Entrevista

Núria González: "La base del negocio de los vientres de alquiler es aprovecharse de la necesidad de las mujeres en riesgo de exclusión"

Núria González, abogada y autora de 'Vientres de Alquiler'.

El de los vientres de alquiler se constituye como uno de los debates que con más fuerza retorna para ocupar el espacio público y marcar la agenda política. El pasado martes, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, hablaba de este fenómeno como práctica feminista. "¿Hay algo más feminista que una mujer ayudando a otra a tener un hijo?", se preguntaba. Núria González, licenciada en Derecho y especialista en Derechos Humanos, responde al líder del partido naranja en las páginas de su libro Vientres de Alquiler (2019, Lo que no existe).

A través de un análisis jurídico relativo a la legislación española e internacional, de un recorrido por las distintas empresas de gestación subrogada que operan en el país y de un estudio de casos paradigmáticos, la autora trata de arrojar luz a lo que entiende como un negocio millonario, lucrativo para un sector muy determinado de la población y devastador para la gran mayoría. Un entramado, dice, compuesto por "empresas que se dedican a publicitar el asunto como si fuera una cosa que tiene que ver con el amor, el altruismo o la familia, cuando lo que tiene que ver es con el dinero, el negocio y el mercadeo de personas". infoLibre charla con ella sobre una práctica no exenta de polémica, sobre los pasos que deben dar los agentes políticos para evitar que el debate se enquiste y sobre las consecuencias para las mujeres gestantes.

PREGUNTA: En su libro establece una distinción entre el efecto de los vientres de alquiler para los países pobres y los países ricos.

RESPUESTA: Sí, claro. Los países pobres están poniendo a las mujeres pobres, a las gestantes, a las mamás, y los países ricos están poniendo a los compradores, a los usuarios. Eso es claramente un ejemplo más, y el más salvaje, de la nueva era neoliberal y ultracapitalista que estamos viviendo. Ricos comprando bebés en países pobres. Traspasar esa frontera es admitir que los países que tienen dinero tienen derecho a seguir avasallando a los países pobres. Nos hemos cargando sus recursos naturales, todo lo que tenían, ya sólo nos queda comprar a sus hijos y a sus mujeres. Atraviesa cualquier tipo de humanidad y es así porque no hay ningún país rico exportador de madres gestantes. En EEUU las empresas que se dedican a esto han visto que en otros países es mucho más barato hacerlo, por los costes sanitarios, por lo que les pagan a las mujeres, etc. En Ucrania, Rusia o Georgia es muchísimo más barato. Lo único que genera público a los gringos es que hay perfiles de comprador, como homosexuales, que igual en países como Rusia o Ucrania no se permite por sus propias leyes. Por lo demás, el negocio está claro que está en el este de Europa. Además, el genotipo se parece mucho al nuestro. Es mucho más fácil ir ahí, tener un crío rubito y mono que digas que es tu hijo. El paraíso de este negocio ahora está en el este.

P: También explica que existen 300 bebés de Ucrania inscritos en España. ¿Además del genotipo, qué otros motivos explican el éxito de este país respecto a otros?300 bebés de Ucrania inscritos en España

R: El genotipo pesa y eso te dice mucho de la gente que accede a los vientres de alquiler. No quieren ser padres de un niño cualquiera, quieren elegirlo todo. También se elige la gestante y es curioso porque su discurso resta protagonismo a la madre, es como una incubadora, pero elegimos la gestante, normalmente universitaria, guapa y lista, por si acaso. Ellos mismos se contradicen en todo su discurso. Eso pesa, pero en Ucrania pesan también los costes, porque las empresas de vientre de alquiler de España tienen allí toda una infraestructura médica, ya no tienen que pagar a los servicios sanitarios ucranianos, ellos tienen allí sus propios hospitales. El coste baja muchísimo, a las ucranianas les pagan cuatro duros y además la ley ucraniana es la más abusiva con las madres gestantes, que no tienen ninguna posibilidad de arrepentirse a no ser que quieran acabar incluso en la cárcel. En el libro menciono un caso de una americana que al final pleiteó y le dieron régimen de visitas con la hija que había parido, pero esa americana era una privilegiada que tenía dinero para pleitear. En Ucrania ninguna de las madres gestantes tiene un duro para iniciar un pleito. Al final la base de este negocio es aprovecharse de la necesidad de las mujeres en riesgo de exclusión social. Nos aprovechamos conscientemente de que están así, porque la gente que accede a este tipo de servicios sabe perfectamente cuál es la situación. Estamos ante el ejemplo más claro de maldad.

