Crisis del coronavirus

La ausencia de un plan estatal conduce a las comunidades a planear por su cuenta la labor de los 'rastreadores'

La enfermera Maribel Pardo, de la Clínica Concepcion Arenal en Lugo, muestra las instrucciones para hacer correctamente la prueba PCR.

Aprobado el estado de alarma que permite mantener el confinamiento –parcial– de los ciudadanos, sigue sin haber una respuesta clara a cómo va a afrontar España una de las claves para una desescalada segura: el rastreo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la práctica totalidad de los que saben de epidemias recomiendan implantar un sistema que no solo identifique rápido un nuevo caso de covid-19, sino que identifique también a sus contactos, es decir, las personas con las que el infectado ha estado cerca, y les recomiende –u obligue– a guardar cuarentena. Es, prácticamente, el único método de cortar la transmisión de un agente infeccioso una vez no da más de sí el confinamiento estricto, que no se puede alargar indefinidamente. El Ministerio de Sanidad, que ni se pronuncia ni se quiere pronunciar sobre sus iniciativas al respecto para coordinar un método a nivel estatal, exige a las comunidades autónomas tener un sistema de rastreo listo para funcionar si quieren pasar de fase. Y la opacidad es la norma generalizada: muchas de ellas no detallan qué van a hacer o cómo van a hacerlo. Otras han anunciado ya un refuerzo inminente de personal para la tarea, exigente en medios técnicos y humanos. Y las menos ya llevan haciéndolo desde que explotó la pandemia. Casualidad o no: les va bien.

Como se explica en este artículo, el rastreo de contactos parece sencillo, pero requiere coordinación para que sea eficiente. Porque al principio, recién salidos del confinamiento, no habrá mucho que rastrear: la mayoría solo tenemos contacto estrecho, en estos momentos, con los que convivimos. Pero conforme los distintos territorios pasen de fase, el número de contactos aumentará, y con ellos el trabajo del sistema sanitario. Hace falta comunicación continua entre los médicos de Salud Pública, encargados de idear y coordinar todo el dispositivo, y los de Atención Primaria, responsables del primer contacto con el paciente; un sistema informático fácil y con códigos comunes; y una reducción de la burocracia para actuar con la mayor rapidez posible, explican los facultativos. También hará falta, apuntan, más personal. No todo puede recaer en los trabajadores de dos disciplinas históricamente maltratadas por los presupuestos sanitarios... y en caso de los médicos de familia, maltratados por la exposición continua al coronavirus. 

En ese sentido, se van conociendo a cuentagotas las nuevas contrataciones que harán las comunidades autónomas para afrontar el rastreo. En Cataluña, que ya ha confirmado que la vigilancia epidemiológica se hará mano a mano entre Atención Primaria y Salud Pública, se emplearán a 200 nuevos trabajadores. Es la comunidad autónoma que ha anunciado un número más alto de fichajes: Andalucía, siendo la más poblada del país, ha comunicado la contratación de 50 nuevos sanitarios. Diez de ellos pasarán a formar parte del sistema sanitario en Cantabria. Aragón, por su parte, aún no cuenta con un plan de rastreo que haya sido comunicado a la ciudadanía, pero sus gobernantes calculan que necesitarán 400 profesionales. Y la consejera de Sanidad de Castilla y León, Verónica Casado, aseguró esta semana que su sistema de salud cuenta ya con 300 "médicos centinela" ya preparados y dispuestos a seguirle la pista a la pandemia. 

Otras muchas comunidades autónomas no han comunicado cómo y con qué medios van a organizar el rastreo. Se entiende que, si quieren cambiar de fase, tienen que comunicar a Sanidad sus planes. Pero no son públicos, por ahora. No se sabe cómo lo abordarán territorios como Castilla-La Mancha, Comunidad de Madrid, Comunitat Valenciana, Euskadi, Extremadura, Galicia o La Rioja. En el caso de la región madrileña, que no ha renovado muchos de los contratos de urgencia que hizo durante el pico, los profesionales denuncian que no hay nada establecido. "Se necesita un plan, una planificación. El equipo de Atención Primaria tiene que tener un plan sobre qué hacer y sobre unas infraestructuras que desconocemos", denuncia Manuel de Castro, presidente de Atención Hospitalaria de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts). 

Hay un trabajo previo de rastreo, artesanal y limitado, que se ha hecho en la mayoría de unidades de Atención Primaria del país. Está en sus protocolos. Los médicos, durante las consultas telefónicas que han realizado durante estas semanas y pandemia, no solo preguntaban por los síntomas del paciente, también por los del entorno cercano: y recomendaban el aislamiento del posible contagiado y de su familia, de ser necesario. Con este método, en Murcia, por ejemplo, se han identificado a más de 26.000 personas como contactos estrechos de casos a través de los centros de salud local. Ahora, consideran los facultativos, se necesita dar un paso más allá: estableciendo criterios claros, identificando con más precisión a los contactos y acompañar la labor de test PCR. Que no son necesarios para su uso masivo en la población, como se explica aquí, pero sí para acompañar el rastreo y que deje de basarse en suposiciones y estimaciones. 

