Defensa europea: Juntos, mejor, y si fuera necesario, más Cristina Monge

Los rusos quieren el territorio y los americanos el subsuelo. Lo que tiene claro el mundo entero es que, de una u otra manera, los ucranianos tendrán que tragar. En Ucrania, se ha extendido entre los altos funcionarios internacionales que trabajan en el país un dilema tan explícito como realista: ‘colonización o sodomización’. Puestos a elegir, la colonización les suena menos mal que lo otro, dicen los europeos que se mueven en los círculos de poder ucranianos y que contemplan con más espanto el avance ruso que el norteamericano..
“Los ucranianos son duros de roer. Han resistido con todas sus fuerzas. Al margen del circo de Trump en el despacho oval, dirigido a meter presión a Zelensky, no se van a rendir fácilmente. Las materias primas críticas al final las van a canjear, pues hacedlo de una vez. Cuando se empiecen a explotar las tierras raras habrán pasado ocho o díez años”, explica desde Kiev un responsable español que ve mejor la ‘colonización’ que aceptar las pretensiones de Putin.
Porque si algo se nos da bien a los europeos es hablar, hablar y hablar a la vez que el resto nos adelanta por la izquierda
El tema es que en este reparto de Ucrania que planean Trump y el presidente ruso, Estados Unidos tiene que compensar la deuda que adquirió el americano cuando ganó sus primeras elecciones. Entonces, las poderosas tecnológicas aún no habían descubierto su valor como líder y le dieron la espalda. Así que fue Rusia quien le echó una mano para vencer a Hilary Clinton. Por eso Marco Rubio, el secretario de Estado de Trump, insiste tanto en que Rusia no va aceptar menos territorio del que controlaban en 2014.
Ayer, en el Congreso de los Diputados, el ministro Albares trataba de justificar por qué hay que aumentar el gasto en Defensa. La seguridad es la excusa, como si Europa tuviera muchas posibilidades ante China, Rusia o Estados Unidos. Ni tan siquiera el ofrecimiento de Macron y su bomba atómica genera un solo escalofrío en estos tres países armados hasta los dientes. Quien ya está aprovechando la oportunidad es la industria de defensa española, que está invirtiendo en Ucrania, donde la guerra ha creado grandes oportunidades de negocio y se está produciendo un pelotazo del que aquí no nos enteramos.
Ucrania, que cuenta con una población unida como consecuencia de la guerra frente a Rusia –que es un Estado por el que ninguno de sus ciudadanos está dispuesto a morir–, acaba de aceptar una tregua de 30 días para negociar su futuro. La extendida ‘colonización o sodomización’. Quizá las dos cosas en paralelo. Por lo pronto, Estados Unidos continuará apoyando militarmente y en inteligencia. Algo crucial para no sucumbir ante el enemigo.
Mientras, los Estados miembro seguirán debatiendo sobre lo que hay que hacer. Porque si algo se nos da bien a los europeos es hablar, hablar y hablar a la vez que el resto nos adelanta por la izquierda. Ni tan siquiera el baño de realidad que nos ha dado Trump en menos de dos meses ha logrado arrancar una respuesta unificada. Lo que sí ha conseguido es poner en evidencia la falta de unidad de una UE más senil aún que sus habitantes.
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