PORTADA DE MAÑANA
Ver
La sombra de ETA sacude la campaña al alza de EH Bildu

¡A la escucha!

Nacer y crecer entre crisis

Helena Resano nueva.

Son la generación que ha nacido y crecido entre dos crisis. Y su forma de afrontar el futuro, tanto laboral como personal, está marcada, inevitablemente, por esos dos baches. 2008 primero, con una crisis bancaria que se llevó por delante miles de puestos de trabajo y, 12 años después, un virus que paró el mundo. 6 de cada 10 jóvenes de entre 15 y 29 años han asumido que sus perspectivas laborales tras la pandemia van a ser peores de lo que ya se temían. Su futuro ya pintaba bastante complicado antes de que llegara el covid-19, y ahora, tras ponerlo todo patas arriba, admiten que ese horizonte se ha desdibujado aún más. Más de la mitad admite que no trabajará en lo que le gusta o ha estudiado, sino en lo que encuentre. Y que ni siquiera con ese trabajo podrá ser independiente económicamente, que su sueldo, vamos, no cubrirá ni lo más básico, como la comida.

Aun así, no tiran la toalla, dicen que han aprendido a ser felices, dentro de lo que les ha tocado, a valorar lo que tienen, a su familia, pero ¿hasta cuándo les durará ese optimismo? Pasados los 30 algunos querrán volar, salir de casa de sus padres, tener otra vida a su medida, y no con los parámetros de sus progenitores. Es lo suyo. Es su derecho: vivir su vida como ellos quieran vivirla. Pero ahora mismo no hay nada que les permita lanzarse a pasar de pantalla, a empezar de verdad a ser adultos, a quizás formar una familia, ser padres, asumir otras responsabilidades, las que se marquen ellos. Tienen que adaptarse a lo que hay, como lo hemos hecho todos, cierto, pero en su caso con otro bagaje: han nacido y crecido entre dos crisis y el mensaje que les hemos lanzado constantemente es que todo está fatal y todo puede ser susceptible de ir peor. Y lo más dramático para mí, ni siquiera en situaciones límite somos capaces de ponernos de acuerdo, de arrimar el hombro, de respetar opiniones diferentes a la mía. Un mensaje especialmente peligroso. Les hemos “enseñado” a crecer recelando del otro, en ocasiones hasta odiándolo. Y no porque, como padres, hayamos hecho hincapié en ello, al revés, sino porque es lo que ven fuera, cuando salen, cuando ven cómo se mueven quienes, en teoría, deberían guiarnos.

Hay días en los que me pregunto si lo que enseñamos y contamos a diario en los medios es lo que refleja de verdad la sociedad en la que vivimos. Si deberíamos recortar los minutos que dedicamos a enfocar la atención a lo que ocurre por ejemplo en el hemiciclo y ampliar la mirada a lo que ocurre fuera.

Y mira que, fuera, hay días en los que mandarías todo a freír espárragos (a la mierda sin ser tan educada), cansada de las necedades, abusos, desprecios que hay que aguantar. Días en los que haces un sobreesfuerzo para tirar de optimismo y para contagiarlo a los que te rodean. Optimismo que cuesta encontrarlo pero que, de repente, llega como un fogonazo para sacarte una sonrisa y para reconciliarte con todo.

Josep. Es el nombre de esa luz que ayer iluminó mi día. Tiene 77 años, sin familia directa, pero con una familia enorme elegida y adoptada por él. Lleva 12 años acogiendo en su casa a migrantes sin papeles. 20 en estos 12 años. Ahora mismo, en su casa, convive con 7. Todo personas que, si no fuera por él, estarían en la calle. No tienen trabajo, ni papeles. Chicos que vinieron aquí buscando un futuro mejor y que siguen enredados en el bucle de no tener papeles y, por tanto, no tener trabajo ni casa.

Josep estira como puede su pensión para hacer milagros cada día en su casa. Y lo hace con una sonrisa, la que esconde su mascarilla. Su historia es de las que inspiran, de las que quieres tener cerca para quitarte de encima tanto mal rollo.

Josep es de esa generación que siempre ha luchado por sobrevivir, de la que tanto hemos aprendido. Así que no hay más lamentos ni quejas. Toca levantarse de nuevo, y pelear para que los que vienen por detrás, lo tengan un poquito más fácil de lo que se lo hemos puesto nosotros. Habrá que luchar por lograr que esa generación nacida y crecida entre crisis cumpla sus metas. Se lo debemos.

Más sobre este tema
stats