iniciales y que no tiene una mochila política pesada, porque no ha estado en el Gobierno ni en el aparato. ¿Pero lo nuevo suma? En la casa socialista se invoca repetidamente el efecto Zapateroefecto Zapatero, la victoria de un perfecto desconocido hasta entonces, acompañado de su grupo de Nueva Vía, y que llegó a la Moncloa al cabo de cuatro años. "Lo que más sumó en Zapatero, en el congreso de 2000, fue que representaba lo nuevo frente a pesos pesados como José Bono, Matilde Fernández y Rosa Díez", rememora un veterano responsable que ha estado en el control de mandos del PSOE durante años. Esta dirigente, como otra buena conocedora del partido, reseñan otras virtudes: "Está muy preparado, articula bien, se defiende bien en las tertulias y en los debates y tiene muy buena presencia, muy buena planta". "No tiene historia, no tiene ataduras, ni un pasado", complementa otro alto cargo territorial. "Que sea nuevo es una clara ventaja", tercian desde la poderosa federación andaluza. 

La carta de Andalucía y de Susana Díaz

Pero esa ventaja tiene también un doble filo. Porque otros dirigentes creen que su menor popularidad puede jugarle a la contra. Sobre todo si hay bastantes candidatos, porque ello beneficiaría, cabría pensar, a quienes son más conocidos de puertas para afuera: a Chacón, a López y, en menor medida, a Madina. "Además, Carmen o Edu sí son nombres que han salido más en este tiempo, pero también suenan a nuevo, a renovación, a frescura", opina una dirigente. 

También se le echa en falta a Sánchez "anclajes orgánicos". A juicio de varios cuadros, y también de la dirección federal, esa circunstancia pesa menos en un proceso inédito hasta ahora, las primarias abiertas, en las que el aparato tiene una menor capacidad de control de los votos que en un congreso. Todo lo más, las agarraderas orgánicas podrían influir en la recogida de avales, pero como el umbral se rebajó del 10% al 5%, lograr unas 11.000 firmas no se cree muy costoso. A fin de cuentas, quienes votan no son sólo los militantes, sino también los ciudadanos, que no sienten tan de cerca la dinámica interna del PSOE. Además, según aseguran todos los dirigentes consultados, es bastante probable que los barones y sus cúpulas regionales no se posicionen en bloque a favor de ningún aspirante, salvo si existiera unanimidad en los mandos. 

En ese punto, es fundamental considerar la posición de la federación con más poder dentro del partido, Andalucía. Todos miran hacia Susana Díaz. Pero la presidenta de la Junta y secretaria general del PSOE-A ya ha dejado ver que no apoyará a ningún aspirante. "Será lo que él quiera ser", le dijo a Patxi López el pasado 26 de enero y, tres días más tarde, a otro de los nombres puestos encima de la mesa, el líder manchego, Emiliano García-Page. Fuentes cercanas a Díaz insisten en que ella, en principio, no prevé asumir riesgos: si respaldara a un candidato y este perdiera, se habría quemado en balde. Y lo que ella tiene en sus manos no es un juguete, es la Presidencia del mayor Gobierno en poder de los socialistas. 

Sin embargo, aún quedaría una carta por despejar: que Andalucía postulase a un alfil, hombre o mujer, en las primarias. La balanza entonces podría desequilibrarse a su favor. 

La duda latente del futuro de Rubalcaba

Ferraz, mientras, guarda oficialmente silencio. Un cargo del equipo de Rubalcaba señala que la entrada en escena de Sánchez se ha visto "con pitos y palmas". Denostada y celebrada. Otras fuentes afirman que ha "descolocado" al núcleo duro. 

Hacer apuestas, a estas alturas, es complicado. Aún falta por desvelar una incógnita nada menor: si el secretario general se atreverá a concurrir. Y esto dependerá, en buena medida, según se escucha en el PSOE, de lo que ocurra en las europeas de mayo. Ayer mismo, en TVE, reiteró que cuando se convoquen las primarias, decidirá. De camino, deberá determinar si lanza a su escudera, Elena Valenciano, como cabeza de lista de los comicios a la Eurocámara, o de número dos, con Ramón Jáuregui como número uno. A tantos meses vista resulta difícil vislumbrar, además, si habrá alianzas entre los potenciales candidatos. Se volvieron a despertar los rumores de tique tras una reunión de Chacón y Madina el día del Comité Federal, pero hay otros responsables que consideran que no tendría mucho sentido que rivalizaran dos vascos, Madina y López. 

Mientras, Sánchez prosigue su trabajo de reuniones con colectivos y agrupaciones para dar a conocer aquellos puntos en los que quiere enfatizar, como un esbozo de programa. Una de las ideas fuerzas que está repitiendo, según fuentes próximas al diputado, es la necesidad de "rescatar la democracia que nos han robado". El eje es, pues, la defensa de una "democracia radical", en todos los sentidos. Desde un punto de vista político, incide en la urgencia de una "verdadera división de poderes", la aplicación de la "máxima transparencia" a las instituciones, la convocatoria "más recurrente" de referendos –y siempre que se viole el programa electoral, para que no ocurra como en 2011, cuando se reformó la Constitución y no se preguntó a los ciudadanos–, la rebaja de 500.000 a 250.000 firmas para promover una iniciativa legislativa popular o una reforma electoral que se encamine hacia el modelo alemán, con listas "desbloqueadas". 

"Democracia radical" también en las empresas

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En la vertiente económica, Sánchez cree que hay que extender esa "democracia radical" a las empresas: que haya una "mayor participación de los trabajadores en las decisiones estratégicas" de las compañías, que alcance la representación sindical a las pymes. Y también que los organismos reguladores sean "verdaderamente independientes", que se apruebe una reforma fiscal progresiva "en profundidad"...

El diputado cree importantes otros tres elementos: libertad –"a parir pero también a morir con dignidad"–, hacer visible la diversidad como pegamento de sociedades complejas como la española y la ecología como "fuente de progreso y creación de empleo intensivo", que va acompañada de una fiscalidad verde. 

El parlamentario madrileño "tiene ganas" de "ayudar" a su partido, aunque aún no ha deshojado la margarita. "Tomaré una decisión cuando pasen las europeas, en eso debemos estar centrados todos", declara a infoLibre. Es el pacto no escrito al que han llegado todos los aspirantes, alentado por Ferraz, Andalucía y otras federaciones. Y que de momento nadie quiere quebrar. 

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