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Las elecciones autonómicas de 2020

El probable adelanto electoral en Euskadi acelera los movimientos internos en PP y Ciudadanos

La portavoz de Cs en el Congreso, Inés Arrimadas, durante la reunión de la gestora del partido del 5 de febrero de 2020.

La posibilidad de un adelanto de las elecciones autonómicas en Euskadi ha tenido su réplica estos días en el Partido Popular y Ciudadanos, dos formaciones que se preparan para tejer alianzas, además de en el País Vasco, en los anunciados comicios catalanes y en los gallegos que Alberto Núñez Feijóo debe convocar en los próximos meses.

Desde sectores del Partido Nacionalista Vasco se dio por hecho a comienzos de esta semana que Iñigo Urkullu se estaba preparando para disolver el Parlamento de forna inminente, de modo que los vascos votasen el próximo 5 de abril. Una posibilidad que se encargó de enfriar el propio lehendakari sin abandonar la ambigüedad este mismo miércoles al recordar que hasta el 7 de marzo no está previsto que el PNV ratifique su candidatura.

La "horquilla" de fechas de Urkullu

Su "cultura de partido", justificó, es "respetar el procedimiento interno" de la formación. "A partir de que se culmine ese proceso, se hará el anuncio pertinente", sostuvo. En todo caso, las fuentes de la formación nacionalista consultadas por infoLibre apuntan a que, si el adelanto no es inminente, transcurrirá poco tiempo entre ese 7 de marzo y la convocatoria y que los vascos elegirán lehendakari en primavera.

"La horquilla está entre el 5 de abril y el 25 de octubre", ironizó Urkullu a preguntas de los periodistas, negándose así a aclarar la fecha exacta.

Estos movimientos han puesto en alerta a PP y Ciudadanos, dos formaciones que, por diferentes motivos, no tienen todavía bien definidas sus estrategias electorales en Euskadi. Tácticas que podrían confluir si las direcciones de ambos partidos llegan a un acuerdo sobre una alianza para concurrir juntos.

Al PP vasco, la posibilidad de que Urkullu convoque elecciones en breve para distanciarlas lo máximo posible de un adelanto en Cataluña le ha pillado en un momento complicado de su relación con la dirección nacional.

Tensiones entre Génova y el PP vasco

En Génova llevan semanas evitando pronunciarse sobre el futuro de Alfonso Alonso como líder del PP vasco y, de paso, como candidato. Por el camino se les cruzó una propuesta de Inés Arrimadas de sumar fuerzas para las tres citas electorales previstas. Y todo se acabó de complicar cuando la dirección nacional del partido, lejos de despejar dudas sobre la candidatura de Alonso, alimentó la posibilidad de que esta dependa del pacto al que puedan llegar con el partido naranja.

Para el PP de Euskadi, escuchar cómo se pone en duda el hecho de que su líder vaya a ser el cabeza de lista ha sido la gota que ha colmado el vaso tras los "continuos desplantes" de Madrid. Y este miércoles, aprovechando la coyuntura de que Urkullu podía adelantar elecciones, Alfonso Alonso convocó una reunión extraordinaria de su Junta Directiva para echar a andar la maquinaria electoral. 

La reunión será este jueves a las 19.00 horas en Vitoria y se mantiene en el orden del día pese a que Urkullu ya ha confirmado que hasta marzo no se tomará ninguna decisión.

En el PP vasco niegan que la convocatoria deba interpretarse como un desafío a la dirección nacional del partido. Pero la sucesión de acontecimientos y la situación en la que Alonso llega a esta cita hacen imposible que la reunión se desvincule de esta crisis.

Los dirigentes del PP vasco consultados opinan que esta Junta Directiva Regional, máximo órgano del partido entre congresos, servirá para que escenifiquen un cierre de filas con Alonso. Una advertencia a Génova de que su líder cuenta con el respaldo del grueso de los territorios.

En el entorno de Casado insisten en que no hay todavía ningún candidato autonómico para las citas electorales de 2020 confirmado y defienden que en País Vasco y Cataluña las listas pueden quedar a merced de posibles entendimientos con Ciudadanos. Pero la sensación que cunde en sectores del PP es que la dirección nacional, enfrentada a la dirección de Euskadi, podría aprovechar la coyuntura para intentar hacer un PP vasco más a su medida.

