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Los nuevos estudios que ofertan las universidades: Big data, tecnologías emergentes y transformación digital

Estudiantes preparan las pruebas de selectividad.

Tras las pruebas de selectividad los estudiantes se preparan para encauzar su futuro académico en las noventa universidades que existen en España. Y lo hacen con la mirada puesta en las múltiples ofertas a su disposición. Cada año surgen en el seno de las facultades nuevas opciones que responden a las tendencias laborales del momento.

Este viernes, el Consejo de Ministros dio luz verde a la incorporación de 26 nuevos títulos de grado, 17 de máster y tres de doctorado. Entre ellos, se encuentra el Grado de Técnicas de Desarrollo de Aplicaciones Web y Móviles (Universidad Rovira i Virgili), el Grado en Ingeniería Electrónica de Telecomunicación (Universidad Politècnica de Catalunya) o Técnicas de Interacción Digital y de Computación (Universidad de Lleida). La Universidad Internacional de La Rioja impartirá un Máster en Bioética, entre otros, mientras que la Universidad Nacional de Educación a Distancia contará este curso con otro en Ciberseguridad y la Pompeu Fabra en Gestión de la Comunicación.

Además de los estudios aprobados por acuerdo del Consejo de Ministros, otros títulos se implementarán a través de la autorización de las comunidades autónomas. Es el caso, entre otros muchos ejemplos, de las universidades gallegas, que desarrollarán cuatro nuevos títulos de grado: Ciencia e Ingeniería de Datos; Creación Digital, Animación y Videojuegos; Robótica y finalmente Gestión Digital de Información y Documentación. 

En Almería se pondrán en marcha tres nuevos grados de Química, Ciencias Ambientales y Trabajo Social. La Universidad Loyola, un centro privado, dispondrá de otro Grado en Gestión y Administración Pública y en Ingeniería de las Tecnologías Industriales. La Universidad Pablo Olavide incluirá los grados de Fisioterapia y Relaciones Internacionales, mientras que la Universidad de Sevilla impartirá como novedad otro en Ciencias de la Actividad Física o el Deporte. En Málaga, este curso estará disponible una nueva titulación en Ciencias Gastronómicas y Gestión Hotelera. La Universidad de Burgos impartirá un nuevo Grado en Ingeniería de la Salud y en Extremadura se crea un Grado en Ingeniería en Tecnologías Industriales para este nuevo curso. En la Universidad de Oviedo, por su parte, existen siete nuevos títulos en desarrollo, entre ellos uno en Ciencia e Ingeniería de Datos, así como másteres en Envejecimiento, Salud y Calidad de Vida y en Intervención Socio-Sanitaria y Socio-Laboral.

De acuerdo al informe Grados Universitarios, ¿cuántos y cuáles?, elaborado por el Observatorio del Sistema Universitario, existe un antes y un después tras la reforma de la Ley Orgánica de Universidades, impulsada en 2007. Esta norma, añade el análisis, constituye un "punto de inflexión decisivo en la reforma del sistema de títulos" e introduce "cambios substanciales" en la normativa. Desde su puesta en marcha, la acelerada incorporación de nuevos títulos respondió a la necesidad de sustituir los títulos de ciclo corto y de ciclo largo previos a la reforma.

Albert Corominas, catedrático de la Universitat Politècnica de Catalunya y uno de los autores del citado estudio, explica a infoLibre que desde el curso 2011/12, en que se puede dar por finalizado dicho proceso de sustitución hacia los títulos de grado, "el número de éstos ha seguido creciendo significativamente: desde entonces y hasta 2017/18 han aumentado un 18,8% en el conjunto de las universidades españolas –51% en las privadas y 11% en las públicas–". Ha crecido, además, el número de denominaciones de los títulos, dice el experto.

En el análisis de los motivos que explican la creación de nuevos títulos, Corominas cita la supresión del Catálogo de Títulos que impuso la reforma, "una lista estable con los nombres de los estudios", que quedó reemplazada por un registro "que admite una variedad potencialmente ilimitada de denominaciones de los grados". El resultado, sostiene, es entre otros la sustitución de un grado "por dos o más dentro del mismo ámbito temático pero más especializados".