P: ¿Cree que la gestación subrogada es una forma de perpetuar las desigualdades no sólo de género sino también de clase?

R: Por supuesto. Los vientres de alquiler están defendiendo el deseo, que no el derecho, de ser padre de la gente millonaria. La gente pobre te aseguro que no puede pagarlos. No sólo está defendiendo la cosificación de la mujer, la mercantilización de los bebés y la deshumanización de la maternidad, sino que lo hace para que los ricos puedan seguir abusando de las mujeres pobres. Es el ejemplo último de lo que nos quedaba por ver, cómo el capitalismo ultraliberal nos está machacando. No es nada nuevo, esto es lo de siempre. A mí me gusta cuando hablan de libertad, pero en el mercado sólo hay una libertad y es la de comprar si tienes dinero. Y si no tienes dinero sólo te queda otra libertad, que es la de vender. Y si no tienes nada que vender, te vendes tú. Pero esto es más antiguo que la polca, no es nada revolucionario ni nada nuevo, es el capitalismo de la Escuela de Chicago, del primer día. Lo moderno no es seguir cosificando y vendiendo mujeres y niños, sino decir que hasta aquí hemos llegado y que se respeten los derechos humanos. No es tan difícil.

P: Antes decía que ellos mismos se contradicen. ¿Quiénes son ellos? ¿Cuál es todo el entramado que hay detrás?

R: Aquí lo que hay son unas empresas que se dedican a publicitar el asunto como si fuera una cosa que tiene que ver con el amor, el altruismo o la familia, cuando lo que tiene que ver es con el dinero, el negocio y el mercadeo de personas. Esa gente capta a los clientes que tienen muchas ganas de ser padres y les exponen con buenas palabras su manera de ser papás y mamás. De todas maneras, por muy buenas palabras que se digan, siempre sabes lo que hay. Da igual cómo te lo disfracen, al final lo que estás haciendo es ir a un país pobre a que una mujer en situación de necesidad dé a luz a un hijo que te vas a llevar tú. De hecho, cuando yo fui a la empresa de vientres de alquiler me lo dijeron claramente: la maternidad subrogada es un procedimiento por el cual se le quitan derechos a una persona para dárselos a otra a quien no le corresponderían en principio. Eso es lo que es, por muy bonito que te lo pongan. 

P: En el libro habla de turismo reproductivo, ¿en qué consiste exactamente?.

R: Igual que vienen aquí al turismo sanitario, los países que más van abriendo su legislación a este tipo de prácticas van recibiendo más compradores, como es el caso de Ucrania o como en su momento fue la India, que fue tan bestia que lo tuvo que prohibir. Ahora nos estamos yendo a esos países que están recibiendo gente de todos los lugares para este tipo de contratos. Hay países que lo tienen regulado de forma altruista, que es muy relativo porque al final eso no es verdad, pero otros lo hacen al estilo comercial. Esos reciben un tipo de turismo reproductivo, los clientes van ahí exclusivamente con ese objetivo. Además se venden paquetes, como si fuera un crucero. Realmente es turismo.

P: Respecto a España, dice que la situación jurídica "sólo puede calificarse de caótica".

R: Es un caos absoluto. El Tribunal Supremo dice que no se puede hacer, las leyes también, el Código Penal lo penaliza, el Código Civil dice que la madre es la que pare y no puede renunciar. Sin embargo, se están inscribiendo críos en virtud de una orden del Registro de Notarios que dice que hay que inscribir todo lo que viene de fuera, en virtud a su vez de un Convenio de La Haya que sostiene que cualquier documento oficial de otro país que viene de ese convenio se tiene que dar por bueno, sin preguntar siquiera de dónde viene. Entonces nos estamos contradiciendo porque Ucrania o Rusia, por ejemplo, están dentro del convenio de reconocimiento de documentos administrativos, así que todo lo que traen lo ponemos sobre el papel. Nos traen una partida de nacimiento que dice que alguien es el padre de un bebé, pero no le preguntamos de dónde ha salido el niño, lo inscribimos y ya está. Lo que es escandaloso es que España lo permite.

P: ¿Qué habría que hacer para evitar que esto pase?

