Nos invistieron

¡Por fin! Todos los desvelos han merecido la pena y todas las tribulaciones han sido consoladas, porque el colosal estadista Sánchez ha cumplido su destino manifiesto. ¡Gloria al titán de la socialdemocracia!

La felicísima entente progresista avanza con paso firme por la senda de los bienaventurados. ¡Dios los guarde muchos años! Los señores del pe ene uve se tientan el erre hache: "don Alberto, algún día contaremos lo que nos ofreció", dicen los guasones, como si ellos tuviesen costumbre de rechazar tajadas. Más. La chispeante portavoz de Junts (¡compañeros reconciliados!) pidió más competencias de inmigración (joder con la izquierda) y el simpatiquísimo Rufián, que vino para unos días pero al final decidió quedarse, levantó el dedito y se puso digno.

Mientras tanto, prosiguen las edificantes sentadas en Ferraz. La otra tarde, en el canal de un cejipoblado prócer del fascismo, un heroico constitucionalista quiso organizar una colecta para arrendar un sicario. El magnicidio: la moción de censura de la gente decente. Lo mejor de las protestas de derechas es que no incluyen batucada, ahí se nota la hidalguía. Con tanto aguilucho y brazo estirado, habrá quien los acuse (¡los ofendiditos!) de intransigentes, pero hay que reconocerles un prodigio integrador: yuxtaponer los avemarías y una procesión de muñecas hinchables no es algo que consiga cualquiera. Tengo que consultar con los teólogos, pero lo de pedirle a María Santísima que enchironen a Puigdemont me parece problemático. Más vale que la jugada surta efecto o toca reconocer que Dios Altísimo está por la amnistía. ¡Penitenciagite!

Bip, bip, ¡última hora! Pésimas noticias frente a la puerta de los leones. El valeroso patriota encadenado ha agotado su reserva de magdalenas y se ha rendido ante los rigores del otoño y las hambres. En su honor, la presidentísima del libertad se acercó al hemiciclo y llamó hijoputa al candidato rompe Españas. ¡Justicia para nuestro Prometeo!

Con tanto aguilucho y brazo estirado, habrá quien los acuse (¡los ofendiditos!) de intransigentes, pero hay que reconocerles un prodigio integrador: yuxtaponer los avemarías y una procesión de muñecas hinchables no es algo que consiga cualquiera

En un giro inesperado de los acontecimientos, Beltrán, Cayetana, Bosco y Covadonga han descubierto la ferocidad del brazo represor del Estado. Pobres, una semana se les cae el rey (¡felpudo!, ¡masón!) y a la siguiente nuestros cuerpos y fuerzas. Ay, qué duros son los desengaños. En esta columna (Joaquín, el estilita) estamos contra la violencia policial y a favor de que los muchachitos de la u i pé se hagan un psicotécnico y un antidoping cada tanto; así que, camarada Pelayo, ¡compatriota Martina!, unámonos. Si el pesoe ha podido encamarse con la derecha burguesa y xenófoba, nosotros también podemos colaborar. Miradme, soy como vosotros, ¡blanco y católico!

Pero no todo es paz y armonía en los reinos de Su Sanchidad (Losantos dixit). Una amenaza quintacolumnista se yergue desde las entrañas de la coalición. Indignado por el ninguneo a sus cinco diputados (no importa el tamaño, sino el uso que se le da), el editorialista de Canal Red ha comparecido en cadena nacional: "desde el corazón del averno, te asesto esta daga". Al instante, la acorazada Echenique ha tocado a zafarrancho: puyitas en redes, pero quietecitos en los escaños. Si la cosa escala, no descarto que Monedero nos avergüence (otra vez) a ritmo de rap.

En fin, toda la Galia está pacificada. ¿Toda? Pues ya lo veremos. Viendo el ejemplo de los señoritos del tres per-cent, no descarto incitar a los muchachos del cantón de Cartagena o enrolarme en las milicias independentistas leonesas. En este país, si quieres que te hagan caso, tienes que armar jarana. Quien dice nación de naciones dice estados provincianos, oiga. Imaginen: la Serenísima República de Albacete. ¡Gloria bendita! Amigos de Teruel existe, gracias por señalarnos el camino.

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