CONJUNTO DISJUNTO

La bruja de Yolanda

Podemos tiene como objetivo prioritario esta legislatura convertir a Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, en un lastre para el Gobierno y para los propios socios de Sumar. En el PSOE hay quien ha comenzado a comprar la idea de que Yolanda no es el hada madrina capaz de hacer realidad tus deseos como parecía hasta ahora, sino una especie de bruja que no ha sabido manejar a Podemos y les ha ido cerrando puertas provocando su oposición a todo lo que lleve su firma. Lo que justificaría su reacción en contra de la reforma del subsidio de empleo y cualquier otro asunto que requiera su apoyo para salir adelante. 

Lo que queda de ese partido que vino a combatir a la casta basando su éxito en el concepto de la transversalidad cumple, más que celebrar, 10 años, en los que la destrucción de los enemigos es su prioridad. Ahora su obsesión ya no es conquistar los cielos sino acabar con Yolanda Díaz. La única a quien no han logrado torcer el brazo hasta el momento. Que Pablo Iglesias arrastra un problema con las mujeres desde la fundación del partido está super documentado en la hemeroteca. Como líder espiritual autoproclamado, su concepto de las dirigentes del partido siempre ha sido el de usar y tirar. Ahora te pongo y ahora te quito. Solo las que han cumplido su papel de replicante, como Ione Belarra, han seguido en el puesto asignado. 

Si en algo tiene experiencia Podemos es en cargarse a sus rivales. Ya lo hizo con Manuela Carmena, una mujer que puso límites a Iglesias desde el primer momento, deshaciéndose de los colaboradores que le querían imponer y manteniendo su independencia, ya que, como ella defendía, no le debía absolutamente nada. Tania Sánchez o Carolina Bescansa son otros de los nombres valiosos con los que se emplearon a fondo hasta apartarlas de la vida política. 

Hacer inviable cualquier cosa con el sello de Sumar es la razón de ser de Podemos, aunque por el camino se lleven por delante mejoras sociales y económicas vitales para tantos trabajadores. A su votante fiel hay que mantenerlo caliente para que en las elecciones europeas de junio introduzca la papeleta de Irene Montero. Necesitan titulares, y presentarse como ese partido que no son, perseguido por defender sus ideales, que ha sido expulsado del poder político y mediático por no doblegarse ante el establishment. 

Hacer inviable cualquier cosa con el sello de Sumar es la razón de ser de Podemos, aunque por el camino se lleven por delante mejoras sociales y económicas vitales para tantos trabajadores

En Más País insisten en que ya avisaron de las consecuencias de incluir a la formación de Iglesias en la plataforma y no les sorprende que en el partido socialista hayan comenzado a comprar las teorías victimistas de Podemos; han sido muchos años juntos. En los pasillos del Senado, donde se ha trasladado la actividad del Congreso al estar en obras el edificio de la carrera de San Jerónimo, más de un destacado socialista justificaba durante la jornada de votación del decreto ómnibus que la líder de Sumar no ha tenido tacto al no repartirles ni una portavocía y hasta hablaban de arrogancia o venganza, según el interlocutor. La duda ya está sembrada. Toca abonar la semilla de la planta carnívora para que crezca voraz y exuberante. 

La meta es que Yolanda Díaz pase de ser un activo para el Gobierno a ser un pasivo. Si dejas de facilitar logros al Ejecutivo y eres un hándicap, no hay buena relación que prevalezca ni confianza que no se quiebre. La sintonía entre Sánchez y Díaz, esa complicidad que transmiten las imágenes de los dos juntos, está en peligro si el aura de la vicepresidenta de lograr todo lo que se propone se desvanece. Puede poner en una situación muy complicada al Gobierno, aventuran ya algunos en el grupo parlamentario socialista que la visualizan con escoba por mucho que se vista de blanco.

El cerco a Díaz busca, además, minar la relación con los otros socios de la coalición de izquierdas formada por casi una veintena de partidos de ámbito estatal y autonómico. A nadie le gusta ver fracasar sus propuestas. En una plataforma en la que ya cuesta mantener el frágil equilibrio entre las distintas sensibilidades e intereses, solo hace falta un empujoncito para lograr que se tambalee. El obvio ‘divide y vencerás’.  Con observar las alianzas entre la izquierda en las elecciones a la Xunta de Galicia ya se comprueba la soledad de Sumar en el ámbito territorial. 

En su campaña contra Díaz, Podemos hace piña con PP y Vox, como quedó patente el miércoles pasado. Algunos diputados populares presumen de su amistad con Irene Montero y la fluida comunicación que mantienen. Ya iremos viendo si esta alianza casual profundiza y vuela libre. Lo que un enemigo común ha unido, que no lo separe el hombre.

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