Los 'inerciólogos'

Déjenme que les copie sendos párrafos de los dos informes que estos últimos días se han publicado sobre el apagón del pasado 28 de abril.

"El incidente NO se ha producido por un problema de inercia en el sistema (…). La existencia de mayor inercia lo que habría causado es que la caída de frecuencia fuese ligeramente más lenta pero debido a la masiva pérdida de generación por tensión el sistema no habría sido recuperable".

"Es altamente probable que, en un escenario de mayor inercia y por tanto una ralentización de la caída de frecuencia, la “ola de sobretensión” hubiera provocado el “efecto cascada” en todo caso, haciendo caer una parte significativa de la generación".

La primera frase es del informe de Red Eléctrica Española (REE) y la segunda, del comité gubernamental para el análisis del apagón. Ambos, como ven, son contundentes respecto a la causa del apagón del 28 de abril: no fue la falta de inercia, sino un problema de sobretensiones, donde la existencia de mayor inercia en el sistema no habría conseguido evitar lo que sucedió.

Esto ya se intuía claramente desde pocos días después del apagón conforme se iban conociendo los distintos eventos en cascada y algunos datos sobre la inercia con la que operaba el sistema, que se ofrecieron para rebatir informes torpes o interesados que pretendían apuntar en esa dirección. No obstante, el relato se ha mantenido durante casi dos meses; es más, todavía salen determinados profesionales que insisten en esta idea, ignorando o despreciando los informes oficiales.

Existe mucho cachondeo popular con la figura del “todólogo”, aquel que pretende saber y opinar de todo, y tan pronto ejerce de especialista en epidemiología como en política internacional, sabe mejor que nadie a qué jugadores debería alinear la selección española o nos desgrana los misterios de la guerra comercial o las causas de la burbuja inmobiliaria. Estas últimas semanas también hicieron un máster acelerado de unos pocos minutos sobre gestión de sistemas eléctricos y se convirtieron en expertos. Nacieron los inerciólogos.

Pero también ha habido mucho inerciólogo entre los profesionales del sector de la energía. Les voy a contar un secreto: la inmensa mayoría de los profesionales del sector energético tenemos entre poca y ninguna idea sobre gestión de sistemas eléctricos. Incluso los ingenieros eléctricos, si no ejercen en trabajos relacionados con la gestión de redes, tienen un conocimiento parcial sobre el funcionamiento de las redes actuales. Quienes mejor lo conocen, que son quienes trabajan diariamente en la red española, no han opinado por razones obvias. Eso sí, no han faltado profesionales con un conocimiento escaso o parcial, pero con altas dosis de arrogancia y de prejuicios, diciéndonos que el problema fue la inercia, el exceso de renovables y que eso “lo sabía todo el sector”. Entre tanto, iban compartiendo noticias falsas, filtraciones de parte y estudios sin un mínimo de rigor técnico, lo que nos ofrecía indicios de la poca confiabilidad de sus aseveraciones. Como ven, también ha habido inerciólogos con cartelito de experto. 

Como ya estaban indicando hace semanas otros profesionales que quizá hablaron menos, pero deberían haber hablado más, un apagón de estas características debía deberse con casi toda probabilidad a una cadena de eventos, fallos o problemas, no a una única causa. Los sistemas eléctricos europeos están diseñados para poder contener cualquier fallo por grave que sea, incluso para responder en la mayoría de los casos a dos graves eventualidades; por tanto, lo que había pasado debía responder a una situación multifactorial. Y así ha sido. Una cadena de situaciones entre las que destacan oscilaciones, deficiente control de tensión por parte de muchas centrales convencionales y desconexiones fuera de rango de tensiones fue lo que provocó ese “efecto cascada” que no se pudo contener. 

Como el problema fue de tensiones, lo primero que se ha hecho es actualizar los procedimientos de operación para que, entre otras cosas, las energías solar y eólica puedan participar en el control dinámico de tensión, algo que por ahora estaba reservado a las convencionales. Esto no solo dotará de mayor seguridad al sistema eléctrico, sino que probablemente bajará la factura eléctrica al reducir el coste de las restricciones técnicas por abrirse a mayor competencia. Es bueno para el sistema y permitirá además integrar más renovables, que como ven no solo no han sido el problema, sino que van a ser parte de la solución. 

Quienes aseguraron que era un problema de inercia derivado de la excesiva penetración de renovables en el sistema eléctrico no dijeron la verdad. Y ya verán: no rectificarán, porque sus afirmaciones respondían a una agenda o a una obsesión

Vivimos en una época de suspicacias y la gente tiende a desconfiar de todo. Muchos de quienes tienen agendas con intereses económicos, políticos o personales, sabiendo esto, han estado trabajando durante semanas para sembrar la duda preventiva sobre el informe del apagón por si no decía lo que ellos querían que dijese. Otros, más sutiles, están focalizando exclusiva o principalmente en uno de los eslabones de la cadena de acontecimientos que llevaron al apagón, que es el que más les conviene. Esto era absolutamente previsible, y más conociendo la batalla descarnada que se está librando entre algunas compañías y que está contaminando masivamente la opinión publicada.

Este tema no va a acabar aquí, vamos a estar meses y quizá años hablando de esto. Pero quédense con una idea: Quienes aseguraron que era un problema de inercia derivado de la excesiva penetración de renovables en el sistema eléctrico no dijeron la verdad. Y ya verán: no rectificarán, porque sus afirmaciones no respondían a un error, respondían a una agenda o a una obsesión. 

La inercia verdaderamente preocupante en el mundo de la energía no es la inercia del sistema eléctrico, la inercia preocupante es la de tantos profesionales y agentes que no quieren cambiar, que no quieren abandonar las tecnologías antiguas, que no quieren perder sus posiciones de dominio, sus nichos de mercado y que quieren mantener el statu quo y el business as usual. La inercia preocupante es la del bunker energético, la de aquellos que no quieren que nada cambie y que, si pudiesen, nos devolverían al mix eléctrico del siglo pasado. Y esta inercia, lamentablemente, no se arregla con grid-forming ni con compensadores síncronos, sino que requiere de políticas energéticas valientes que no duden en el camino de un sistema energético 100% renovable.

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Pedro Fresco es director de la asociación de empresas de energías renovables y otras tecnologías limpias de la Comunitat Valenciana (AVAESEN) y ex director general de transición ecológica de la Generalitat Valenciana.

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