Emilio Silva: “El fallo del Supremo en el 20N no es un accidente, es una sincronización”

Emilio Silva es uno de los españoles que impulsó la primera exhumación científica de un republicano asesinado durante la Guerra Civil. A partir de ahí se convirtió en uno de los fundadores de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. “Para mi familia la exhumación de los restos de mi abuelo fue trascendental. Entonces, en el año 2000 vivían los seis hijos de mi abuelo. Le había matado un grupo de pistoleros falangistas el 16 de octubre de 1936, y mientras le enterraban, enterraban la infancia de mis padres, sus hermanos y en parte la vida de mi abuela”. Para este sociólogo, abrir una fosa es como abrir una boca que comienza a contar secretos y comienza una conversación con familiares, vecinos o antropólogos. “Tiene que ver con expresar las emociones, expresar es dejar de estar presos. No dejas de tener dolor, pero no es lo mismo estar preso del dolor que estar en libertad en el dolor”.

Creciente aceptación de la dictadura

“Desde hace un tiempo hay encuestas donde estamos viendo un porcentaje de población que mira con nostalgia la dictadura. Y hay un porcentaje de jóvenes, en torno al 20-25%, que está pensando que quizá una dictadura podría ser una solución a los problemas del presente. Es la consecuencia de la ignorancia que en este país se ha sembrado. No se ha enseñado lo que supuso la dictadura durante 40 años, las violaciones de derechos humanos. La mayoría de los libros de texto hacían una pincelada de franquismo y ya se metían en la transición. El problema tiene que ver con la deshumanización de la educación, que ha ido arrinconando a las humanidades. Y bueno, esto es un proyecto político. Hay alguien que se beneficia con la ignorancia y alguien que es perjudicado por ella. Lo que tiene que hacer el Estado es poner en la educación todas las herramientas para que cualquier ciudadano tenga una cultura de los derechos humanos y luego encima de ella ponga la ideología que le parezca, pero sin abandonar ese marco”.

Desinhibición de los franquistas

 “Esta derecha franquista o sociológicamente franquista en la Transición decidió inhibirse y dejar de mostrar su identidad a cambio de construir la impunidad para sus crímenes, quedarse con todo lo que habían robado. De alguna manera desaparecieron o desapareció ese discurso en la vida pública. Y creo que fue por su interés. Su desinhibición actual también tiene que ver con sus intereses y con algunos acontecimientos. Como el traslado del cuerpo de Franco del Valle de los Caídos, porque esta derecha o esta extrema derecha tienen una cultura muy religiosa y ese cuerpo era como una reliquia. Y no olvidemos que por las reliquias se han hecho cruzadas en la historia de la humanidad. Y luego está el referéndum catalán del 1 de octubre de 2017, que también supuso una especie de excitación por la posibilidad de que pudiera terminar con la unidad de España”. 

Sector de la juventud nostálgica de Franco

“Los jóvenes son los que están más lejos de la dictadura. Los mayores la conocieron, yo la conocí. Tenía diez años cuando murió Franco y vivía en Pamplona. Cuando iba al colegio, lo primero que hacía el profesor cuando llegaba a clase, después de ponerme de pie para recibirle como si estuviéramos en un cuartel, era atarme la mano izquierda a una silla para obligarme a escribir con la derecha. La gente mayor ha experimentado lo que es la dictadura. Es más fácil hacer llover esta nostalgia sobre gente que ignora ese pasado y realmente no sabe lo que supuso. No me gusta señalar a los jóvenes. Son un producto de nuestra sociedad y si hay quien piensa que tiene que haber otro Franco en España, tenemos parte de la responsabilidad". 

