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El futuro de la monarquía

El rey vende su abdicación como garantía de “estabilidad”

El rey, durante su mensaje de abdicación televisado, este lunes 2 de junio.

El rey Juan Carlos se va porque "hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías", y porque su hijo Felipe, de 46 años, "encarna la estabilidad, que es seña de identidad de la institución monárquica". 

Así justificó el jefe del Estado su sorpresiva renuncia en un mensaje emitido a través de TVE y RNE [consúltalo aquí en PDF] poco más tarde de la una de la tarde de este lunes. Apenas seis minutos de grabación. Dos folios de declaración. Y ninguna autocrítica por los escándalos sucesivos que han conmocionado a la institución. Ni una palabra, por ejemplo, del caso Nóos, que mantiene imputados a su hija pequeña, Cristina, y a su yerno, Iñaki Urdangarin. 

Juan Carlos subrayó que la "larga y profunda crisis económica" que padece el país desde hace años "ha dejado serias cicatrices en el tejido social", pero también está indicando "un camino de futuro cargado de esperanza". "Estos difíciles años nos han permitido hacer un balance autocrítico de nuestros errores y de nuestras limitaciones como sociedad". Y, como "contrapeso", alegó el rey, ha reavivado la "conciencia orgullosa" de lo que España ha hecho y es: "Una gran nación". 

"Todo ello ha despertado en nosotros un impulso de renovación, de superación, de corregir errores y abrir camino a un futuro decididamente mejor. En la forja de ese futuro, una nueva generación reclama con justa causa el papel protagonista, el mismo que correspondió en una coyuntura crucial de nuestra historia a la generación a la que yo pertenezco". 

Mensaje del rey sobre su abdicación

Y ahí fue cuando el monarca introdujo la razón de su marcha: la necesidad que él cree de que pase a primera línea "una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando y a afrontar con renovada intensidad y dedicación los desafíos del mañana". 

Juan Carlos subrayó que su única "ambición" ha sido y seguirá siendo "contribuir a lograr el bienestar y el progreso" de todos los ciudadanos, y que quiere "lo mejor para España", a cuyo servicio ha puesto todas sus "capacidades", su "ilusión", y su "trabajo". 

Por eso cree conveniente pasar el testigo a su hijo Felipe, el heredero, que reinará con el nombre de Felipe VI, y que "encarna la estabilidad". Pero la decisión no se gestó en los últimos días. La fue preparando desde enero, cuando cumplió 76 años. Entonces, consideró "llegado el momento de preparar en unos meses el relevo para dejar paso a quien se encuentra en inmejorables condiciones de asegurar esa estabilidad". Fue a partir de ese momento cuando el monarca estudió la decisión con su hijo y con el jefe de su Casa, Rafael Spottorno, y también con los predecesores de este, Fernando Almansa y Alberto Aza. Después lo compartiría con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a finales de marzo, y con Alfredo Pérez Rubalcaba, líder del PSOE, unos días después. 

Sin embargo, en el mensaje de Navidad que él mismo pronunció días antes descartó su abdicación con toda rotundidad. El 24 de diciembre de 2013 proclamó su "determinación" para seguir "estimulando la convivencia cívica" y el "desempeño fiel" de su mandato y de las "competencias" que le atribuye el "orden constitucional". 

El recuerdo de sus cuatro décadas de reinado

Felipe, según le elogió el rey, tiene "la madurez, la preparación y el sentido de la responsabilidad necesarios para asumir con plenas garantías la Jefatura del Estado y abrir una nueva etapa de esperanza en la que se combinen la experiencia adquirida y el impulso de una nueva generación". "Contará para ello, estoy seguro, con el apoyo que siempre tendrá de la princesa Letizia", que será la nueva reina consorte, en cuanto la abdicación sea efectiva. 

Juan Carlos explica que el "convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles" y una vez que se ha recuperado de sus últimas operaciones –en noviembre se le implantó la prótesis definitiva en la cadera izquierda, por la que tuvo que ser intervenido dos veces a causa de una infección–, le he llevado a dejar la Corona, para que el Gobierno y las Cortes General culminen la sucesión "conforme a las previsiones constitucionales". El Consejo de Ministros, de hecho, se reunirá mañana de forma extraordinaria para poner en marcha una ley orgánica con la que dar paso a Felipe

En la primera parte de su mensaje, el monarca recordó el momento de su coronación, a la muerte de Franco, el 22 de noviembre de 1975, cuando asumió el "firme compromiso de servir" a los intereses de España, con el fin de que llegara una "democracia moderna, plenamente integrada en Europa" tras 40 años de dictadura. En aquel momento se propuso llevar a cabo la "gran y positiva transformación" que el país necesitaba. Ahora, echando la mirada atrás, dijo sentir "orgullo y gratitud" hacia los españoles, por lo "mucho y bueno" conseguido en estas cuatro décadas y por el "apoyo" prestado a la monarquía para hacer de su reinado "un largo periodo de paz, libertad, estabilidad y progreso". Juan Carlos también recordó a su padre, Juan de Borbón, el conde de Barcelona, pues su "anhelo político" fue que se convirtiese en "rey de todos los españoles". 

La continuidad dinástica y el futuro

La escenografía de un momento histórico estaba calculada al milímetro. Sentado en su despacho, con su viejo ejemplar rojo de la Constitución, las banderas española y de la UE y dos fotografías que simbolizaban la dinastía y la continuidad de la Corona. En una imagen, con su padre. En otra, con su hijo y la próxima princesa de Asturias, Leonor, la primogénita de Felipe y Letizia, nacida el 31 de octubre de 2005. 

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Mensaje de abdicación del rey Juan Carlos (PDF)

El jefe del Estado expresó, por último, su "gratitud" a los españoles, "a todas las personas que han encarnado los poderes y las instituciones del Estado" durante su reinado, que se ha prolongado durante 39 años, y a cuantos le han ayudado "con generosidad y lealtad" a cumplir sus funciones. También recalcó, con la voz ya algo quebrada, su gratitud a la reina, cuya "colaboración y generoso apoyo" no le han faltado "nunca". "Guardo y guardaré siempre a España en lo más hondo de mi corazón". Punto final (por ahora) de un rey hostigado en su última etapa por una sucesión de escándalos que han contribuido a acelerar su sucesión.

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