Coronavirus

Ciudadanos, en la encrucijada: confirmar el giro al centro o ceder a las presiones de PP y Vox

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en su escaño del Congreso el pasado miércoles.

El portazo dado esta misma semana a Ciudadanos por Marcos de Quinto, enfadado por el voto a favor de su partido en la prórroga del estado de alarma, no es una baja más en la formación naranja. Puede decirse que De Quinto es uno de los últimos críticos, de los últimos riveristas. El más mediático de loscontrapesos a la presidenta de Ciudadanos. Desde que Inés Arrimadas se estrenó en el cargo, la nueva líder ha querido marcar un antes y un después en la estrategia de su antecesor. Obsesionado con arrebatar a Pablo Casado (Partido Popular) el liderazgo de la oposición, Albert Rivera hizo de la confrontación con Pedro Sánchez una de sus señas de identidad. No sólo le daba plantones en sus reuniones; tampoco quiso negociar la investidura de las generales de abril de 2019, cuando su partido obtuvo 57 escaños, a nueve del PP. Ya en la nueva convocatoria electoral, la del 10 de noviembre, recibió un duro castigo por parte de sus electores. Cs bajó a los 10 escaños. El resto de la historia ya se conoce. Asumió su responsabilidad por el resultado y anunció que daba un paso atrás.

Los más críticos con la gestión de Rivera —el grueso de ellos está ya fuera del partido naranja desde que se negó a negociar acuerdos de Gobierno con Pedro Sánchez— tenían dudas sobre si Arrimadas iba a hacer una gestión continuista, muy en la línea de su antecesor, o si iba a intentar demostrar que Cs es un partido "útil para los españoles".

Una de sus primeras actuaciones, cuando todavía no se había ni decretado el estado de alarma, fue la de ofrecer a Pedro Sánchez su apoyo para unos Presupuestos que bautizó de "emergencia". La oferta, que sigue en pie, enfadó en alto grado en la sede del PP, partido con el que Cs cogobierna en la Comunidad de Madrid, Región de Murcia, Castilla y Léon, Andalucía y el Ayuntamiento de Madrid. A los conservadores no les gusta que cada decisión de Cs deje la pelota sobre su tejado y les obligue a retratarse. Por aquellos días —era 12 de marzo— el PP se revolvió. Arrimadas había caído en la "trampa" de Pedro Sánchez, decían. Pero ellos no tenían en mente aprobar ningún tipo de cuentas públicas de la mano de los socialistas porque sería "blanquear" su programa económico y darles "un cheque en blanco".

En los últimos meses, amplios sectores del PP defendían que la llegada de Arrimadas a la presidencia del partido era una garantía de que ambos partidos iban a confluir en ese "España Suma" que ansía Casado. Pero la líder de Cs, con sus hechos, está demostrando que más que converger con los conservadores busca perfil propio.

Porque tras esa oferta de apoyo a unos Presupuestos "de emergencia" han venido dos acercamientos más de Ciudadanos al Gobierno central en los que también se ha alejado de forma contundente del Partido Popular. Arrimadas ha hecho valer sus diez escaños en las negociaciones con el Partido Socialista para las dos últimas prórrogas del estado de alarma. Esto le ha permitido alejarse del Partido Popular, para deshacer esa imagen de socios exclusivos cuando va a cumplirse un año de las autonómicas y municipales del 26 de mayo de 2019. También para marcar distancias con Vox, apoyo externo del grueso de los gobiernos de coalición PP-Cs. En definitiva, Arrimadas se aleja de la foto de Colón.

"El centro de la política útil"

Hasta este miércoles parecía todo bastante encarrilado, llegándose incluso a hablar de la ruptura del bloque de la investidura de Pedro Sánchez, sobre todo por la negativa de Esquerra Republicana de Catalunya a apoyar la prórroga del estado de alarma, y de la entrada al campo de juego de un nuevo actor clave para la estabilidad de la legislatura: Ciudadanos. Pero el polémico episodio de la derogación de la reforma laboral pactado por escrito por PSOE, Unidas Podemos y EH Bildu y las rectificaciones que vinieron después han caído como un jarro de agua fría en el partido naranja. Porque se enteraron de esto cuando todos los ciudadanos, una vez que la prórroga ya había sido aprobada en el Congreso.

En público, no obstante, desvincularon del todo la prórroga del estado de alarma del documento firmado entre los socios de coalición en el Gobierno central y la izquierda abertzale. "Llevamos a cabo nuestra propia negociación sobre el estado de alarma.El acuerdo del PSOE con Bildu lo enmarco dentro del acuerdo de legislatura del gobierno 'frankenstein'. Ayer [por el miércoles] votamos solo pensando en la necesidad de seguir con el confinamiento como solución a la pandemia. Y esperando a que el Gobierno nos presente un plan b al estado de alarma", dijo Edmundo Bal, portavoz adjunto de Ciudadanos en el Congreso, en una entrevista posterior concedida a la cadena Ser. Bal fue el encargado de defender la postura de su Grupo Parlamentario en el hemiciclo puesto que Arrimadas se ha tomado unos días de baja por maternidad. Fue madre de su primer hijo, Álex, este jueves.