R: Cumplir la ley. Igual que una directiva del Colegio de Notarios, que no es más que un documento interno de un gremio en concreto, no puede contradecir la ley, el Gobierno tiene que asegurarse de que la ley se cumpla. Lo que dice el Tribunal Supremo es que esos contratos no pueden tener ningún efecto en nuestro orden jurídico. El Gobierno tiene que decir seriamente que no se pueden inscribir a esos niños. El Estado español, al permitirlo, está violando los derechos fundamentales de esos niños, que en algún momento podrán reclamarlos, porque la violación de los derechos fundamentales es imprescriptible. Además de mercantilizarlos, se está pisoteando el derecho a la identidad de ese niño, recogido en la Declaración de los Derechos del Niño. Eso significa que tú tienes derecho a saber quién eres y de dónde vienes. De hecho, en la Ley de Adopción española, cuando cumples 18 años puedes ir y saber quién es tu madre. Tienes ese derecho porque el Estado es garante de guardar esos archivos y de explicarte quién eres. ¿Aquí quién va a saber qué? Estas clínicas no tienen que guardar ningún papel y de hecho el objetivo de quienes acceden al contrato es hacer desaparecer a la madre. 

P: En el libro menciona toda una campaña de blanqueamiento por parte de determinados medios, partidos y personajes públicos.

R: El tema de los famosos en televisión es vergonzoso. El otro día estaba viendo un programa a mediodía en la televisión pública y se pasaron 20 minutos hablando de cómo Ricky Martin había sido padre por cuarta vez por gestación subrogada, como si la niña que había traído hubiera nacido por esporas. Lo de la televisión pública tiene mucha tela porque lo que están haciendo es vender un rollo sobre los vientres de alquiler como si fuera lo más normal del mundo, obviando que esos niños que vienen aquí son niños que han sido comprados. Luego ejemplos como aquel de Telecinco que se permitió hacer bromas diciendo que al niño le iban a poner Altagama, porque les había costado como un coche de alta gama. El problema es que, así como en la adopción los padres pasan controles a ver si son gente normal y se les puede dar un niño, aquí el único control que se pasa es el de la cuenta corriente. Les damos niños a quienes pueden pagar, estén como estén de la cabeza. No sería la primera vez, en el libro se cuenta, que se compran niños y acaban en los servicios sociales. La gente que accede a los vientres de alquiler no tiene nada que ver con quien va a adoptar. Quienes quieren adoptar quieren ser padres de un hijo, el que sea; la gente que va a los vientres de alquiler quiere tener un niño concreto y determinado y rapidito, que para eso lo puede pagar. No veo a nadie de los que claman porque se legalicen los vientres de alquiler decir ni una palabra para que se agilice la adopción, porque hay miles de niños en los centros de acogida, que por cierto también es un problema del Estado.

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R: Hay cosas mucho más feministas, como que una mujer no explote a otra para saldar su deseo de ser madre. Albert Rivera no tiene ni idea de lo que es el feminismo, no le importan los derechos de la mujer y lo que quiere hacer es negocio. Y lo digo con conocimiento de causa. Hay una cosa que les delata totalmente. En todo el mundo, si en algún sitio se ha producido alguna vez un caso de vientres de alquiler por motivos altruistas, ha sido entre gente que se conoce mucho, se quiere mucho y se quiere hacer ese favor. Que yo tampoco estoy de acuerdo, pero ocurre. La proposición de ley de Ciudadanos prohíbe expresamente que se conozcan entre los padres contratantes y la madre gestante. Porque si no, dónde está el negocio. Si yo no genero todo un entramado económico que se pueda lucrar de poner en contacto a padres que puedan comprar y a madres que tengan la necesidad de vender, para qué lo voy a hacer. Este señor lo que tendría que hacer es callarse. Un tipo cuyo partido acaba de pactar con la ultraderecha, que lo que quiere es cargarse los derechos de las mujeres, debería dejar de hablar de feminismo y todo lo que tenga que ver con los derechos humanos.

P: Además de Ciudadanos, ¿extraña una postura más tajante por parte del resto de formaciones políticas?

R: Echo de menos una postura rotunda sobre todo por parte de quien está en el poder. Es verdad que el PSOE ha dicho que está en contra, pero no puedes declararte en contra de los vientres de alquiler y seguir inscribiendo niños. El PP parece que está en contra, pero no por un tema de derechos humanos, sino porque en todos los procesos de vientres de alquiler hay abortos selectivos y manipulación genética, y esto a la iglesia no le parece. La verdad es que Vox también lo tiene claro, pero es de nuevo por un tema católico. En Podemos parece que están en contra, aunque no te puedes fiar. En general es un debate que a nadie le interesa poner encima de la mesa porque hay negocio. Lo importante aquí es que quien gobierne no lo permita. 

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