La tibieza de la derecha con la memoria histórica 

“Es habitual que líderes de la derecha hagan declaraciones contra la memoria. En redes sociales nos llaman subcampeones porque perdimos la guerra civil. El problema es que hay una derecha que, cuando no puede defender explícitamente la dictadura, necesita crear otro tipo de argumentos para no validar a quienes estamos, por ejemplo, exhumando a los desaparecidos de la dictadura. Cuando la derecha no puede decir que con Franco la vida era buena, tiene que buscar argumentos para ir contra eso. Decirle a una persona que tiene un familiar desaparecido en una cuneta que, por el hecho de exhumarlo, identificarlo y enterrarlo en un panteón familiar, en el lugar que considere digno, está abriendo heridas evidentemente es una enorme mentira, porque lo que está haciendo es cerrarlas. A esos políticos que dicen que ahora vivimos en un régimen dictatorial habría que ponerles unas gafas virtuales para que vieran lo que ocurría a quien hablaba en contra del régimen en los años cincuenta o sesenta”. 

Necesidad de reparación del daño de la dictadura

“A mí me dicen: “¿Por qué te preocupas de esto si ocurrió hace más de 80 años y tú no habías nacido?" Y tengo que explicar que soy nieto de un desaparecido e hijo del trauma que produjo esa desaparición. Mi padre con diez años tuvo que dejar el colegio porque asesinaron al suyo. Les quitaron todo lo que tenían. Y mi padre tuvo que salir a trabajar con esa edad. Yo me he educado con esa persona. Cuando hablo de esa memoria estoy hablando de mis emociones y de mí mismo. No estoy hablando de algo que ocurrió hace 80 años, no estoy viajando a la lejanía, estoy hablando de algo que siento ahora y que forma parte de mi identidad”.  

Olvido de la Guerra Civil y la dictadura en la enseñanza 

“Es una decisión política que no se haya estudiado durante muchos años lo que fue la dictadura en los centros de enseñanza. Tiene que ver con los acuerdos de la Transición. Las élites acordaron en el Parlamento esconder a las víctimas y a los verdugos. Porque si había víctimas la sociedad se tenía que preguntar quién las convirtió en víctimas. Y en esa decisión también se escondió la historia en los libros de texto. Hace seis años se anunció que por fin los libros de texto iban a llamar golpe de Estado a lo que ocurrió el 18 de julio de 1936. Cuando Esperanza Aguirre era ministra de Educación se hablaba de la dictadura franquista en el currículo escolar. Ella lo transformó en "la época de Franco" para que fuera más aséptico. A pesar de los cambios, estos contenidos siempre van al final del curso para que sepamos más de los Reyes Católicos que del presidente Manuel Azaña. El Estado tiene que poner esos contenidos en un lugar muy importante. Para saber de qué es capaz el fascismo, de qué puede ser capaz la extrema derecha, no necesitamos imaginar, necesitamos memoria e historia. Y eso puede estar en un aula”.

No son fosas, son personas 

 “He visto el mapa de las 6.000 fosas. Yo soy un poco crítico. Creo que la palabra fosa invisibiliza de alguna manera. Es como un objeto y esconde los sujetos que tiene dentro. Yo lo habría llamado de otra manera. Habría hablado del país de los 124.226 desaparecidos. Todo lo que sea informar y sacar a la luz estos crímenes y hacer accesible esa información a cualquier persona, a cualquier familiar que está buscando, me parece interesante, después de tantos años de silencio. Está lloviendo sobre un desierto de la memoria. Durante los primeros 25 años de nuestra democracia en el Parlamento nadie mencionó jamás a los desaparecidos de la dictadura franquista. Se estudió a los españoles desaparecidos en las dictaduras de Chile y Argentina. Se hicieron procesos como el que consiguió detener a Pinochet, pero jamás se ha sentado en un banquillo un responsable de las violaciones de derechos humanos de la dictadura. Hay impunidad judicial, social, pero también informativa. Todo lo que rompa esa impunidad informativa, como ese mapa que saca a la luz la información de cientos de lugares donde los fascistas del golpe de Estado de 1936 cometieron crímenes me parece muy importante. Cuanta más información haya y más fácil sea su acceso, mejor”.