Pese a que Bal y otros dirigentes de Ciudadanos han ido endureciendo su postura hacia Sánchez a medida que el episodio de la derogación de la reforma laboral iba agravándose, en el partido naranja aseguran que sus "líneas y directrices están claras" y que el partido sigue decidido a alejarse de los "tics y del 'y tú más' del bipartidismo" para seguir siendo "útil" a los españoles. "El centro de la política útil". Así ha definido Bals a Cs.

¿Nuevas prórrogas? ¿Presupuestos?

¿Qué quiere decir esto? Ciudadanos insiste en que en absoluto son socios del Gobierno de Pedro Sánchez, pero que eso no es ningún obstáculo para seguir negociando "aspectos puntuales". 

¿Entran dentro de estos "aspectos puntuales" nuevas prórrogas al estado de alarma o los Presupuestos? Las fuentes consultadas insisten en que no hay excepciones. "En todo lo que sea útil para la vida de los españoles, estaremos. Preservar la salud es útil, pues estamos. Es bastante sencillo de entender".

No obstante, los dirigentes consultados admiten que ahora, con la polémica de la reforma laboral todavía reciente, no es momento de ponerse a debatir o pensar en que vayan a ser ellos el salvavidas de una nueva prórroga. El presidente del Gobierno, que en principio pretendía que la última de estas ampliaciones fuese de un mes, ya ha dejado bastante claro que pueden necesitarse 15 días más.

Para entender lo que vayan a hacer los partidos políticos si llega a plantearse otra ampliación hay que meter en la coctelera un elemento extra: el 12 de julio se celebran elecciones en el País Vasco —también en Galicia— y lo ocurrido esta semana con el documento firmado entre PP, Unidas Podemos y EH Bildu ha sido interpretado en amplios sectores políticos en clave electoral. Como una forma de EH Bildu de avisar al PNV de un posible cambio de escenario. Ahora, en Euskadi gobierna Iñigo Urkullu (PNV) con el apoyo del PSE.

El partido de Inés Arrimadas concurrirá a las elecciones vascas en coalición con el PP bajo el paraguas de la marca PP+Cs.

"Ya hemos avisado de que había que buscar un plan b cuando logramos que la prórroga que Sánchez llevó al Congreso no se extendiese 15 días más. Todavía no se nos ha pedido nada. Ya iremos viendo el contexto, lo que se nos pide, la situación sanitaria, la evolución de la pandemia...", insisten. Todo lo contrario a lo que dijo De Quinto el pasado lunes, dos días antes del Pleno del Congreso, en una entrevista publicada por el periódico El Mundo

"Es innecesario prorrogar la alarma e inverosímil que Ciudadanos apoye los Presupuestos", señalaba el ya exportavoz económico de Ciudadanos. Sus declaraciones sorprendieron en el entorno de Arrimadas. El equipo de la presidenta ya estaba negociando en ese momento con el PSOE la forma de dar su apoyo a una prórroga que en el partido veían necesaria en un contexto de emergencia sanitaria.

¿Va a lograr Arrimadas mantenerse en esta estrategia de ocupar el centro, un espacio político descuidado por el PP por su obsesión permanente con Vox? Todo depende de hasta qué punto la líder de Cs logra vencer las presiones de Vox, que les ha bautizado como "la naranja veleta" y de un PP que ahora modera sus críticas en público pero que, en privado, ubican a su socio de gobierno en comunidades y ayuntamientos como un partido "engañado" por Sánchez.

En Ciudadanos niegan haber sido engañados. Insisten en que lo único que se ha negociado es una prórroga del estado de alarma. Y aseguran que ellos son conscientes de que Cs no es el "socio prioritario" del Gobierno ni nunca lo han pretendido.

Sin sector crítico

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Para esta estrategia, Arrimadas cuenta ahora con paz interna en Cs. Los partidarios de Rivera han ido tomando la puerta de salida de Ciudadanos. Antes de De Quinto, hace un par de semanas anunciaron su baja del partido Juan Carlos Girauta o Carina Mejías. En todas estas marchas, según anunciaron sus protagonistas, está el malestar por el apoyo a las prórrogas.

Pero por el camino, meses antes, también quedaron otros dirigentes que se fueron desencantados por la estrategia de Rivera de competir con el Partido Popular. Una de las más sonadas fue la de Toni Roldán, el que fuera portavoz económico. Se fue a finales de junio de 2019. A su marcha siguieron la del eurodiputado Javier Nart y la de Juan Vázquez, líder en Asturias.

En una ejecutiva, celebrada el 24 de junio, los por entonces críticos forzaron una votación para reconsiderar el veto al PSOE. Perdieron por abrumadora mayoría: 24 votos a su favor, 4 en contra y tres abstenciones. Los que se fueron aplauden hoy el giro que Arrimadas ha dado al partido.

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