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El final de 'Juego de troNóos'

Llega el final de la serie que nos ha tenido entretenidos desde 2010, Juego de troNóos. Llevamos en el cuerpo varias temporadas de un drama con los mejores ingredientes para una historia apasionante.

Casi todos hemos seguido el spin off de la versión española de The Crownspin offThe Crown, centrado en el personaje de la hija mediana del rey emérito. Si alguien se ha perdido algún capítulo, aquí encontrará un resumen del argumento y la presentación del elenco.

SINOPSIS:

En 2010, el marido de una infanta española, Iñaki Urdangarin, aparece envuelto en un escándalo de corrupción junto a su socio, Diego Torres. La investigación avanza hasta que ambos son imputados por el juez. La infanta Cristina, tras ser imputada, desimputada y vuelta a imputar, acabará por sentarse en el banquillo. Siete años después, llega el fallo judicial que despertará enormes contradicciones entre el paisanaje español.

REPARTO:

  La infanta

Cristina. Hija de reyes, hermana de rey y esposa de duque. Licenciada en Ciencias Políticas y máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Nueva York. Se benefició económicamente de los delitos cometidos por su marido. Sin embargo, según la sentencia judicial, a pesar de su preparación académica y profesional, Cristina “desconocía la existencia de ilícitos penales y no participó en su ejecución”.

El personaje no pierde en ningún momento de la serie la confianza ciega en el apuesto duque, ladrón de su corazón. Sí desaparece en ella la simpatía por el país que le dio todo desde niña. En uno de los momentos más dramáticos de la trama, durante el juicio, Cristina pronunciará en un pasillo una frase en modo Scarlett O’Hara: “Que ganas tengo de que acabe esto para no volver a pisar este país”.

  El duque

Iñaki. Cuñado de un rey y yerno de otro. Atractivo y espabilado. Al abandonar su vida deportiva, aprenderá a moverse en el terreno de los negocios que le va a dar más cancha que la de balonmano. Practicando a conciencia aquello de quien a buen árbol se arrima Iñaki, según la sentencia, “utilizó su proximidad a la Jefatura del Estado, para mover la voluntad de las autoridades y funcionarios públicos con el fin de que se plegaran a su contratación”.

Urdangarin se mueve en la escena de los contratos públicos con ritmo y agilidad. Convencido de que, como en La la land, hay que perseguir los sueños para que se cumplan, tirará de tesón y constancia para demostrarnos que quien algo quiere, algo nos cuesta... a nosotros. El amigo del duque

Diego. El creativo del dúo, el que tiene la idea, el diseñador de la trama para desviar fondos de dinero público a una entidad sin ánimo de lucro. Profesor en su vida legal, encuentra en Iñaki un alumno aplicado y un amigo fiel, hasta que la cosa se pone fea y el duque enmarronado, le echa la culpa de todo a él.

El despecho y la necesidad de quitarse la responsabilidad de encima provocará que, tras haber protagonizado la comedia “Dos socios muy socios”, Diego no dude en difundir a los cuatro vientos y al cuarto poder, los correos entre él y el duque em-palma-do. Son los momentos más picantes e hilarantes de la serie.

  La mujer del amigo del duque

Ana María. Mujer a la que definen como “inteligente” y “preparada”, también se lucró de los oscuros business de su marido sin saber de dónde procedía la pasta. El dinero ingresado en las cuentas de Aizoon y en las entidades del entramado Nóos, se sumó al patrimonio de Tejeiro a través de sus cuentas corrientes, pero ella tampoco sabía de los ilícitos penales de su marido. Coprotagonista en esta historia de amores ciegos, Ana María es condenada a una multa superior a la de la esposa del duque.

  El juez instructor

Pepe. Magistrado, andaluz y motero. Castro llevó a cabo una instrucción llena de desencuentros con el fiscal Horrach. En el final de la serie, Pepe se muestra decepcionado y pronuncia unas palabras duras contra la sentencia: "Deja un montón de incógnitas, pero deja claro que da por bueno que la infanta Cristina era una mujer florero".

El fiscal

Pedro. Tiene fama de hombre tenaz y duro. Quizás sea por esa dureza de “Roca” que a lo largo de la serie, el rol de Horrach se haya confundido, en ciertos momentos, con el del abogado defensor de Cristina.

Conocida la sentencia, Pedro afirma que “a la infanta se le sentó en el banquillo por ser quien es”. Pedro, que negó más de tres veces que Cristina tuviera que ser procesada, se queja de que nadie le creyera entonces y que cuatro años después, la sentencia le haya dado la razón.

Tras la instrucción del caso, Pedro decidió abandonar la Fiscalía Anticorrupción para ejercer la abogacía en Palma de Mallorca y dedicarse a lo que le pide el cuerpo, defender...

Estos son los principales protagonistas de Juego de TroNóos. El final, como suele ocurrir, ha encantado a algunos y ha indignado a otros.

Dicen que todo español lleva un juez, un entrenador y un director de cine dentro. Cierto. En cuestiones de justicia, corresponde acatar y respetar, ahora bien, eso no implica que uno renuncie a su criterio. Las sentencias las deciden seres humanos que “interpretan” la ley y que también se equivocan, oiga, se han dado casos...

Tan criticable es aquello de opinar sin haber leído la sentencia o de tirarla por tierra sin conocer los detalles,  como la idea de que lo que digan los jueces es infalible y punto. No. Las sentencias son tan respetables y tan acatables como opinables.

El musical 'La La Black'

Como guionista, creo que los finales de las series son probablemente los tramos dramáticos más difícil de crear. Hay quien lo resuelve con un sueño de Resines o como en Perdidos... No son pocos los que opinan que en esta serie, el muerto, desde el inicio, sería Montesquieu, un muerto más recurrente que el Kenny de Southpark. Juzguen ustedes.

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NOTA DE LA AUTORA: Este artículo ha sido editado para corregir un error en la descripción profesional de la infanta: su formación universitaria no es en ciencias económicas sino en ciencias políticas.

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