Los encargados del rastreo en primer término, los médicos de Atención Primaria, no disponen en su mayoría de estos test. Ni en Madrid ni en Castilla-La Mancha, otra de las comunidades más castigadas por el coronavirus, explica el presidente en la región de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Juan Jesús López. Lo han hecho hasta ahora de manera "rústica", explica: sobre todo en localidades pequeñas, donde el médico conoce a la familia "y puede permitirse ser algo más paternalista", puntualiza el facultativo. Pero para avanzar e implantar un rastreo más elaborado, a días del posible paso de la comunidad a la fase I, "no tenemos nada al respecto". "Necesitamos más personal", añade: los médicos están saturados no solo por el seguimiento y tratamiento del coronavirus, también "por las bajas laborales, los tratamientos crónicos que tenemos que revisar", y el seguimiento personal a los pacientes que hacen la cuarentena en casa con síntomas leves. La asociación ha calculado que hacen falta, por lo menos, un 15% más de profesionales. Desde el Gobierno regional, por ahora, silencio. 

Euskadi, por su parte, es otra de las comunidades muy afectadas por la pandemia y que no tiene aún un plan definido. Así lo explican desde Osatzen, la asociación de médicos del País Vasco. Ya estaban, como muchas otras, con el método artesanal, pero ahora hace falta hacerlo más y mejor. "Tenemos la sospecha de que con la plantilla actual (y todo lo que tenemos) es difícil que se pueda hacer bien", aseguran, y añaden: "Además de esto, antes de empezar hay que instalar el programa informático en los centros, comprobar que funcione y formar a los profesionales". A días del posible avance de fase, aún hay muchas carencias. 

En otras comunidades autónomas, la labor de rastreo ha resultado ser muy eficaz desde el principio. Por ejemplo, en Asturias. Según refleja El Confidencial, la estrategia liderada por el jefe del Servicio de Vigilancia Epidemiológica del Hospital Universitario Central de Asturias, Ismael Huerta, ha consistido en establecer desde el primer momento un sistema de rastreo que analizaba a los contactos estrechos de cada positivo y les hacía test PCR. No se trabajaba con sospechas, con "probables positivos", sino que la labor ha ido acompañada en todo momento de pruebas. Un método muy lejos de los "test masivos" que reclaman algunos, y que ha demostrado su eficacia. En Canarias, destaca el caso de éxito de Gran Canaria: allí, "Atención Primaria potenció los equipos para hacer seguimiento de los contactos desde que se registraron los primeros casos en hospitales o domicilios", apunta para eldiario.es el epidemiólogo Luis Bello. La isla ha sufrido muchos menos contagios y fallecidos que Tenerife. 

La ciudad autónoma de Ceuta presume, en este mismo sentido, de adelantarse "desde hace mucho tiempo" a las recomendaciones actuales para el rastreo, explica el director del sistema de salud, Jesús Lopera. "Hemos tenido personas dentro del servicio de Medicina Preventiva, con la ayuda de residentes de Medicina Familiar y Comunitaria y Medicina del Trabajo, y otros voluntarios, haciendo un rastreo de muchas personas que han podido ser contactos de contactos. Ante la mínima sospecha de tener algún tipo de contacto o sintomatología se le ha hecho un test rápido y luego una PCR". 

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Disparidad con las 'apps'

El Gobierno de España aún no sabe qué modelo escoger para implantar un sistema de rastreo digital. La labor de cortar la transmisión del virus durante la desescalada puede encontrar un gran aliado en la tecnología. Se están desarrollando en todo el mundo aplicaciones para smartphones que avisan a un usuario de que ha estado cerca de un enfermo de covid-19 y que debe quedarse en casa, utilizando la comunicación bluetooth. Aunque no se trata de una receta mágica, es un gran aliado para llegar a donde no llega el sistema sanitario. El Ejecutivo sigue debatiéndose entre los dos proyectos actualmente en liza: uno que, en teoría, garantiza que cualquier Gobierno no puede vulnerar la privacidad de los datos sanitarios de los ciudadanos, anonimizando por completo el rastreo pero dificultando que las instituciones puedan elaborar mapas de contagio; y otro que sí que permite más maniobrabilidad a la administración.

Los expertos consultados por infoLibre aseguran que es una mala noticia que los países europeos se estén decantando por uno u otro modelo. Debería ser un mismo software para todos, afirman, si queremos abrir las fronteras de la Unión Europea en un futuro cercano. Ante este argumento, sorprende que autonomías como Navarra o Cataluña estén desarrollando su programa propio sin esperar al criterio del Gobierno central o a unificar mínimamente los métodos entre territorios. El Ejecutivo de María Chivite está ultimando una app basada en el trabajo del consorcio PEPP-PT, más intrusivo según sus críticos. Y el de Torra también tiene muy avanzado el diseño de su propia aplicación.

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