Peticiones al gobierno sobre la memoria 

“Yo le pediría al Gobierno que creara un organismo que escuchara y atendiera a las familias ya que no existe todavía. Nosotros somos una asociación que hace exhumaciones, no tenemos ninguna financiación pública. A veces encontramos a esos desaparecidos, a veces no. Pero en ese proceso hay un acompañamiento que es fundamental. Mi abuela paterna murió en 1997, tres años antes de que yo localizarse la fosa de mi abuelo, fuera exhumado y se convirtiera en la primera víctima identificada genéticamente en España. Desde el año 2003 sus restos descansan con los de mi abuela, pero fue terrible para ella haber visto como se acercaba la muerte y pensar que los restos de su ser querido se iban a quedar con un tratamiento tan inhumano. La primera prioridad sería abrir esa institución que cuide y atienda a las familias. Y la otra más importante es la educación. Siempre he pensado que el mejor homenaje para personas como mi abuelo, que construyeron el primer periodo democrático de la historia de España, no está en un pedestal, está en un párrafo de un libro de texto. Y lo ideal sería que el gobierno derogase la ley de Amnistía del 1977 porque hablamos de crímenes que no prescriben”.

Alemania se enfrenta a su pasado

“Ningún país resuelve su pasado oscuro con alegría o facilidad. Muchas veces se habla de Alemania como ejemplo, pero después de los juicios de Nuremberg, que fueron impuestos por el ejército vencedor en la Segunda Guerra Mundial, estuvo muchos años sin hacer políticas de memoria. Con el movimiento estudiantil de mayo del 68 una generación en Alemania se gira hacia sus padres y les pregunta qué hicieron cuando ocurrió el Holocausto. Luego, en los 70, la serie de televisión del mismo nombre marcó una presión política brutal porque humanizó ante todo el mundo la tragedia y las vidas de personas que acabaron en los campos de concentración. Ahí es donde Alemania empieza realmente a hacer algunas políticas de memoria”. 

El mejor ejemplo, Argentina

“Argentina es el país que quizá ha llegado más lejos. Ha condenado a más de 1.500 militares, religiosos y civiles por su dictadura. Ha hecho decenas de juicios. Hizo en 1985 un proceso a los responsables de las Juntas militares que sería impensable en España. Y tiene, por ejemplo, un centro de la memoria en el centro de Buenos Aires. Hicieron una cosa muy interesante: lo llenaron de organismos de derechos humanos nacionales e internacionales para que un gobierno de derechas no tuviera la tentación de desmontarlo. Que tuviera que hacer la pelea de sacar de ahí a las Abuelas de Plaza de Mayo, a la UNESCO, a los hijos de los desaparecidos o al equipo argentino de Antropología Forense. Ni siquiera el presidente de la motosierra por ahora ha ido a la ESMA a sacarlos de ahí. Está falseando un poco la historia de los años 70, puede ser el primer paso, pero Milei no se atrevió a entrar en la Escuela de Mecánica de la Armada y expulsar a los movimientos de derechos humanos. Argentina, el 24 de marzo, que es el equivalente a nuestro 18 de julio, tuvo una movilización de miles de personas. Aquí hemos intentado varias veces señalar el 18 de julio para repetir cada año que no debe haber un golpe de Estado. Argentina en su cine, en su literatura, educativa, política y judicialmente ha avanzado mucho. Me parece un modelo interesante para imitar”. 

La memoria como vacuna contra la dictadura

“Hay un libro que se llama La Justicia en cascada de la politóloga norteamericana Kathryn Sikkink, que ha estudiado todos los países que han tenido una dictadura y luego han hecho juicios a ese régimen totalitario en democracia. Ninguno ha vuelto a la dictadura. Hay una especie de miedo de que si vas a un proceso judicial vas a volver a la dictadura, porque esas fuerzas van a tomar otra vez el poder democrático. No existe un caso, pero sí el miedo. Y en la sociedad española, yo que hablo con muchos familiares, hay miedo a pensar en juzgar a los responsables”.