Sin embargo y por norma general, agrega el catedrático, la mayoría de las universidades públicas simplificaron su oferta de estudios al implantar la reforma y por tanto "siguen siendo mayoría aquellas en que el número de grados es inferior al número de estudios anteriores a la reforma". No obstante, "en los centros públicos de Cataluña y de la Comunidad de Madrid, y sólo en cuatro universidades públicas de otras comunidades autónomas, el número de grados es superior al de los estudios previos". Pero el mayor crecimiento cristaliza en el seno de las universidades privadas, "tanto por el crecimiento de la oferta como por el aumento en el número de centros".

Surge en este contexto una pregunta que plantea el propio Corominas: "¿Qué explica que algunas universidades sigan proponiendo nuevos grados y sus respectivas comunidades autónomas los autoricen?". Por una parte, resuelve, la política universitaria de la comunidad autónoma correspondiente. Pero una segunda razón atiende al "afán de algunas universidades por responder a la continua presión para que se adapten al mercado de trabajo, lo que las conduce a veces a proponer títulos de corto alcance, con lo que esperan, a la vez, conseguir más estudiantes".

Juan Ramón Velasco, vicerrector de Estrategia y Planificación de la Universidad de Alcalá, considera que las universidades cuentan con la misión de "formar profesionales del más alto nivel" y ese, señala, es el principal motivo por el que se realiza una oferta de nuevos grados que "tratan de anticiparse a las profesiones del futuro". Aunque matiza que existe una "corriente muy fuerte" de universidades que, por el contrario, "aboga por mantener una oferta de estudios generalistas" que trabajen por "adaptar los conocimientos a las nuevas profesiones que se vayan creando". En esa coyuntura, Velasco apuesta por un punto intermedio que consista en "ofertar estudios generalistas que incluyan una cierta especialización en temas concretos e inmediatos".

Araceli Garín, vicerrectora de Estudios de Grado y de Posgrado en la Universidad del País Vasco, entiende que el nacimiento de nuevas ofertas tiene que ver con que "cada día hay nuevas necesidades de formación". En ese sentido, "el avance en todos los ámbitos del conocimiento se refleja en la demanda de nuevos perfiles por parte de las empresas y de la propia sociedad", lo que obliga a las universidades a una "adaptación continua".

Tendencias: big data, tecnologías emergentes y transformación digital

Aunque la oferta es variada y aumenta cada año, las universidades son muestra de las tendencias predominantes. "Una buena parte de las nuevas propuestas está relacionada con las ocupaciones que están en boga", explica Corominas, quien cita aquellas relacionadas con la "comunicación, tecnologías emergentes, análisis de datos, medio ambiente, videojuegos, gastronomía, robótica, ciberseguridad o energías renovables". Partiendo de esa base, lo cierto es que "los nuevos grados oscilan entre las temáticas muy especializadas y las muy genéricas", como estudios globales o gobernanza global. Para el catedrático, no obstante, en ocasiones "no parece que se tenga en cuenta que los estudios de grado deben proporcionar una formación general, orientada a la preparación para el ejercicio de actividades de carácter profesional que dé prioridad a la formación básica y generalista y no a la especialización del estudiante", tal y como indica el Real Decreto 1393/2007, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales.

Para la vicerrectora de la Universidad del País Vasco, la sociedad del siglo XXI impone determinados "temas estrella como son el uso de las tecnologías de la información, el big data, la transformación digital o la industria 4.0, entre otros". Son estas ramas, asegura, las que marcan las nuevas opciones preferentes. "Nuevas titulaciones en Ingeniería como la Biomédica, Robótica o Automoción, e Inteligencia Artificial representan la tendencia actual", añade, pero "no hay que olvidar la alta demanda de estudios más tradicionales".

