El empeño de Feijóo por hacer presidente a Abascal

Feijóo es el mejor manager de Abascal. Nunca un líder de un partido político ha hecho mayores esfuerzos por entronizar a un rival directo. Mientras el presidente del PP sigue sin convencer a sus votantes, el de Vox no tiene ni que mover un dedo para ir cosechando votos. Tal y como muestran las encuestas, en intención de voto supera a Feijóo sin despeinarse, que se lo está trabajando como si le fuera la vida en aupar al ultra. Le tiene bien calado y le va poniendo en bandeja el triunfo territorio a territorio, porque el esfuerzo no es una de las virtudes del ultraderechista. Él es más del método emperador romano de levantar el pulgar. A ver si a estas alturas se va a herniar por currar. 

Esta semana hemos escuchado al sustituto de Mazón, un señor que dejó escapar el espíritu de Abascal en cuanto abrió la boca. Pérez Llorca cargó en su discurso contra la inmigración, pese a ser alcalde de un municipio, Finestrat, con un 58% de población extranjera procedente de 70 países distintos, de la que siempre ha defendido que estaba muy integrada. En Alicante, paraíso turístico de la comunidad valenciana, la inmigración surte de mano de obra barata la construcción y los servicios que demanda una provincia con récord en visitantes.

“Trabajaremos para que los migrantes vuelvan con sus familias” escupió el nuevo president. Bonita frase, muy del gusto de Vox, quien en la distancia había dictado un programa que incluía la reducción de impuestos y despojar de recursos a la Academia Valenciana de la Lengua. Un empeño muy franquista el de minimizar el uso de las lenguas regionales e imponer el castellano en los territorios. Abascal dijo con displicencia que le sonaba bien desde su poltrona en Madrid. 

Cada vez que el PP repite el discurso de Vox en alto, le hace una transfusión al partido de extrema derecha

Y en Génova, super satisfechos de gobernar en Valencia a pesar del coste político. Cada vez que el PP repite el discurso de Vox en alto, le hace una transfusión al partido de extrema derecha. Ahí está Ester Muñoz, portavoz popular en el Congreso, cargando contra el Pacto Verde Europeo suscrito por su propio grupo, después del desastre de la dana y de la voracidad de los incendios que este verano han arrasado León, su tierra natal. Otro empujoncito a Abascal. Combatir al adversario repitiendo como un papagayo sus consignas no parece la mejor estrategia vistos los datos demoscópicos. El original tiene más valor que la copia. 

Pobre Feijóo, que convocó la manifestación de este domingo buscando adelantarse y se ha quedado compuesto y sin novio. Abascal, el niño de sus ojos, le ha dejado plantado. Y además ha contraprogramado con una manifestación propia en Ferraz, a solo 500 metros del Templo de Debod, para medir su poder de atracción frente al de los populares. En un lado, los jóvenes cachorros ultras y al otro, los maduros votantes del PP. Dos fotos para confrontar. Será más fácil ver entrar en La Moncloa a Vox que a Feijóo. 

La sumisión parece aceptada, solo algunos populares rechazan la estrategia de hacer suyas las consignas de sus competidores. Las tragaderas se han ensanchado. El segundo acto de la sumisión de María Guardiola a Vox en Extremadura está a la vuelta de la esquina. Pedid y se os dará. Ahora el precio del apoyo cotiza más alto porque la extrema derecha podría duplicar los escaños. Ni tan siquiera necesitan firmar papeles para asegurar que sus políticas se cumplirán: basta con obligar al presidente de turno a comprometerse en el discurso de investidura de viva voz, como ha sucedido en Valencia. 

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