Tribunales

Un empresario indio, venta de viagra e intérpretes extorsionadores: el último caso de tráfico de influencias que salpica a Villarejo

El excomisario José Manuel Villarejo.

Un empresario indio imputado por delitos fiscales, dos intérpretes extorsionadores, un soborno y una investigación gravemente perjudicada son los ingredientes de una historia que, una vez más, salpica al comisario jubilado José Manuel Villarejo, actualmente en prisión provisional por la macrocausa Tándem.

Si bien el expolicía no es el centro de esta trama, sí tuvo un papel en la misma que, ya se verá, podría tener consecuencias para él más allá de un juicio en la Audiencia Provincial de Madrid en el que declarará la semana que viene como testigo.

Según fuentes de la investigación de esta trama consultadas por infoLibre, Villarejo habría ayudado al empresario indio imputado, quien a su vez habría estado tratando de torpedear las pesquisas dirigidas contra él por presunta organización criminal, más de una docena de delitos contra la Hacienda Pública, contra la salud pública (habría traficado con un medicamento tipo viagra) y contra la propiedad industrial, entre otros.

Los hechos se remontan al año 2013, cuando la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UCDEV) de la Policía Nacional, en coordinación con la Fiscalía Anticorrupción, investigaba al empresario Harischandra Taranchad Varma, pesquisas para las que contaban con varios intérpretes, dos de los cuales vieron la oportunidad de sacar tajada chantajeando al principal imputado: si él no les pagaba, ellos utilizarían su trabajo para “influir en su contra”.

Tal y como expone el escrito de acusación consultado por infoLibre, los dos traductores exigieron a Varma 10.000 euros de entrada, cantidad que “iría aumentando de manera periódica”.

En un primer momento, el imputado sintió “temor” y denunció esta situación ante la Unidad de Asuntos Internos de la Policía y en los juzgados de Plaza Castilla de Madrid.

Pasó de sentir temor a sacar beneficio

Sin embargo, a medida que fue avanzando la investigación, los agentes encargados de indagar en sus negocios se dieron cuenta de que la estrategia de defensa de Varma contaba con una información privilegiada, incluida una comisión rogatoria cursada a Alemania, de la que el propio imputado no debía disponer en una causa declarada secreta en aquel momento.

Lo que se averiguó después es que el empresario se habría dado cuenta de que podía sacar partido de sus extorsionadores. Según Anticorrupción, el imputado pasó de “temer” a los intérpretes a utilizar su labor como traductores de la investigación en su beneficio.

Al menos desde abril hasta noviembre de 2014, dice el escrito, instó a los dos intérpretes a que “le dieran continua información de la investigación judicial que se dirigía contra él a cambio de dinero”.

A la Fiscalía le constan “varios pagos” del empresario a los traductores, uno de ellos por valor de hasta 3.000 euros. “Mediante el pago periódico a los otros acusados, el señor Varma les solicitaba continuamente datos de la investigación como los relativos a los vehículos usados por la Policía en dicha investigación o fechas en que se iban a realizar vigilancias o los datos del procedimiento judicial, a sabiendas de que estaba secreto”.

Es en todo este contexto en el que aparece el comisario Villarejo. Era 2013, año en que su negocio de detectives pasaba por sus tiempos más prósperos y también el año en el que se le habría encargado, junto a otros policías, espiar al extesorero del PP Luis Bárcenas en la llamada operación Kitchen.

Fuentes de la investigación consultadas por infoLibre explican que fue otro imputado en la causa en el que se investigaba al empresario indio quien intercedió para que éste conociera a Villarejo, quien se identificó con el alias de J.J. Hidalgo.

Varma le habría pedido, sabiendo de su condición de policía, que comprobara la matrícula de un coche que, según sospechaba, le estaba siguiendo. Villarejo habría hecho la gestión preguntando al comisario Marcelino Martín Blas, entonces jefe de Asuntos Internos, quien confirmó que, efectivamente, se trataba de un vehículo policial, información que el comisario ahora encarcelado habría compartido con Varma.

Gómez Gordo, también testigo

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Según la investigación, Villarejo habría sido quien habría recomendado al empresario que acudiese a Asuntos Internos para denunciar la extorsión a la que en un principio le habrían sometido los dos intérpretes, ya que éstos trabajaban para la Policía. Fruto de las pesquisas realizadas es un oficio firmado por otro conocido de la operación Kitchen, el inspector Andrés Gómez Gordooperación Kitchen –hombre de confianza de María Dolores de Cospedal–, en el que, entre otras cosas, ensalza el trabajo de Villarejo como policía.

Por eso, tanto Villarejo como Gómez Gordo han sido citados como testigos por la Fiscalía en el juicio que comienza el próximo lunes contra Varma y los dos intérpretes por esta trama dirigida a torpedear la investigación contra el empresario indio.

Los tres están acusados de presuntos delitos de revelación de secretos, extorsión, cohecho y simulación de delito. Anticorrupción pide para ellos más de ocho años de prisión.

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