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¿Qué fue del Plan Industrial de Madrid?

Paloma López Bermejo

El 21 de enero de 2020, menos de dos meses antes de la pandemia de COVID-19, el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobaba, con meses de retraso, el Plan Industrial 2019-2025. Se trataba de un documento acordado con los agentes sociales un año antes, con una dotación de 585 millones de euros. Aunque ya entonces consideramos la inversión absolutamente insuficiente, CCOO confiaba en las posibilidades de este acuerdo para, al menos, poner freno al declive de nuestro tejido productivo y sentar las bases para el despegue de una actividad industrial que está siendo vampirizada por el capitalismo financiero y la especulación urbanística e inmobiliaria.

El modelo ultraliberal de PP y Vox sigue reduciendo la industria a su mínima expresión y devaluando el trabajo que genera. Para ellos, la riqueza reside en el movimiento incesante de dinero a modo de casino

En ese momento, el peso del sector industrial en el PIB madrileño apenas superaba el 9%, bastante por debajo de la media española (16%) y a una distancia abismal de Cataluña (17%) y del País Vasco (22%), así como de los objetivos marcados por la Unión Europea (20%). El peso de la industria manufacturera, que concentra el núcleo de las actividades industriales, era tan sólo del 5,5% en Madrid, frente al 11% de la media española.

La pandemia puso de manifiesto que solo aquellos países con industria propia pudieron hacer frente de forma rápida y efectiva a la crisis sanitaria. Del mismo modo, la economía de las regiones con un sector industrial fuerte, competitivo y sostenible ha resistido mejor a los graves problemas de suministros que siguen afectando la economía global.

Sin embargo, el modelo ultraliberal de PP y Vox sigue reduciendo la industria a su mínima expresión y devaluando el trabajo que genera. Para ellos, la riqueza reside en el movimiento incesante de dinero a modo de casino, donde solo unos pocos ganan muchísimo y la actividad productiva desaparece de buena parte del territorio de la Comunidad de Madrid.

No es cierto que el Gobierno regional apueste por la industria, como presume. Se anuncian compromisos que no se reflejan en actuaciones. Las recomendaciones de la Comisión de Estudio para la recuperación e impulso de la actividad económica y social de la Comunidad de Madrid, 52 páginas con 214 medidas entre las que se encontraba el refuerzo al Plan Industrial, se han quedado una vez más en fotos y papel. Tampoco la declaración conjunta del Consejo Director del Plan Industrial se ha plasmado en compromisos reales. 

Estamos ya en la mitad del cuarto año del Plan Industrial de la Comunidad de Madrid y el Ejecutivo regional sigue sin desarrollar las principales partidas presupuestarias comprometidas, ya de por sí escasas, especialmente las más vinculadas a la generación de mayor valor añadido, la innovación y la formación en el sector industrial, retos evidentes a los que nos enfrentamos en el desarrollo de la industria 4.0 y la transición verde y digital de la economía. La baja ejecución presupuestaria se disimula reciclando otras líneas de subvenciones hacia el Plan Industrial, en lugar de desarrollar las actuaciones comprometidas desde la Comunidad de Madrid.

Lamentamos, asimismo, la falta de interlocución con los agentes sociales, a pesar de nuestras propuestas. Sin ir más lejos, a principios de 2020, CCOO presentó a la Dirección General de Industria un estudio sobre el impacto socio-laboral de la digitalización de la industria madrileña en cada uno de sus sectores. El pasado marzo presentamos un estudio actualizado sobre la situación del tejido industrial madrileño y hemos ofrecido a la Comunidad de Madrid los estudios por comarcas que CCOO tiene realizados: todo con el fin de adecuar la respuesta del Plan Industrial a los retos emergentes, tanto en términos sociolaborales como de reequilibrio territorial. Pero todas nuestras aportaciones caen en saco roto. 

El Gobierno de la Comunidad de Madrid prefiere anunciar medidas anecdóticas, como entregar un premio al empresario que más empleo cree en un pueblo de la sierra madrileña, plantar cuatro árboles en los polígonos industriales o destinar partidas del programa de localización industrial en municipios rurales a empresas que se dedican a tunear coches de lujo y ponerles alerones. Parecen noticias sacadas del No-Do. Evidentemente, éste no es el modo de atraer industrias de valor añadido a las zonas más desindustrializadas de Madrid.

Al mismo tiempo, se dejan escapar, por absoluta inacción, proyectos como el del camión eléctrico y de hidrógeno de Iveco, que ahora se desarrollará en Alemania, y no se hace nada para evitar que Schneider Electric, compañía líder mundial en la transformación digital de la gestión y automatización de la energía, se lleve a otro país la producción de su producto estrella de la planta de Griñón, un auténtico descalabro para la industria y el empleo en Madrid. 

Nos consta, asimismo, que el Gobierno Regional no ha realizado propuestas para vehicular los Fondos Europeos hacia la industria madrileña, excusándose en la falta de concreción del Gobierno central. Sin embargo, otras comunidades autónomas sí han elaborado propuestas coordinadas con los agentes sociales. 

Con estos mimbres no es de extrañar que el porcentaje de la actividad industrial en la Comunidad de Madrid siga en declive. El Plan Industrial de Madrid puede ser una herramienta real de impulso a la actividad industrial y su reequilibro efectivo y de otra magnitud, pero eso implica que se ejecute realmente, que se gaste efectivamente en lo comprometido y se usen instrumentos con impacto real, declaraciones de zonas de urgente industrialización etc.

Por señalar algo positivo, CCOO ha conseguido que se ponga fecha con carácter trimestral a los grupos de trabajo del Plan Industrial, después de casi tres años abandonados. El primer grupo de trabajo se reunirá la semana del 11 al 15 del próximo mes de julio. 

Desde CCOO vamos a seguir fiscalizando la actividad del Plan y a obligar al cumplimiento de los principios acordados en el mismo. Lo haremos de forma respetuosa con lo firmado, pero sin rebajar nuestras exigencias, que no son otras que el cumplimiento de lo acordado entre el Gobierno regional y los agentes sociales. 

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Paloma López Bermejo es secretaria General de CCOO de Madrid

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