Torrejón, un modelo mortal Pilar Velasco
El otro día presenté mi última novela en la localidad en la que resido y una mujer mayor me saludó con mucha efusividad antes de comenzar. Charlé con ella con cercanía porque me sonaba su cara pero no la reconocí a la primera. Supongo que eso se debe a que la última vez que hablamos, no sé si largo y tendido aunque sí un buen rato, ella tenía el pelo negro, era bastante más alta que yo y nuestra relación, luego lo supe, era muy diferente a la actual. Después de unos minutos, caí en la cuenta de que la persona que tenía delante era Marce, mi profe de 3º a 5º. No era la primera vez que me la encontraba puesto que sigo viviendo en el mismo municipio en el que cursé la EGB (sí, soy de esa generación); sin embargo, hacía bastantes años que no la veía y me emocionó que decidiera venir a apoyar cuando se enteró del acto leyendo la prensa local.
Después, ya en el acto en cuestión, me entrevistó Camino, excompañera del instituto que, a día de hoy, es técnica de cultura y muchas más cosas, ya que siempre fue súper estudiosa. A ella sí que la he ido viendo algo más, pero eso no implica que me olvide de la adolescente aplicada e implicada en luchas sociales que fue.
Este cruce de pasado y presente, cual Regreso al futuro, me encantó porque tras un paréntesis grande y a pesar de habernos perdido muchos episodios de nuestras vidas –es más, incluso si hemos cambiado un montón y nos parecemos poco a quienes fuimos–, hay un cariño heredado que habita en un tiempo encapsulado.
Total, que empezó el acto y, un sábado a las once, la media de edad era bastante alta. Estaban ahí las vecinas y amistades de mis padres, que me conocen casi desde que empecé a escribir, algunas amigas mías; también Andrés, el señor que contribuyó a crear la Casa de Extremadura en esta periferia a la que la gente de esa comunidad vino y que sumó y se unió con quienes ya eran y estaban aquí para luchar y conseguir derechos. Y, por supuesto, entre todas esas personas se sentó Marce. No se situó en primera fila, pero sí lo suficientemente cerca como para que yo me cruzara, de tanto en tanto, con sus ojos e insuflarme fuerza. Igual que cuando iba al cole.
Marce, mi profe, a la que por aquel entonces llamábamos “seño”, rompió la cuarta pared y miró más allá del escenario que compartimos
Lo que vi en su rostro, no obstante, no solo fue ánimo o confianza, sino un orgullo grande. El que provoca, supongo, saber que ella es, en parte, responsable de que un montón de generaciones de Alcorcón lean, sumen, dibujen o escriban, aunque al decírselo delante de todo el mundo, ella lo negara.
Marce, mi profe, a la que por aquel entonces llamábamos “seño”, rompió la cuarta pared y miró más allá del escenario que compartimos, las aulas, y de la época en la que nos cruzamos, finales de los 80 y principios de los 90. Y fue bonito. Se acordaba de mi madre, que también andaba por ahí, cual ídem de la Pantoja, acompañándome en mis andanzas, y charlaron tanto que al día siguiente fue a casa a visitar a mi padre, otro maestro, que anda con achaques de los fuertes, y a dejar el ejemplar del libro que se compró para que yo se lo dedicara.
Esta anécdota me sirve para explicar el vínculo precioso que puede darse entre la escuela pública y el profesorado consciente que trabaja ahí y las personas que habitan los vecindarios en los que esta se sitúa. Antes y ahora. Entre quienes buscan tender puentes más allá de las aulas, entender realidades, cerrar brechas, paliar las emergencias que, en ciertos hogares, en lugar de excepción son regla o, “simplemente”, formar, sí; educar, también, y cuidar desde su lugar. Y parece ser que, para eso, da igual que pasen los años.
Lo más...
Lo más...
LeídoPeramato reconoce ante el Congreso a García Ortiz y se compromete a sanar "la herida" de la Fiscalía
Manuel AltozanoIsrael participará en Eurovisión y varios países, entre ellos España, anuncian que no acudirán
infoLibreYolanda Díaz avisa en plena cumbre con Marruecos de que "no habrá cesión de tierra saharaui"
infoLibreTu cita diaria con el periodismo que importa. Un avance exclusivo de las informaciones y opiniones que marcarán la agenda del día, seleccionado por la dirección de infoLibre.
Quiero recibirlaDoña María Moliner: 'Hasta que empieza a brillar'
Ana María Shua y su 'Cuerpo roto'
Cartas de Maruja Mallo
¡Hola, !
Gracias por sumarte. Ahora formas parte de la comunidad de infoLibre que hace posible un periodismo de investigación riguroso y honesto.
En tu perfil puedes elegir qué boletines recibir, modificar tus datos personales y tu cuota.