El juez agradecido

El magistrado de la Audiencia Nacional Enrique López ha perpetrado un escrito en el que tiene “el honor de informar” que no piensa abstenerse como miembro del tribunal que juzgará el caso Gürtel pese a estar recusado por cuatro acusaciones populares y cuestionado además por la Fiscalía Anticorrupción. Sobre el rigor formal del juez López baste decir que el escrito original de 18 folios contenía, aparte de múltiples ironías y displicencias, más de cincuenta erratas y faltas de ortografía (“vallamos por partes”, anunciaba en la página 5). Adjudicado el despropósito un día después a “un error informático” (como hizo Ana Rosa Quintana con aquel famoso plagio), vayamos entonces al fondo del asunto.

- Admite López su parentesco con Miguel Hernán Manovel García, quien fuera directivo y mano derecha del empresario José Luis Ulibarri, imputado en el caso Gürtel. Le hace hasta gracia a López este motivo para dudar de su imparcialidad. Manovel está “felizmente casado con mi única hermana, lo cual lo convierte en mi cuñado”, escribe el juez. Y él mismo decide que ese parentesco “no genera ningún tipo de perjuicio, inclinación personal o predisposición hacia lo que es el objeto del presente proceso” por la sencilla razón de que Ulibarri está imputado en la pieza principal de la Gürtel, pero no en la que López se dispone a juzgar en calidad además de ponente. “Más allá de la persona de mi cuñado”, sostiene López que no tiene “relación alguna” con el empresario. ¿Dudas sobre la imparcialidad del juez? ¡Por favor!

- Admite López su relación con FAES, fundación financiada por el Partido Popular, que es parte de la causa que se juzga como presunto “partícipe a título lucrativo”. Reconoce haber cobrado de FAES desde el año 2003 “11.102.26 euros netos”, y aprovecha López para insinuar que si tuviera un precio, sería más alto. “Las cuantías recibidas mal pueden generar interés alguno en este Magistrado”, escribe. ¿Dudas sobre la imparcialidad por 11.000 euros? ¡Por favor, usted no sabe con quién está hablando!

- Admite López “naturales sentimientos de agradecimiento” hacia el Gobierno y hacia el PP por haber sido nombrado vocal del Consejo General del Poder Judicial y más tarde magistrado del Tribunal Constitucional (del que dimitió tras ser detenido conduciendo su moto borracho y sin casco). Recuerda López la obviedad de que su designación fue cosa del Senado y tuvo el apoyo de PP y PSOE, aunque olvida que la renovación del TC estuvo bloqueada durante años precisamente porque el PP se empeñó en proponer a López pese a que no contaba con los años suficientes en la carrera judicial para acceder al cargo. En cualquier caso López sostiene que ser “agradecido” con el PP no le afecta a la hora de juzgarlo como presunto responsable civil en el caso Gürtel. ¿Dudas sobre su imparcialidad? ¡Bobadas!

- Admite López que algunos de los acusados en la causa de la que será ponente si la Audiencia Nacional no le obliga a apartarse votaron precisamente esos nombramientos por los que está tan agradecido. De hecho va tan sobrado López que reprocha a la Fiscalía haberse olvidado de que también Ana Mato participó en el consejo de ministros que le aupó al TC. López presentó su escrito horas después de que infoLibre publicara ese dato sobre la exministra, imputada en la Gürtel como presunta partícipe a título lucrativo. Para que a nadie se le escape, López escribe en negrita: “que los acusados en este procedimiento y los partícipes a título lucrativo (Partido Popular y Ana Mato) puedan resultar condenados o absueltos me es absolutamente indiferente”. ¿Dudas sobre la imparcialidad? ¡Lo juro sobre el casco de la moto!

El sarcasmo que exhibe Enrique López, y que sólo abandona al final de su escrito para declararse víctima de “mofas e injurias”, no debe desviar la atención sobre la absoluta gravedad del asunto. El verdadero sarcasmo consiste en que cuatro acusaciones y la fiscalía tengan muy serias dudas sobre la imparcialidad del juez mientras Ricardo Galeote, uno de los 42 acusados que se sentarán en el banquillo, proclama en otro escrito la “imparcialidad” tanto de López como de la otra jueza recusada, Concepción Espejel (‘Concha’ para María Dolores de Cospedal ). El mundo al revés.

El artículo 24.2 de la Constitución establece el derecho a un juez imparcial como una garantía fundamental. La jurisprudencia del propio Tribunal Constitucional determina la necesidad de una exquisita apariencia de imparcialidad para que un proceso judicial se celebre con todas las garantías. El problema una vez más no está en las leyes sino en su aplicación. El Gobierno y el PP llevan dos semanas justificando su reforma urgente del TC en la repentina necesidad de parecernos a lo que se hace en Alemania y Austria. ¿Alguien puede imaginar que en Alemania o Austria el mayor caso de corrupción que afecte al partido en el poder pueda ser juzgado por un magistrado tan “agradecido” con el partido en el poder? Sería tanto como pensar que en EEUU aún puede llegar al Supremo un juez capaz de comparar el matrimonio homosexual con "la unión entre un hombre y un animal".   

El magistrado de la Audiencia Nacional Enrique López ha perpetrado un escrito en el que tiene “el honor de informar” que no piensa abstenerse como miembro del tribunal que juzgará el caso Gürtel pese a estar recusado por cuatro acusaciones populares y cuestionado además por la Fiscalía Anticorrupción. Sobre el rigor formal del juez López baste decir que el escrito original de 18 folios contenía, aparte de múltiples ironías y displicencias, más de cincuenta erratas y faltas de ortografía (“vallamos por partes”, anunciaba en la página 5). Adjudicado el despropósito un día después a “un error informático” (como hizo Ana Rosa Quintana con aquel famoso plagio), vayamos entonces al fondo del asunto.

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