El miedo como enemigo de la democracia 

“Todo lo que estamos viendo de la extrema derecha, todas las celebraciones del 20N u otros acontecimientos de las últimas semanas suponen una amenaza para la democracia. Yo no creo que esté en peligro, la democracia es una palabra muy grande. No sé si la escribiría con letras mayúsculas hasta que todos los desaparecidos de la dictadura estén donde sus familias quieran. Lo que hay es una amenaza para la calidad democrática. Conozco muchas familias represaliadas en la dictadura que, ante el ascenso de la extrema derecha, tienen miedo. Y el miedo es un gran enemigo de la democracia. Entre otras cosas, impide a ciudadanos y ciudadanas utilizar sus libertades como les dé la gana. Y eso hace regresar al silencio. Por suerte hay una amplia mayoría de la ciudadanía que está a favor de que vivamos en una democracia. No debemos dejar de vigilar, aunque ahora mismo no esté en peligro la democracia”.

La Unión Europea ante el auge de la derecha autoritarita

“Creo que la Unión Europea ha sido bastante responsable. Desde hace 35 años se ha dedicado de manera muy explícita a su actividad anticomunista. Después de la caída del muro de Berlín, está mirando constantemente hacia el este, hacia los países que eran de la esfera soviética. Me parece incomprensible que el único premio de derechos humanos del Parlamento Europeo —el Sájarov— en un Parlamento compuesto por 27 países, tenga el nombre de un disidente de la Unión Soviética. Como si en esos 27 países no hubiera habido gente luchando contra el fascismo o por derechos. Mientras miraba hacia el Este, a su espalda, en algunos de los 27 empezó a crecer un fascismo renovado, con otras herramientas, otros lenguajes, como el caso de Le Pen. Hoy en día ha muerto una cosa que era muy importante en los años 60 y 70: la diplomacia que presionaba a los países para mejorar sus democracias. Ahora, esa diplomacia se ocupa de asuntos fundamentalmente económicos. Y ahí es donde la política tiene que trabajar”.

Víctimas de diferentes categorías 

“He oído muchas declaraciones contra las exhumaciones y creo que las que me han parecido más miserables fueron las de Rafael Hernando cuando dijo que había gente que buscaba a sus padres por el dinero. Nunca ha habido una indemnización económica para familias como la mía, como sí lo ha habido a una familia de una víctima del terrorismo. Y creo que deberían tener el mismo derecho. Las declaraciones de Hernando se hicieron cuando una mujer estaba apareciendo en algunos medios de comunicación. Ascensión Mendieta, que había cumplido 88 años, voló a Argentina para pedir ayuda a su justicia para encontrar los restos de su padre. Me avergüenza vivir en un país donde se obliga a una persona de 88 años a recorrer miles de kilómetros para hacer algo que es natural”. 

Agravio comparativo

“Nosotros denunciamos las declaraciones de Rafael Hernando con la esperanza de que la pena que se le pusiera fuera venir con nosotros una semana a trabajar como voluntario en una exhumación, para que aprendiera de qué estaba hablando. Evidentemente no ocurrió. Si alguien hiciera unas declaraciones similares sobre una víctima del terrorismo, tendría consecuencias inmediatamente. Eso también nos explica el desamparo de las víctimas de la dictadura franquista”. 

Fallo sobre el fiscal general en un 20N  

“En un día como el 20 de noviembre, el Tribunal Supremo adelanta el fallo del juicio contra el fiscal general. Evidentemente no es un accidente, no es una casualidad, es una sincronización. Y además, informativamente, esa decisión hecha pública barrió del mapa buena parte de los actos y de las informaciones que estaban preparadas para ese día, para hablar de la dictadura, para hablar de sus víctimas, para recordar lo que no debe volver a ocurrir. Creo que demuestra una intencionalidad política porque el Poder Judicial sabe que a menudo tiene decisiones en la mano que, en cuanto sean anunciadas, van a barrer de la primera línea informativa lo que esté ahí. Quizá debería haber una norma temporal que fije un tiempo en el que esas resoluciones se deben hacer públicas para evitar este tipo de juegos".

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