Corrupción en el PP

La dimisión de Aguirre en el PP de Madrid pone a Rajoy en el disparadero

No es tiempo de "personalismos", sino de "sacrificios y cesiones". Más claro, imposible. Acorralada por los escándalos de corrupción, Esperanza Aguirre ha dado el paso atrás en el PP de Madrid que la dirección nacional de su partido llevaba años esperando. Pero lo ha hecho en el momento que peor le viene a Mariano Rajoy, en una semana clave para la investidura y cuando sectores de la formación conservadora le ven como un "obstáculo" para la regeneración.

Si Mariano Rajoy es famoso en el Partido Popular por medir los tiempos, ella, Esperanza Aguirre, lo es por marcarle el paso. O por intentar marcárselo. Lo que para la formación conservadora se había concebido como un día normal, un día de trámite previo a una semana clave de cara a las negociaciones de cara a un pleno de investidura en el Congreso, fue transformado por ella en un día que el jefe de los conservadores no olvidará. Y no lo olvidará no porque la lideresa, como ella se bautizó a sí misma, haya decidido dar el paso que la dirección nacional del PP llevaba meses esperando, sino por el momento elegido para anunciar ese paso.

Esperanza Aguirre sabía desde que sus resultados electorales en las municipales de mayo no le permitieron hacerse con la Alcaldía de Madrid que sus horas en la formación regional estaban contadas. Por entonces dijo que se iba, que buscasen un sustituto. Pidió a Génova que organizase un congreso regional al que no se iba a presentar. Génova le dijo que no porque eso suponía no sólo autorizar cónclaves en otras comunidades autónomas, sino poner en aprietos a Rajoy, que también debería revalidar su liderazgo en un congreso nacional. Lo aceptó y esperó su momento.

Este domingo, a las 14.15 horas, Aguirre puso a su jefe de filas en el disparadero como sólo ella sabe: a lo grande. Lo hizo recurriendo a un concepto, el de la responsabilidad política, del que había renegado en los últimos años. "El mensaje es claro: si ella da un paso atrás, Rajoy tiene que pensárselo porque ahí está la Gürtel, ahí están los papeles de Bárcenas...", interpreta un dirigente conservador.

Siete años acorralada por la corrupción

El caso Gürtel estalló en febrero de 2009. La Púnica, a finales de 2014. Los escándalos de corrupción llevan sacudiendo al PP que Aguirre soltó este domingo siete años. Siete años que se han ido llevando a muchos cargos públicos que en su día fueron de confianza de Esperanza Aguirre. En estos siete años han sido muchas las veces en las que la expresidenta de la Comunidad de Madrid ha sido preguntada por el motivo por el que no asumía responsabilidades políticas y daba un paso atrás. Se negó a hacerlo hasta este mismo domingo.

Consciente de que podía ser criticada por no haberlo hecho antes, explicó a los periodistas que ha tomado esta decisión a raíz de las informaciones publicadas en los últimos días relacionadas con la Púnica. Justificó que, hasta la fecha, lo que se atribuía a Francisco Granados, ex secretario general del PP de Madrid, tenía que ver con su etapa al frente del Ayuntamiento de Valdemoro. Pero que la cosa había cambiado porque ahora estaba en el punto de mira la gestión de Granados, ahora en prisión, cuando era su número dos en el partido.

Si para cuando a Aguirre mencionó la expresión "responsabilidad política" había alguna duda de que estaba dejando descubierto a Rajoy, todo quedó mucho más claro cuando, en el turno de preguntas, respondió que no era tiempo de "personalismos", sino de "sacrificios y cesiones". Unas palabras que llevan semanas repitiendo, en privado, los dirigentes conservadores que creen que Rajoy debe dar un paso atrás y permitir que sea otro compañero de partido el que intente someterse a la investidura si fracasa el socialista Pedro Sánchez.

Sigue en el Ayuntamiento

Pero como Aguirre nunca se va del todo, la lideresa mantendrá su acta de concejal en el Ayuntamiento y seguirá como líder de la oposición. Minutos después de anunciar que dejaba la dirección del partido, el Grupo Municipal Popular informaba de que el lunes comparecería en rueda de prensa para cuestiones relacionadas con el consistorio.

"Esperanza ha dejado claro que no se aferra al poder. Se va porque no soporta el espectáculo que se estaba montando en los últimos días. Por vergüenza torera y por responsabilidad política. Pero se queda en el Ayuntamiento por responsabilidad. Porque es ahí donde la han puesto los madrileños", señalan en su equipo.