Pablo Casado sabe de la voluntad de Alonso de presentarse a las elecciones desde este otoño, cuando el PP vasco celebró una convención para reafirmar su proyecto político, para buscar un "perfil propio". No obstante, el líder de los conservadores de Euskadi se lo trasladó de forma oficial a finales de la semana pasada en un encuentro que ambos mantuvieron en Madrid.

La gestora de Cs accede a la propuesta de Arrimadas

De forma paralela, la gestora de Ciudadanos acordó este miércoles, a propuesta de Arrimadas, buscar acuerdos electorales en Cataluña, País Vasco y Galicia de forma "transversal" tanto con el PP como con el PSOE para "frenar a los movimientos nacionalistas que tanto restan al resto de comunidades autónomas", según explicó la portavoz de la gestora nacional de Ciudadanos, Melisa Rodríguez.

"Lo que la gestora ha hecho en el día de hoy es asumir en este caso el avalar la propuesta presentada por la presidenta y portavoz de Ciudadanos en el Grupo Parlamentario del Congreso y a partir de ahí hemos decidido y votado por unanimidad el trasladarle al equipo de trabajo sobre los procedimientos electorales que desarrolle y que establezca todo tipo de contactos", añadió, según informa Europa Press.

El hecho de que esta gestora, controlada por Arrimadas, haya tomado una decisión de este calado sin esperar al congreso que en el mes de marzo elegirá al sustituto de Albert Rivera ha enfadado al sector crítico. 

El vicepresidente de la Junta de Castilla y León y diputado de Ciudadanos, Francisco Igea, cuestionó que este órgano provisional decida sobre posibles coaliciones en elecciones autonómicas mientras los afiliados presentan enmiendas a las ponencias de Estatutos y Estrategia para el cónclave de marzo.

"Las competencias se limitarán a los asuntos de dirección y administración ordinarias, salvo que razones de urgencia aconsejen, de manera debidamente justificadas, resolver sobre cualquier otro asunto", escribió en su perfil de Twitter recordando el reglamento de la gestora.

Mientras, en el órgano de gobierno provisional de Ciudadanos enmarcan esta decisión en el contexto de posibles adelantos electorales en Cataluña o País Vasco. De hecho, el pasado 16 de diciembre se constituyó un grupo de trabajo para analizar estos escenarios.

El factor gallego

Lo único claro que tiene el PP nacional respecto a la posible alianza con Ciudadanos es que en Galicia no tiene sentido una fusión que pase por debilitar las siglas del PP gallego, en manos de Alberto Núñez Feijóo, el único barón conservador que gobierna con mayoría absoluta. "El constitucionalismo no está en riesgo en Galicia", defienden.

Feijóo también ha sido muy claro al respecto: "El PP es la fórmula que ha prosperado, que ha tenido éxito y que gobierna". "Aquello que funciona dejemos que siga funcionando", ha intentado zanjar. Una afirmación ante la que Arrimadas no ha permanecido callada. La portavoz de Cs en el Congreso ha animado al presidente gallego a no "despreciar" a Ciudadanos y le ha acusado de no entender su propuesta. 

Arrimadas se preguntó qué ocurriría si el PP perdiese el poder y el PSOE pactase con el BNG. "No sé cómo va a explicar Feijóo a sus votantes que ha querido despreciar a Cs en Galicia", espetó.

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Con la posibilidad de un adelanto electoral en el País Vasco sobre la mesa, gran parte de los focos se han trasladado a Feijóo. Las tres últimas elecciones autonómicas en Euskadi han coincidido con las gallegas y hay en el PP quien apunta a una especie de "superstición" del presidente de hacerlas coincidir habida cuenta de que ha encadenado mayorías absolutas.

Hasta la fecha, Feijóo ha evitado concretar sus planes. Pero también ha marcado distancias. Así, este miércoles insistió en que va a "intentar seguir trabajando con independencia del ruido, de los comentarios o de las noticias que afectan a otras comunidades autónomas".

El botón electoral sólo lo puede pulsar el presidente autonómico, pero en el PP gallego ya hay quien defiende que la cita debería adelantarse para aprovechar el empuje que tienen en los sondeos. Y quien, por el contrario, cree que lo mejor para Galicia es que se vote sólo en clave gallega, procurando que no coincida con otros comicios con la apelación a la "estabilidad" que da agotar legislatura.

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