Coincide Velasco en que las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones "son las que están provocando los mayores cambios", aunque el vicerrector apuesta por fomentar los estudios tradicionales relacionados con materias como Informática, Ingeniería de Telecomunicación o Matemáticas para potenciar, posteriormente, las nuevas especialidades que surjan en el futuro. Otra línea de nuevos grados que valora interesante tiene que ver con aquella que conjuga las humanidades con otras disciplinas, como la economía. "Dar un sentido a la actividad económica es muy importante, y hacerlo con un background cultural ayuda a pensar en las personas como sujeto paciente de esa actividad", entiende Velasco, "y esa es la única manera de construir un futuro sostenible y razonable".

Pocos alumnos

La oferta de nuevos grados, no obstante, plantea un conflicto: ¿qué ocurre con aquellas opciones que no consiguen llenar las aulas? Corominas explica que grados como los de Derecho o Medicina "tienen la demanda asegurada, porque responden a necesidades sociales permanentes". Por el contrario, "un grado muy especializado o relativo a una temática de vigencia temporal dudosa puede tener una demanda baja o efímera". Otras disciplinas, por otro lado, consolidan una demanda baja de forma persistente "pero tienen que estar presentes en el sistema universitario público, porque tiene que cubrir todos los campos del saber". La baja demanda conduce, explica el catedrático, en ocasiones a la extinción del grado, "con las obvias consecuencias negativas para el futuro profesional de las personas tituladas".

Conviene Garín en destacar que, en algunos casos, existe "un cierto desajuste entre la demanda de profesionales que requieren las empresas o instituciones contratantes y la demanda de una determinada titulación por parte del alumnado". A ello hay que sumar el "alto coste económico" que precisan los estudios para su implantación, "lo cual condiciona y determina que sean ofertados con un número reducido de plazas". 

Desde la Universidad de Burgos coinciden en que la creación de nuevos grados "no es una decisión que universidades públicas tomen a la ligera", sino que conllevan "meticulosos estudios previos, medios materiales, humanos y económicos". Que el resultado final sea una baja demanda, aseveran, "no debe considerarse como un error en el diseño del grado ni como una tentativa fallida", pues el actual panorama profesional se apoya "en la especialización", de manera que "no serían deseables procesos de masificación".

A juicio de Velasco, grados con baja demanda "ha habido siempre" y de hecho existen materias que "no son de masas", como es el caso de la Filología Semítica, menciona. No obstante, "tiene que haber un grupo de personas trabajando e investigando en ese tema porque el avance en el conocimiento y en la cultura es bueno en sí mismo". 

Privadas y públicas

El estudio confeccionado por el Observatorio del Sistema Universitario aprecia una brecha importante entre la universidad pública y la privada. Lo explica su coautor: "Algunas universidades privadas son entidades sin ánimo de lucro", sostiene Corominas, mientras que "otras, en cambio, pertenecen a empresas o fondos que se rigen según la lógica del máximo beneficio". En este escenario, y en la medida que "hay una demanda que no tiene entrada en la universidad pública, la privada crea una oferta". El resultado tiene que ver con que los grados de las universidades privadas "se concentren en las ramas de ciencias sociales y jurídicas y ciencias de la salud y no tengan presencia alguna en muchas disciplinas de artes y humanidades o de ciencias".

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La creación de nuevas universidades privadas explica en parte el aumento de los grados que imparten. Y existen estudiantes, relata el catedrático, que prefieren la privada a la pública "en algunos casos por razones ideológicas, es decir, de identificación con el ideario del centro". En otros, añade, "porque sus notas de bachillerato no son suficientes para acceder a la pública" o bien porque "supone que le será más fácil aprobar en la privada".

Por otro lado, las subidas de precios en las universidades públicas, a raíz de los recortes, "han favorecido la competitividad de las privadas, pese a que sus precios siguen siendo más caros".

Finalmente, razona el experto, "puede haber estudiantes que tengan la idea de que las universidades privadas son mejores que las públicas", entre otras razones debido a "las campañas de descrédito contra estas últimas". Este tipo de propaganda, dice, "basada con frecuencia en que la pública no alcanza posiciones altísimas en los rankings internacionales, puede hacer perder de vista la total ausencia en ellos de las universidades privadas españolas y la inexistencia de actividad investigadora en muchas de ellas".

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