Las mismas fuentes subrayan que su permanencia como concejal no supone ningún privilegio o blindaje puesto que en esos casos no existe la figura del aforamiento. "A los concejales, si se nos tiene que juzgar, nos juzga la Justicia ordinaria", señala un edil.

Barberá, al descubierto

Con su gesto, Aguirre no deja la pelota en el tejado de Rajoy. De paso, también deja al descubierto a Rita Barberá y la muralla de protección que el Grupo Parlamentario Popular en el Senado, con el visto bueno de Rajoy, han construido a su alrededor.

"Ella no aparece en los papeles de Bárcenas. Ella no está a punto de ser llamada a declarar... Ella se ha puesto el listón muy alto. Que nadie busque tres pies al gato", mantiene uno de los fieles aguirristas. La misma fuente señala que la dirección nacional del PP tendrá que explicar por qué ha permitido que Rita Barberá no salga a dar explicaciones y por qué se ha "reforzado" su aforamiento como senadora integrándola en la Diputación Permanente de la cámara Baja.

Ya la pasada semana, cuando la Guardia Civil registró el ordenador del exgerente del PP de Madrid Beltrán Gutiérrez, y la dirección nacional del PP marcó distancias con Aguirre, el entorno de la expresidenta se declaraba "sorprendido" por lo que califican doble vara de medir de Génova. Señalaban que no es que esperase una defensa cerrada, pero sí, al menos, el respeto a alguien que, a día de hoy, no está acusada "de nada".

Que la relación entre Aguirre y Rajoy es fría no es ningún secreto. Lo lleva siendo muchos años y se torció del todo en 2008, cuando ella, ayudada por Ignacio González y Francisco Granados, cuestionó la capacidad del gallego para seguir al frente del PP. Esta frialdad quedó constatada este domingo cuando la expresidenta madrileña aseguró que su jefe había ventilado con un "lo entiendo" su paso atrás.

Fuentes de la dirección nacional de los conservadores consultadas por este diario admiten que la noticia les había pillado "por sorpresa". De hecho, cuando el pasado jueves se conoció la noticia que afectaba al exgerente del PP de Madrid admitían que se trataba de "un mazazo", pero que iban a intentar que el partido aguantase sin cambios, es decir, con Aguirre al frente, hasta el congreso regional previsto en principio para mediados de año.

"Tendrá miedo..."

"Tendrá miedo de que el sumario de la Púnica desvele informaciones todavía peores", sostiene un miembro de la dirección nacional del partido preguntado por el motivo por el que Aguirre ha decidido dar el paso ahora.

Será este lunes, en la reunión del Comité de Dirección del PP presidida por Mariano Rajoy, cuando se tome la decisión definitiva sobre el futuro inmediato de la formación en Madrid.

Estatutariamente, hay dos opciones: una gestora o que una Junta Directiva Regional vote a un sustituto de Aguirre, como ocurrió, por ejemplo, cuando Arantza Quiroga dimitió al frente del PP vasco y fue sustituida por Alfonso Alonso.

Sin estar tomada del todo la decisión, las fuentes de la dirección nacional consultadas se decantaban este domingo por una gestora. Sería la segunda que el PP se ve obligado a poner en marcha en menos de un mes si se tiene en cuenta que ya ha autorizado una para el PP de la ciudad de Valencia. "Es el mundo al revés. Gestoras en nuestros principales graneros de votos", se queja un veterano.

Se da la circunstancia de que, desde 2012, cuando Aguirre dejó la Comunidad de Madrid en manos de Ignacio González, Rajoy había intentado en dos ocasiones tomar el control del PP madrileño con la instauración de una gestora. No pudo por la fuerte oposición de Aguirre y el miedo a su reacción. Ahora parece que toca. Cuando ella ha querido. En esto también marca el paso.

Adiós al 'aguirrismo'

Salpicados por la corrupción o fuera del poder. El aguirrismo vive sus horas más bajas. Su máxima representante acaba dar un paso atrás perdiendo el poder orgánico que mantenía dentro del partido. Su número dos, Ignacio González, dio un paso atrás hace un mes, según informó la formación minutos después de la rueda de prensa de Aguirre.

En las filas conservadoras señalan que la "sucesora natural" es Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid. Y es la "sucesora natural" porque en el PP existe la costumbre de que los presidentes autonómicos, o quienes han sido candidatos, lleven las riendas del partido. Si esto se confirma, Cifuentes tendrá que presentar su candidatura al congreso regional. Un cónclave en el que, a día de hoy, pocos ven posible que los fieles a Aguirre, los que queden por entonces, se atrevan a presentar una candidatura alternativa. "Toca convertirse al Cifuentismo", bromea un parlamentario regional.

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