Exterminio israelí: ¿por qué se ha movido el PP? Pilar Velasco

En España se conocía como “el Búnker” a aquellos miembros del tardofranquismo que eran inmovilistas y que se oponían totalmente a introducir ningún cambio en el régimen franquista. Se enfrentaron tanto a los aperturistas dentro del régimen como a la oposición democrática, pero, afortunadamente, acabaron barridos por la historia.
En España, desde hace muchos años, también existe otro Búnker y está en el mundo de la energía y la política energética. Son profesionales generalmente mayores, muchos trabajadores de las empresas energéticas tradicionales o de empresas que les prestan servicios, también miembros de la administración y de la política, que desde hace muchos años han defendido una visión ultraconservadora respecto al sistema energético y la política energética. En cierta manera, son profesionales con una visión propia del siglo XX, que es cuando aprendieron, y que son absolutamente incapaces de cambiar su visión.
El Búnker energético siempre ha estado ahí. Eran los que se burlaban de las energías renovables y, cuando estas comenzaron a desarrollarse, echaban pestes de ellas y de las políticas de apoyo a las mismas. Son esos a quienes no les gustaba la entrada de nuevos actores en el sector energético, aquellos que aplaudieron el impuesto al sol o los que querían mantener las centrales de carbón. Su aparición más reciente fue durante la vigencia de la excepción ibérica, que criticaron duramente y aseguraron que suponía un incremento de la factura para los consumidores españoles, cuando era evidente que era lo contrario, como ya está más que demostrado.
El Búnker energético siempre ha estado allí, pero es como el Guadiana, aparece y desaparece. O más bien se esconde. Desde hace unos años, básicamente desde que las compañías en o para las que trabajan decidieron sumarse al desarrollo de las energías renovables o la movilidad eléctrica, estaban bastante callados, más allá de la excepción ibérica comentada. Hacían alguna incursión contra el coste de emisiones al CO2 o algo por el estilo, pero poca cosa. La historia parecía haberles superado, incluso aquellas casas donde habían hecho carrera se habían rendido a la transición energética. Malos tiempos para ellos.
Pero el Búnker energético siempre ha estado ahí y aparece cuando las circunstancias le son propicias. El apagón del pasado 28 de abril les ha hecho renacer y han vuelto a aparecer como setas. La posibilidad de embestir contra las energías renovables les ha hecho salir de la guarida y han comenzado su ataque contra esas energías, según ellos, tan inestables y peligrosas para el sistema, que además provocan precios demasiado bajos, proponiendo una vuelta al pasado como la generación térmica y termonuclear de toda la vida de dios, con sus máquinas rodantes y sus lecciones aprendidas en papel milimetrado.
A veces pensamos que la transición energética es imparable, que las energías renovables le han ganado el pulso a la historia y que lo viejo está muriendo. Pero lo viejo se resiste a morir
El Búnker juega a despistar con medias verdades, que es la peor de las mentiras. Dicen que España se ha pasado al integrar renovables y que un sistema con demasiada renovable es inestable. Lo primero es falso y lo segundo, teniendo base técnica, es una media verdad, ya que siempre hay estrategias para integrar más renovables con seguridad como se demuestra en innumerables países del mundo con generaciones horarias renovables mayores que España. El Búnker dice que necesitamos generación tradicional para tener inercia y no es cierto: las baterías pueden proveer de inercia sintética al sistema y, por tanto, cuando las instalemos podremos progresivamente prescindir de los grupos térmicos. El Búnker echa la culpa del apagón a las energías renovables, que son sus archienemigas, sin pruebas, jugando al ilusionismo y vendiendo que las condiciones del 28 de octubre a las 12:30 eran una bomba de relojería cuando no hay evidencia alguna de eso: eran las mismas condiciones, incluso había menos renovable, que en otras muchísimas ocasiones durante los últimos años.
Al igual que el Búnker del franquismo tenía un aliado inesperado en aquellos grupos terroristas que desestabilizaban la joven democracia y cuyas acciones aumentaban el riesgo de un golpe militar, el Búnker energético también tiene un aliado inesperado: son aquellos que desde el colapsismo y las pulsiones anticapitalistas más infantiles odian las renovables y la transición energética porque supone la mayor amenaza a su credo. Las explicaciones mesiánicas de que hay mucha renovable y que ellos ya sabían que no era posible que se están prodigando en televisiones y medios desde el sector colapsista, debe sonar como música celestial en los oídos del búnker energético. En la historia siempre ha habido tontos útiles y nuestra época no es una excepción.
A veces pensamos que la transición energética es imparable, que las energías renovables le han ganado el pulso a la historia y que lo viejo está muriendo. Pero lo viejo se resiste a morir. Morirá matando, confundiendo, liando, provocando miedo y desasosiego, y diciendo que todo lo nuevo es imposible. Cuando aparece la duda, la confusión o la incertidumbre, aparece para intentar envenenar los debates e intentar ganar las batallas que tenían perdidas.
España necesita la transición energética para ser competitiva y estratégicamente independiente, el mundo necesita la transición energética para no deslizarse por la senda de un cambio climático catastrófico. No hay ninguna razón ni justificación para no perseverar por este camino, para no acelerar como necesitamos. Cualquiera que sea la lección de este apagón tendrá una respuesta en las nuevas tecnologías limpias y en su adaptación regulatoria, porque las tecnologías limpias pueden garantizar un sistema eléctrico tan estable y seguro como las antiguas tecnológicas térmicas, si no más. La electrónica de potencia puede hacer cualquiera de las cosas que hacen las viejas tecnologías.
Vivimos en una época descreída donde hay pulsiones muy fuertes para volver al pasado. Si no lo combatimos, si nos dejamos engatusar, volveremos a un pasado que es bastante peor de lo que sus adalides predican. También a nivel energético.
______________________
Pedro Fresco es exdirector general de Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana.
Lo más...
Lo más...
LeídoNetanyahu insiste en que Israel implementará el "plan Trump" después de expulsar a Hamás
Carmen AlonsoNetanyahu reconoce que permitió financiar a Hamás desde Catar para dividir a la causa palestina
infoLibreSánchez, a Feijóo: "El mundo se moviliza por la barbarie en Gaza y usted hace chistes de Franco"
Antonio Ruiz ValdiviaPalestine Youth Club, la revolución feminista del baloncesto en el campo de refugiados de Shatila
La verdad de las ficciones
Arquitectura efímera
¡Hola, !
Gracias por sumarte. Ahora formas parte de la comunidad de infoLibre que hace posible un periodismo de investigación riguroso y honesto.
En tu perfil puedes elegir qué boletines recibir, modificar tus datos personales y tu cuota.